Normalmente, la infección de una muela suele provocar un dolor persistente, agudo, muy molesto e intenso que, a veces, va acompañado de un absceso, por lo que es fácil determinar que se trata de una infección. Sin embargo, hay otros casos en los que no es tan obvio. 

La infección de la muela se produce cuando las bacterias entran en la pulpa dental (la parte más interna del diente) y, desde ahí, llegan hasta la raíz, provocando su infección. Las bacterias también pueden entrar a través de la encía. 

En muchos casos, esto sucede a causa de una mala higiene bucal. Si no eliminamos los restos de alimentos que a veces se quedan entre los dientes y las encías, éstos empiezan a degradarse debido a la acción de las bacterias orales y pueden provocar una infección. En el caso de los pacientes que padecen periodontitis, se formanlas denominadas bolsas periodontales en las encías, que acumulan sarro y bacterias y también pueden acarrear problemas posteriores.

La infección puede llegar también de una caries no tratada o un diente roto o astillado, ya que las bacterias pueden acceder a través de esos orificios. 

En cuanto a los síntomas que acompañan a la infección, podemos notar malestar general, fiebre, dolor en zonas asociadas a la muela, inflamación e, incluso, dolor en garganta, oído y zonas de la cara. Los ganglios linfáticos de la zona del cuello también pueden inflamarse, una respuesta normal ya que forman parte importante de nuestro sistema inmunitario. Además, podemos sentir un sabor amargo en la boca, padecer sensibilidad, sangrado de encías y/o molestias al masticar. 

Para evitar estas infecciones, hay que seguir una correcta y diaria higiene oral, hay que controlar el consumo excesivo de azúcares y es importante mantenerse correctamente hidratados para que la producción de saliva sea la adecuada. 

Si aparece la infección, es importante tratarla lo antes posible, no sólo para eliminar el dolor punzante y molesto sino para evitar que se pueda propagar a otras zonas. El tratamiento irá en función del tipo de infección que tengamos y será nuestro dentista quien determine el tipo de medicamentos que nos pueden ayudar en el proceso. 

Los pacientes diabéticos o inmunodeprimidos tienen un mayor riesgo de padecer infecciones, por lo tanto, es especialmente importante para ell@s acudir a revisiones periódicas en el dentista. 

El objetivo de los tratamientos es conservar la muela afectada, siempre que sea posible. Si, finalmente, es necesaria la extracción, lo aconsejable es sustituir la pieza en un plazo no superior a un año ya que los dientes adyacentes pueden comenzar a desplazarse y tienden a ocupar el espacio existente. 

ALAIA, excelencia clínica en beneficio del paciente.

El chicle, en sus diferentes formas, existe desde la antigüedad. Ya en la Grecia antigua se masticaba la savia del lentisco, llamada “mastiche”. Los antiguos Mayas consumían una savia llamada “tsiclte”. En la época de la colonización se heredó el hábito de los americanos nativos de Nueva Inglaterra, que mascaban savia de abeto. Hoy en día, la base para producir este producto es una mezcla de materiales sintéticos: elastómeros, resinas y ceras. 

Según expertos en Odontología, masticar chicle puede tener importantes beneficios para la salud oral, siempre y cuando se trate de productos sin azúcar. La acción de masticar un chicle genera la producción de saliva, que tiene propiedades antivirales y antibacterianas. Esta saliva ayuda a subir el pH oral, lo que neutraliza los ácidos de la placa y dificulta la desmineralización dental. En particular, los chicles con xilitol pueden ser especialmente eficaces para prevenir la caries. 

El chicle estimula las glándulas salivales para producir más saliva, lo que mejora la descomposición de los alimentos y limpia la boca. Al masticar un chicle, la tasa de saliva en la boca es diez veces superior a la normal. Por lo tanto, se puede aliviar temporalmente la sequedad bucal y también puede ayudar a combatir la halitosis (mal aliento), así como reforzar la musculatura mandibular. Hay que recordar que la saliva es rica en calcio y flúor.

