Entradas

Unas encías sanas están perfectamente ajustadas alrededor de los dientes, tienen un color rosado, son firmes y no sangran. Cuando esto no es así y el tejido gingival comienza a sangrar tenemos una primera señal de alerta que indicará la existencia de una inflamación en esa parte de la cavidad oral.

Lo que se denomina gingivitis es una etapa temprana de la enfermedad periodontal y, detectada a tiempo, es reversible. En la mayoría de las ocasiones, es debida a la presencia de placa bacteriana que se acumula alrededor de los dientes y que no ha sido eliminada correctamente con el cepillado dental. Además, existe una fuerte relación entre la patología periodontal y determinadas enfermedades sistémicas como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y las respiratorias. Si la gingivitis no se detecta y no se pone freno a tiempo es cuando ésta podría desembocar en una periodontitis, donde encías, hueso y ligamento se ven afectados. La gingivitis y el posible sangrado de encías también puede ser debido a un virus, un hongo o una lesión.

Por otro lado, durante el embarazo puede darse el sangrado de encías. Sobre todo, durante el segundo y tercer trimestre, ya que se dan una serie de cambios hormonales que provocan que algunas mujeres desarrollen la conocida como “gingivitis estacional”. 

Algunos medicamentos, especialmente anticoagulantes, también pueden provocar que las encías sangren con mayor facilidad. En caso de que ocurra, se recomienda consultar con el médico para comprobar que la medicación y dosis sean las adecuadas. 

Otro de los motivos es un déficit de vitaminas. Siempre es aconsejable seguir una dieta equilibrada que incluya alimentos ricos en vitamina C. Nos ayudarán en el caso de padecer problemas en las encías.

Otras causas de encías sangrantes son: tener mal ajustada la prótesis o la ortodoncia, cambios hormonales, que haya una infección, fumar habitualmente o factores genéticos, entre otros. 

Cuando se da esta situación es importante reforzar la higiene bucal diaria con productos específicos y un cepillo de cerdas suaves o de dureza media. Y, antes de nada, hay que buscar el origen del problema. Aquí es donde juega un papel primordial tu dentista, que realizará el diagnóstico y te marcará una pauta de actuación. 

Pon tu sonrisa en buenas manos.

Una de las funciones esenciales del paladar es la de permitir y contribuir a la fonación, aunque también interviene en otras acciones como la deglución de alimentos. Cuando un paladar está completamente sano no genera molestias y tiene un color rosáceo uniforme. La mayoría de sus afecciones no suelen ser peligrosas o complicadas de tratar. Pero es importante saber que esta zona puede inflamarse o irritarse debido a diferentes razones: 

-Inflamación y rojez por quemadura momentánea. Por ejemplo, por la ingesta de alimentos picantes o muy calientes. Suele desaparecer sin necesidad de aplicar ninguna solución concreta.

-Falta de vitaminas. Si el organismo necesita ciertas vitaminas que no está obteniendo, las defensas bajan y pueden aparecer aftas o llagas en el paladar. 

-Deshidratación. No consumir las cantidades de líquido necesarias para el buen funcionamiento del organismo ocasiona sequedad en la boca que, si no es solucionada a tiempo, puede originar inflamación en las encías y el paladar. El consumo de alcohol y tabaco aumenta la deshidratación.

-Placa bacteriana. Se forma debido a una acumulación de bacterias procedentes tanto de la comida como de la propia saliva y mucosa de la boca. Se elimina con unos hábitos correctos de higiene oral. Cuando no es así, puede provocar infecciones.

-Herpes. Aunque normalmente afecta a los labios, también puede aparecer en el paladar y causar hinchazón. Se presenta en forma de llagas o úlceras rojizas en la boca. Son bastante dolorosas y se generan por un virus muy contagioso.

-Candidiasis. Es una infección provocada por una clase de hongos propios de la mucosa de la boca. No tiene un origen concreto por lo que se tiene que estudiar cada caso. Los síntomas son la aparición de pequeñas manchas y que el paladar se vuelve blanquecino.

-Alergias. Algunos alimentos y medicamentos pueden desencadenar una respuesta alérgica que inflame la cavidad oral.

-Enfermedades de otros órganos. La inflamación del paladar puede indicar que otros órganos como el hígado, el páncreas o los intestinos no se encuentran en óptimas condiciones

-Síntomas cancerígenos. El cáncer de paladar se manifiesta con inflamación, lesiones en la zona y dolores bucales. Se pueden crear manchas blancas de un tamaño considerable. 

Una ayuda inicial en casa puede ser tomar líquidos fríos (que no sean cítricos), tomar un antiinflamatorio, usar cepillo dental con cerdas suaves y cuidar la dieta. También existen enjuagues bucales que pueden ser útiles, en especial, los que tienen sal y bicarbonato de sodio. 

