Las bebidas carbonatadas y azucaradas

Las encuestas dietéticas mundiales, repetidas a lo largo de tres décadas, indican que los niveles de ingesta de este tipo de bebidas han aumentado notablemente. De hecho, se considera ya un problema de salud pública que cada vez afecta a personas más jóvenes. Diversos estudios científicos han demostrado que existe una asociación entre la cantidad y la frecuencia de la ingesta de estos productos y la erosión dental y la hipersensibilidad. 

Lógicamente, estamos hablando cuando hay un consumo diario y excesivo. En este caso, podemos llegar a hablar de desgaste dental en los tejidos duros del diente: esmalte y/o dentina, por el efecto de un agente químico (contienen ácido fosfórico), lo que puede derivar en consecuencias en el estado general de nuestra boca. Son bebidas tan corrosivas que también pueden manchar los dientes.Se combinan dos factores negativos: alto contenido de ácidos y alto porcentaje de azúcares.

Son igual de dañinas las bebidas light, porque también generan un ph muy ácido. 

La higiene oral tras su ingesta es necesaria, pero no suficiente para evitar estos problemas, ya que el azúcar que contienen alimenta a los microorganismos que dan lugar a las caries.

Si has tomado una bebida azucarada o carbonatada, no cepilles los dientes inmediatamente después, ya que el esmalte está débil y puedes dañarlo. Lo mejor es beber un vaso de agua para “limpiar” la boca y esperar unos 30 minutos para lavarlos con el cepillo y el dentífrico.

Es fundamental llevar a cabo un diagnóstico precoz de la enfermedad. Lo ideal sería detectarla cuando únicamente se haya visto afectado el esmalte, ya que así se puede actuar con una rehabilitación mínimamente invasiva, conservando la mayor estructura dentaria y evitando tratamientos más agresivos.

Cuando se ve afectado el esmalte de forma notoria, el avance de la enfermedad es mucho más rápido, ya que la dentina (el tejido que hay justo debajo del esmalte) es mucho más blanda y, por tanto, se desgasta con mayor facilidad. 

La mayoría de los refrescos pueden contener la equivalencia de hasta 21 terrones de azúcar en una sola lata. Cada vez que tomamos una de estas bebidas, los dientes sufren un “ataque ácido” hasta pasada una hora de su ingesta. Esto es debido a que el azúcar que contienen reacciona con las bacterias que se encuentran en nuestra placa dental y produce ácidos muy dañinos.

Lo ideal es consumir con moderación este tipo de bebidas, especialmente los más pequeños. Si las tomamos, la recomendación es dar sorbos rápidos, ya que causará menos estragos en la salud. Incluso utilizar una pajita, para reducir el impacto de los ácidos y azúcares en los dientes. Tras el consumo, enjuagarse la boca con agua y más de media hora después realizar el cepillado con pasta que contenga flúor. Durante la noche, se produce menos saliva, por tanto, el azúcar y ácido pueden causar más daños a la salud bucodental.

Da ejemplo a tus hij@s y anímales a consumir otro tipo de bebidas.