Otra de las consideraciones a tener en cuenta es que masticar chicle puede ayudarnos a controlar la presión del oído cuando volamos o subimos a cierta altura, al relajar la articulación temporomandibular (la conexión entre el hueso temporal y la mandíbula).

Pero, aunque la goma de mascar tiene algunos beneficios para la salud bucodental, también puede tener ciertos inconvenientes. Los chicles azucarados, por ejemplo, “dan vida” a las bacterias orales y provocan caries.

El consumo de chicle debe evitarse en personas que llevan aparatos de ortodoncia (ya que puede despegar los brackets), también en caso de padecer bruxismo y en aquellas personas que padecen problemas en su articulación temporomandibular. Tampoco son aconsejables tras la realización de determinados tratamientos dentales, como empastes o cementado de prótesis fija, aconsejándose dejar transcurrir 24 horas para consumirlos. 

No se recomienda masticar chicle más de 20-30 minutos al día, ni superar los 60 gramos de xilitol en adultos. Y es que masticar este producto en exceso puede provocar irritación digestiva e incluso diarreas, así como desgaste dentario y sobrecarga en la articulación temporomandibular. 

En conclusión, en su justa medida, el consumo de chicle no debería suponer ningún problema. Sí puede serlo si se consume en exceso o si te encuentras en una situación especial, como tener una infección o llevar ortodoncia. También hay que tener en cuenta que, aunque la goma de mascar no sustituye al cepillado ni al uso de seda dental, su consumo es un complemento útil a la rutina de cuidado bucal.

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El mercado ofrece un sinfín de dentífricos, con distintas características, orientados a los más pequeñ@s de la casa. Desde ALAIA, recomendamos que se utilicen pastas dentales específicas que se adapten a sus necesidades. 

Sus dentífricos están pensados especialmente para ell@s, por lo que es muy importante que el sabor les resulte agradable. Normalmente, suelen rechazar los sabores fuertes o mentolados y toleran mejor los sabores suaves, como la fresa.

Es imprescindible también tener en cuenta su contenido en flúor, ya que es eficaz para prevenir la aparición de caries. Eso sí, los niñ@snecesitan dosis más bajas que los adultos, debido a su menor peso y desarrollo. Además, es muy común que lleguen a ingerir algo de pasta de forma que, si tragan demasiado flúor durante la etapa de formación de los dientes, éste puede dañar el esmalte dental y que aparezcan manchas marrones. Esta anomalía se conoce como “fluorosis”. 

Según la Sociedad Española de Odontopediatría, entre los 0 y los 3 años, hay que utilizar una cantidad mínima de pasta de dientes, una medida similar a un raspado sobre el cepillo o un grano de arroz. En los bebés incluso se puede limpiar frotando suavemente con una pequeña gasa. Entre los 3 y los 5 años, que es cuando comienzan a caerse los primeros dientes de leche, aumenta la cantidad de dentífrico, que debe ser del tamaño de un guisante. Por último, cuando se alcanzan los 5 años, la cantidad debe ocupar la anchura del cepillo, aproximadamente. Es una etapa importante ya que los dientes permanentes comienzan a salir y es fundamental una buena higiene para su correcto desarrollo. 

Es esencial que los padres inculquen a sus hij@s el hábito de cepillarse los dientes desde que son pequeños, ya que tener una correcta higiene bucodental es imprescindible para tener una mejor calidad de vida.

Si necesitas más información o quieres que nuestros profesionales te aconsejen sobre la pasta infantil más adecuada, puedes concertar cita previa. Además, ya sabes que somos un Centro Odontológico adscrito al programa PADI del Gobierno Vasco. Inculca a tus hij@s la cultura de la salud oral. 

La experiencia del cepillado debe ser siempre positiva, ya que esto les ayudará a mantener el hábito.

Los terceros molares, también llamados muelas del juicio, deben considerarse unas muelas más. Lo habitual es tener las cuatro (dos arriba y dos abajo), sin embargo, al 25 por ciento de la población le falta, al menos, una de esas muelas (no se forma) y el 10 por ciento carece totalmente de ellas. 