Si las molestias no remiten, pide cita en ALAIA y realizaremos un estudio de tu boca. Hay que buscar el origen del problema.

Trabajamos por tu bienestar.

El consumo de tabaco es la causa más común de muerte prevenible en el mundo. Muchas veces, tendemos a pensar que sus efectos sobre la cavidad oral se limitan a simples tinciones de los dientes o a la aparición de halitosis. Sin embargo, podríamos decir que éstas son las consecuencias más leves. El verdadero problema está en lo que no vemos. 

Fumar multiplica por tres las posibilidades de padecer cáncer oral y por siete las de padecer cáncer faríngeo. Es una de las posibles causas del fracaso de los implantes y también predispone a la enfermedad periodontal. En los fumadores se retrasa la cicatrización de las heridas y tienen más posibilidades de sufrir una infección por hongos. Otro dato curioso: según la Asociación Dental Americana (ADA), la acción del tabaco limita la percepción de sabores y olores, especialmente, el salado. Esto hace que los fumadores tiendan a abusar inconscientemente de la sal, lo que puede provocar subidas de tensión arterial. 

Tener una buena higiene bucal puede ayudar a prevenir enfermedades, pero no implica que seamos inmunes a los efectos del tabaco. La cavidad oral es una de las localizaciones donde más claramente se manifiestan los efectos nocivos, lógicamente, ya que constituye el principal canal de entrada del humo, junto con las vías respiratorias.

En cuanto a los conocidos vapeadores o cigarros electrónicos, se han promocionado los últimos años como una alternativa más segura al tabaco convencional y gran parte de la población los considera inocuos. Sin embargo, estudios recientes muestran evidencias de que también tienen consecuencias negativas para la salud bucodental. Los datos científicos aportados apuntan a un posible efecto sobre el aumento de riesgo de cáncer oral y a un claro impacto sobre las enfermedades periodontales. 

Según el Consejo General de Dentistas, es fundamental implementar acciones preventivas y educativas, dirigidas a los jóvenes, que aborden los riesgos asociados al tabaquismo y que fomenten un estilo de vida saludable.

Los dentistas somos facultativos que podemos ofrecer asesoramiento y ayuda a todas aquellas personas que quieran superar esta adicción. De momento, y hasta dejar este hábito nocivo, les recomendaremos aumentar la frecuencia de cepillado, usar un buen colutorio y tener a mano el hilo dental. Y, desde luego, visitarnos con mayor regularidad para hacer un seguimiento más exhaustivo de la salud bucodental. 

La única forma de paliar los efectos negativos del tabaco es dejarlo.

El esmalte dental es uno de los materiales más duros y resistentes del cuerpo. Pero eso no impide que pueda agrietarse o incluso romperse, dando lugar a fisuras o fracturas. Además, es un material “inerte”, que no contiene ningún tejido vivo en su interior, por lo que no tiene capacidad para regenerarse y debe ser tratado en función del origen del problema. 

No es lo mismo una fisura que una fractura. En el primer caso, el diente se agrieta, pero no se desprende ninguna parte del mismo o su estructura. En la fractura, además de fisura, hay separación de fragmentos y la pieza puede, finalmente, partirse. En ambos casos, la pulpa dental puede resultar dañada por lo que, si no se pone remedio, el diente puede terminar seriamente perjudicado o incluso puede llegar a caerse. 

Hay varias circunstancias que pueden originar la fractura dental: 

-por un golpe o al morder un alimento duro de manera inesperada.

-un traumatismo reiterado: por ejemplo, cuando se rechinan o aprietan los dientes de forma habitual, es decir, el bruxismo. 

-cuando no se ha tratado una caries, ya que el diente se debilita.

-debido a la pérdida de superficie del diente cervical (la parte que supone la unión entre la corona y la raíz).

-la forma de la mordida u oclusión dental: cómo encajan los dientes superiores e inferiores al morder.

-cambios en la temperatura: consumir alimentos o bebidas extremadamente frías, seguidos de alimentos muy calientes, puede hacer que el esmalte se expanda y contraiga, lo que podría provocar fracturas. 

En cuanto al tratamiento, vendrá determinado por la posición y extensión de la fisura, lo que señalará si se puede salvar alguna parte del diente.