Según el Consejo General de Dentistas, esto es debido a que nuestra dieta es cada vez más blanda, lo que ha hecho que no sean necesarias ni una mandíbula tan grande ni tantas piezas dentales.

La boca pasa por varias etapas de la erupción de los dientes. Los permanentes terminan de erupcionar alrededor de los 12 años, con la excepción de los terceros molares, que suelen salir entre los 17 y los 22 años, razón por la cual se les llama muelas del juicio, porque aparecen a una edad de madurez.

El Consejo de Dentistas insiste en que la afirmación de que las muelas del juicio no sirven para nada es absolutamente errónea y carece de todo fundamento científico. Deben considerarse unas muelas más, ya que cumplen la misma finalidad que el resto de los dientes: triturar, masticar y facilitar la digestión de los alimentos. 

En algunas ocasiones, la posición de los terceros molares o la falta de espacio, originan una serie de problemas:

-Pericoronaritis: inflamación alrededor de la corona de la muela del juicio. Suele ser la complicación más frecuente.

-Apiñamiento: el empuje inadecuado de la muela del juicio al intentar salir puede originar que los dientes incisivos sufran un apiñamiento.

-Quiste: esta posible formación de quistes puede conllevar una intervención quirúrgica. 

-Daño al diente contiguo: al generarle caries o reabsorber su raíz. 

Si cuando están saliendo las muelas del juicio notamos sensación de calor y presión, la encía inflamada, dolor o un sabor extraño en la boca, se recomienda visitar al dentista lo antes posible. 

Muchas de estas complicaciones pueden resolverse mediante tratamiento con antibióticos y antiinflamatorios. También puede haber ocasiones en las que sea necesario extraer la muela del juicio. Será el especialista quien, en base a las circunstancias de cada paciente, tome la decisión más adecuada. 

ALAIA, vocación de servicio al paciente.

Las manchas en los dientes se conocen con el nombre de tinciones dentarias y pueden tener mayor o menor intensidad. Es una afección bucodental muy común que se debe a diversas causas y, según ese origen, el odontólogo recurrirá a uno u otro tratamiento para darle solución.

-Origen bacteriano: algunas bacterias producen agentes cromáticos que tiñen los dientes.

-Medicamentos: el hierro administrado en algunos tipos de anemias provoca manchas dentales.

-Tabaco y alcohol: la nicotina o el tanino del vino también producen manchas.

-Edad: con los años, los dientes se vuelven más amarillentos.

-Alimentos: algunos como el café, el té o los frutos rojos provocan tinciones. 

-Traumatismos: el nervio dental se ve afectado y el diente se oscurece.

-Fluorosis dental: el flúor, a concentraciones no adecuadas y no supervisadas por un dentista, también produce tinción dentaria. 

-Causas genéticas: algunas manchas vienen predispuestas desde antes de la formación del esmalte. 

Como subraya el Consejo de Dentistas, los motivos de las manchas dentales son variados y, por consiguiente, lo más acertado es consultar a nuestro dentista de confianza que valorará la mejor opción de tratamiento. 

Cuando se trata de manchas superficiales, las que afectan al esmalte del diente, una limpieza profesional en consulta logrará recuperar el color natural de los dientes. En ALAIA, contamos con el sistema suizo Guided Biofilm Therapy (GBT): mínimamente invasivo, rápido y sin dolor ni molestias. Si las manchas son de otro tipo, quizá haya que recurrir a un blanqueamiento dental o a la colocación de carillas.

En una sociedad cada vez más preocupada por la imagen personal,l@s pacientes buscan sonrisas sanas, pero también sonrisas bonitas. No dudes en llamarnos y recuperaremos la estética de tu dentadura. Eso sí, te pondremos deberes: es necesario mantener siempre una buena higiene dental y realizar una o dos veces al año una limpieza profesional. De esta manera, evitaremos la aparición de manchas en nuestros dientes. 

Si el color de tu sonrisa no te convence, llámanos y le daremos solución.

Cuidar nuestra salud dental durante el verano no es sólo posible sino también necesario. Hay algunos alimentos que nos pueden ayudar a seguir esta pauta.

Os damos algunas recomendaciones: 

-Frutas que contengan vitamina C: las frutas cumplen un rol muy importante. La vitamina C fortalece nuestra flora bucal y nos protege de enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico. Además, frutas como el melón, la sandía y los melocotones son refrescantes y favorecen el aumento de la producción de colágeno. 

-Queso y leche: generan el calcio necesario que requieren los dientes para estar fuertes. Además, estos alimentos liberan un ácido que combate la placa bacteriana y actúa como un esmalte natural de los dientes. 

-Té: además de sus propiedades relajantes y beneficiosas para el organismo, el té contiene flúor y actúa como un protector de la placa. Se debe consumir una vez al día, ya que en exceso también puede manchar los dientes. 

-Agua: es vital para nuestro organismo. Nos permitirá tener una salivación sana. Además, evita la sequedad en los labios y elimina la saliva espesa. Es la mejor alternativa a cualquier refresco. La hidratación que aporta hace que el estado de tus encías y mucosas bucales mejore. 

-Chocolate: es uno de los mejores alimentos para la salud dental en verano ya que endurece el esmalte. Preferiblemente, que tenga un alto porcentaje de cacao, para evitar caries. 

-Apio y zanahorias: estas verduras también combaten la placa bacteriana y poseen otros nutrientes que son necesarios para la salud en general. Sus minerales son vitales en la dieta alimenticia. 

-Pescado: aporta diversas vitaminas y proteínas. Según estudios recientes, los ácidos grasos omega 3, presentes en muchasvariedades de pescado, ayudan a prevenir y tratar eficazmente la periodontitis. 

Pero también hay alimentos que deben ser evitados. Mucho cuidado con el aumento del consumo de dulces, alcohol, café o bebidas azucaradas y refrescos. Podemos mitigar sus efectos realizando una correcta higiene dental tras su consumo. 

¡¡Y no olvides incluir en tu maleta el kit dental de verano!!

Para que el cepillo de dientes realice su función, es vital mantenerlo en buen estado. También para evitar el contagio de gérmenes, hongos y bacterias. Debemos tener en cuenta que esta herramienta dental trabaja dentro de nuestra boca, por lo que el grado de higiene debe ser máximo.

Los cuidados son sencillos:

-después de usarlo, debes sacudirlo con fuerza bajo el chorro de agua, mejor templada, ya que ayudará a eliminar los restos de alimentos.

-sécalo bien después de usarlo.

-colócalo en posición vertical para que se ventile, sin capuchón hasta que esté bien seco, ya que la humedad aumentará la proliferación de agentes patógenos. 

-para prevenir que los virus y bacterias, por ejemplo, de gripe y catarro, se transmitan entre los cepillos, es importante evitar el contacto entre ellos. 

Para una mejor desinfección, se puede meter en un vaso con colutorio de clorhexidina durante una hora, después se enjuaga con agua y se deja secar. También se puede utilizar bicarbonato de sodio, vinagre blanco o agua oxigenada pura, diluyéndolo en un vaso durante una hora, una vez a la semana. 

Algo muy importante es cambiar de cepillo cada 3 meses ya que éste pierde su eficacia para remover la placa bacteriana. Las cerdas pierden resistencia y, por consiguiente, efectividad. También sería conveniente cambiarlo tras un resfriado, gripe o infección bucal o de la garganta, ya que los gérmenes pueden estar en las cerdas del cepillo y reactivar la infección. Y, por supuesto, siempre que observemos que está estropeado, quizá por un cepillado con demasiada fuerza, lo cual provoca su desgaste. 

Si viajas, hay que ponerle una capucha para proteger las cerdas, evitando así aplastarlas dentro del equipaje y mejor utilizar un estuche individual. 