Si la fractura afecta solamente a la corona, se puede llevar a cabo una reconstrucción. Sin embargo, si se extiende por debajo de la línea de la encía, puede ser más difícil de restaurar y podría acabar en una extracción. Aun así, a veces es posible retirar el fragmento y realizar un alargamiento coronal y reconstruir la pieza. Cuando la fractura afecta a la punta de la raíz, el tratamiento puede ser conservador, vigilando su evolución y pudiendo realizar un tratamiento de conductos si existe dolor. Si llegamos al punto en el que la fractura afecta a la pulpa, pero se mantiene la estructura dental y no se extiende de forma profunda, se podría tratar con una endodoncia y una reconstrucción. 

Para prevenir esta situación: 

-si realizas deporte de contacto, recomendamos el uso de protectores bucales.

-si padeces bruxismo, es recomendable usar una férula para minimizar riesgos.

-se debe evitar morder cosas duras, incluso es perjudicial morderse las uñas. 

Además, es fundamental buscar atención dental inmediata si hay una fractura, para que se pueda evaluar la lesión y se recomiende el tratamiento adecuado. Esta atención inmediata puede ayudar a prevenir complicaciones. 

Odontología conservadora y reparadora.

La obesidad y la enfermedad periodontal son dos problemas de salud que afectan a la población mundial, están estrechamente relacionados y tienen un impacto significativo en la calidad de vida de las personas. La sociedad debe tomar conciencia porque la obesidad es una patología, cada vez más extendida y con síntomas silenciosos, pero muy perjudiciales.

Aparentemente, se trata de dos enfermedades independientes, pero los últimos estudios científicos han demostrado un vínculo sorprendente. Se ha descubierto que ambos trastornos comparten factores de riesgo comunes, como una mala alimentación, sedentarismo y tabaquismo. 

La obesidad se caracteriza por el exceso de grasa corporal, mientras que la enfermedad periodontal es una infección de las estructuras que rodean y soportan los dientes. Además, la primerase ha relacionado con cambios en el sistema inmunológico y una mayor inflamación del cuerpo y estos factores influyen directamente en la salud oral, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades de las encías. Las personas que sufren obesidad están más expuestas a padecer caries y halitosis. Por lo tanto, la interrelación está clara. 

Una dieta inadecuada, rica en grasas y azúcares y pobre en frutas, verduras y pescados, es la principal causa del desequilibrio energético entre calorías consumidas y gastadas. Y ese mismo tipo de dieta es el que puede dañar nuestra salud bucodental, favoreciendo la aparición de caries, placa, gingivitis y periodontitis. Una dieta desequilibrada no aporta al organismo los nutrientes esenciales que necesita para defenderse de las agresiones externas, como las vitaminas, los minerales y los antioxidantes. Esto hace que las defensas bajen y que las bacterias tengan más facilidad para atacar la cavidad oral. 

Mantener un peso correcto y hacer ejercicio de manera regular también ayuda a proteger la boca, además de los consabidos beneficios generales que esto conlleva para el organismo.

Adoptar un estilo de vida saludable, incluyendo una buena higiene bucal, una alimentación equilibrada y visitas regulares a la clínica dental, son pasos clave para mantener la sonrisa y prevenir complicaciones futuras. También evitar el tabaco y el alcohol, ya que favorecen la sequedad, la inflamación, la irritación y el riesgo de cáncer oral. 

Tener unos dientes sanos y un peso saludable está directamente relacionado con el bienestar general. El hecho de sentirnos mejor influye directamente en la salud mental y la autoestima.

Nos esforzamos a diario para preservar la salud de nuestr@spacientes.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren en el mundo 17,9 millones de personas a causa de la enfermedad cardiovascular y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones en 2030. Además, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en nuestro país. La hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, la enfermedad periodontal, el sedentarismo, una dieta poco saludable y el binomio tabaco-alcohol, son los principales factores de riesgo. 

Hay una clara conexión entre boca y corazón. Las bacterias orales afectan a las paredes de los vasos sanguíneos, provocando una respuesta inflamatoria en el organismo. Esto es debido a que se liberan unas sustancias que pueden dañar la pared de las arterias, facilitando la formación de una placa que tapona esas vías y da lugar a una patología cardiovascular, como los infartos de miocardio. 

Las personas con enfermedad periodontal tienen el doble de riesgo de fallecer de un ataque cardiaco y tres veces más posibilidad de sufrir un derrame cerebral. Si la infección no es tratada a tiempo, puede extenderse al tejido y al hueso que sostienen los dientes y provocar la pérdida de la pieza, aumentando así el riesgo de sufrir algún problema cardiaco. Hay que tener en cuenta que las enfermedades orales no sólo afectan a las patologías cardiovasculares, también comparten factores de riesgo con enfermedades respiratorias, cáncer o diabetes, entre otras. 