Los usuarios de cepillos dentales eléctricos deben saber que las instrucciones de cuidado son similares. Las puntas de los cepillos también deben ser enjuagadas bajo el grifo después de cada uso. Además, se pueden comprar esterilizadores para estos dispositivos.

Cepillar nuestros dientes y encías de forma adecuada es primordial para mantener una correcta salud dental. El cepillo es nuestra mejor herramienta, sencilla pero muy útil en nuestras vidas. Debes complementarlo con otras técnicas como son el hilo dental, cepillos interdentales o irrigador. En el caso de que tu dentista te lo haya recomendado, usa un enjuague bucal específico. Y nunca olvides cepillar la lengua.

Recuerda, el cepillado como mínimo dos veces al día.

Todos sabemos que el estrés es muy nocivo para la salud en general. La ansiedad, los nervios y los momentos de tensiónpueden trasladarse al terreno físico y afectar a diversas partes del cuerpo como los músculos, la piel, el cabello o el estómago. 

También afecta a la salud oral:

-El estrés empeora la higiene bucodental. Quizá no dejamos de cepillarnos, pero sí le dedicamos menos tiempo del necesario. La consecuencia directa es la generación de placa bacteriana, causante de la caries y la inflamación de las encías.

-Abuso de azúcares, alimentos procesados, tabaco y alcohol. Podemos llegar a descuidar también la alimentación, con un mayor consumo, e incluso abuso, de este tipo de productos. Malos hábitos que generarán problemas a futuro.

-Bruxismo. El estrés nos lleva a apretar los dientes y la mandíbula de manera inconsciente, incluso y sobre todo mientras dormimos. Estudios recientes revelan que el 70 por ciento de la población de nuestro país lo padece. No hay que menospreciarlo ya que, si no se coge a tiempo, puede llegar a provocar lesiones permanentes.

-Sequedad bucal y caries. La saliva es la primera defensa que se encuentran las bacterias en la boca. Cuanta menos secreción, mayor es el riesgo de enfermedades. El estrés nos puede generar esta sequedad bucal o xerostomía, lo que aumenta la acidez en la boca y ataca el esmalte dental. De esta manera, puede aparecer la caries, así como otras infecciones.

-El estrés emocional también se relaciona con las enfermedades periodontales. Como hemos dicho, en momentos de tensión y ansiedad, se pueden dar cambios de comportamiento y se puede llegar a descuidar la alimentación, fumar más u olvidar la buena higiene dental. La placa bacteriana aprovecha estos malos hábitos para alojarse en nuestras encías. Además, diversos estudios han comprobado que, cuando el cuerpo se encuentra bajo estrés, se producen cantidades elevadas de una hormona llamada cortisol. Cuando ésta se produce en las encías, estimula la inflamación y, por tanto, puede generar la periodontitis.

-Aftas y herpes labiales. Los herpes son producidos por un virus que habita en los nervios faciales y se reproduce en momentos en los que el organismo tiene menos defensas, como pueden ser los períodos de ansiedad. Las aftas son unas heridas blanquecinas que se forman en las encías y mucosas causadas por virus, bacterias y deficiencias del sistema inmunológico, debilitado por el estrés.

También debemos saber que, si el estrés es crónico y perdura en el tiempo, las consecuencias son mayores e incluso pueden llevar a la pérdida de piezas dentales si no se actúa a tiempo. 

Una visita al odontólogo determinará la causa exacta del problema para poder abordarlo.

En el Centro Odontológico ALAIA estaremos encantados de ayudarte.

La boca es la parte del cuerpo que está más expuesta a las bacterias y la lengua mucho más ya que participa en la masticación y deglución de alimentos y bebidas. Además, su superficie no es lisa ya que presenta una serie de surcos e irregularidades en los que se pueden acumular los restos de alimentos que no se han eliminado correctamente durante el cepillado. Estos residuos no retirados provocan el desarrollo de bacterias y la posterior aparición de la halitosis o mal aliento. 

Por eso, lograr una correcta higiene oral pasa también por limpiar bien la lengua. Esto evitará la acumulación de bacterias y ayudará a prevenir no sólo la halitosis, también la caries y las enfermedades periodontales. 

La falta de higiene bucal cuando se usan prótesis u ortodoncias y el tabaquismo también influyen de forma notable en la aparición de estas patologías. 

Existen dos maneras de asegurar una óptima limpieza lingual:

-la primera de ellas es física, mediante el empleo de limpiadores linguales específicamente diseñados para la lengua. En este caso, se recomienda llevar a cabo el proceso dos veces al día (mañana y noche). Actualmente existen algunos cepillos de dientes que tienen incorporado un limpiador lingual. Sin embargo, queremos subrayar que no es para nada recomendable utilizar para este fin el cepillo tradicional. Las cerdas de este cepillo no ofrecen los mismos beneficios ni resultados que los limpiadores linguales. Están fabricadas exclusivamente para higienizar una superficie dura como los dientes por lo que, en un músculo como la lengua, no logran hacer el mismo trabajo.

-la segunda manera es química, ya que se basa en colutorios que contienen agentes antibacterianos como, por ejemplo, la clorhexidina.

Es aconsejable la combinación de ambos medios para una higiene lingual completa, especialmente en personas con halitosis.Estaremos logrando unos cuidados bucales de sobresaliente si, además, añadimos el uso de irrigadores que podrán acceder a todos los puntos de la boca. 

Una lengua en circunstancia saludables presenta un color rosado, por tanto, si notas una capa de color blanquecino o amarillento cubriendo parte de su dorso, es señal de que tu lengua no está limpia. También puede descubrirnos la existencia de alguna patología por lo que nuestra recomendación es consultarlo con tu odontólogo para que éste pueda dar un diagnóstico fiable. 

Dentro de las enfermedades más comunes de la lengua están la candidiasis oral, la leucoplasia o el liquen plano oral, que normalmente producen cambios de color. 

Realiza una higiene integral de tu boca, no olvides la lengua.

Se trata de un material sintético que, hoy en día, se usa de manera habitual en Odontología para reparar toda clase de piezas dentales que están dañadas, bien a causa de una caries o por golpes y traumatismos. También es habitual su uso en tratamientos puramente estéticos, como pueden ser las carillas.

La historia del composite se inició en los años 50 con el desarrollo de sistemas de resina artificial para el uso en obturaciones. A lo largo de este tiempo, se han mejorado sus propiedades mecánicas y físicas. Con los años se constató que este material podía utilizarse también en el ámbito de la prótesis dental, principalmente para el recubrimiento de las extraíbles. 

Es aquí donde se constatan sus ventajas con respecto a la cerámica: es un material más blando y elástico, con una buena resistencia frente a los cambios térmicos y que reduce considerablemente el peligro de rotura. Además, tiene mayor facilidad de reparación y su composición facilita la adherencia a la superficie de la pieza dental. 

Su color es prácticamente idéntico al de nuestros dientes, por eso, permite un resultado totalmente natural. El composite dental destaca por ser un material biocompatible, fácil de usar y que permite reparar piezas en tan sólo una sesión, ahorrando tiempo a los odontólogos y a los pacientes. 

Sin embargo, todo es mejorable y, con el tiempo y las investigaciones científicas, los materiales odontológicos varían y garantizan aún más la calidad. En estos momentos, se están realizando una serie de estudios en la Universidad Kinki de Japón, orientados a crear esmalte dental artificial. Un esmalte que sería químicamente idéntico al natural. Los resultados están siendo muy prometedores. Este tipo de esmalte supondría un gran avance, ya que permitiría tratar los dientes dañados mejorando los materiales actuales, como el composite.

Pero para que nuevos materiales se patenten y comercialicen todavía quedan muchas pruebas y estudios por hacer.

Mientras tanto, en ALAIA somos muy exigentes y utilizamos siempre las mejores alternativas del mercado: composites de última generación para darte la mejor garantía de calidad. Déjate asesorar por nuestros odontólogos, expertos en estética dental.

Sacaremos el mejor partido a tu sonrisa.