Con un estilo de vida saludable se pueden prevenir entre el 80 y el 90 por ciento de los procesos cardiacos. Evitar el consumo de tabaco y alcohol, seguir una dieta sana y equilibrada, baja en azúcar, sal y grasas y alta en frutas y verduras, reduce la patología oral y contribuye a una buena salud general. 

Además, un estudio publicado por European Heart Journal señala que los adultos que se cepillan los dientes al menos dos veces al día experimentan una reducción del 9 por ciento en el riesgo de problemas cardiovasculares.

Si te preocupa tu salud dental, no dudes en pedir una cita y venir a visitarnos. Tu boca y tu corazón te lo agradecerán. 

Protege tu boca, es un escudo para el resto del organismo.

Los dientes posteriores (muelas) tienen una superficie irregular. En esas grietas y pequeñas ranuras pueden depositarse restos de alimentos y gérmenes y permanecer allí mucho tiempo si la limpieza oral no es buena o el cepillo no llega a esos puntos. Los selladores dentales rellenan estas fisuras y no dejan entrar esos residuos.

Se trata de una fina capa de resina que se aplica a las superficies de masticación de los molares y premolares posteriores. Ayuda a proteger los dientes de la caries. El proceso de colocación es sencillo e indoloro. Se aplica “pintando” el diente con una capa líquida que se adhiere de manera rápida y forma ese recubrimiento protector del que hablamos. 

Se emplea una lámpara de luz ultravioleta para endurecer el material sellador. Se tarda apenas unos minutos y no es precisa la aplicación de anestesia. 

Este tratamiento suele usarse, especialmente, en la etapa infantil ya que sus piezas dentales son más propensas a desarrollar esta patología. Sin embargo, los adultos también pueden beneficiarse de los selladores si tienen ciertos factores de riesgo o su dentista lo ve necesario. Incluso son muy útiles para aquellas personas que tienen dificultades para cepillarse los dientes correctamente. 

Para asegurar un buen mantenimiento, es necesario seguir una correcta higiene oral y usar hilo y colutorios con regularidad. También es necesario evitar comer alimentos azucarados o ácidos en la medida de lo posible. Hay que tener claro que el sellador no es un empaste, es un tratamiento preventivo. Diversos estudios han confirmado que su colocación reduce la afección de caries en más de un 85 por ciento, por lo cual es altamente recomendable. 

Y lo que hay que recordar a nuestr@s hij@s: no hay nada como un buen cepillado dental, al menos dos veces al día, con una pasta dentífrica fluorada y la correspondiente visita periódica al dentista. 

¡¡Una sonrisa sana y feliz asegurada!!

Se trata de una pequeña intervención cuyo objetivo es disminuir la cantidad de encía que cubre los dientes y que mostramos al sonreír. Con la gingivectomía se logrará descubrir más la pieza dental y, por tanto, los dientes parecerán más largos y grandes que antes de someterse al procedimiento. La sonrisa será más estética y proporcionada.

Las principales causas de la sonrisa gingival son:

-un maxilar superior sobrecrecido.

-bruxismo, ya que apretar los dientes de forma continuada provoca un desgaste que hace que se erosionen y se vayan haciendo más pequeños, exponiendo por tanto la encía.

-erupción pasiva alterada, un trastorno que surge cuando los dientes se encuentran creciendo de forma natural y que provoca que las encías no se retiren lo suficiente y cubran el esmalte dental de manera significativa.

La gingivectomía es un procedimiento que se realiza de forma rápida e indolora, con anestesia local. Posteriormente, hay que mantener una serie de cuidados como una higiene oral adecuada, utilizando un cepillo suave y usando también hilo dental. Seguramente, el odontólogo prescribirá algún tipo de enjuague bucal para ayudar en la cicatrización y minimizar el riesgo de infección. Esta intervención suele tener unos resultados altamente predecibles.

Esta técnica también trata la inflamación en las encías que origina el crecimiento de los tejidos y puede ser parte de un tratamiento de periodontitis. En casos así, la gingivectomía se realiza una vez curada la infección para reducir la bolsa periodontal. 

Muchas veces esta intervención se completa con una gingivoplastia, un procedimiento que permite afinar aún más el tejido sobrante de las encías para que encajen y tengan un aspecto natural alrededor del diente.  

En ALAIA, contamos con un equipo de especialistas en cirugía oral que se encargará de estudiar tu caso y proporcionarte una solución a tu medida. 

Contar con una sonrisa bonita no sólo implica tener unos dientes alineados. Va mucho más allá, puesto que intervienen otros elementos de la boca como los labios o las encías.

Si tienes dudas, visítanos, analizaremos tu situación y pondremos sobre la mesa la mejor opción. 

Busca en ti una sonrisa única.

Cuando un diente presenta una infección severa, como consecuencia de una caries profunda o en caso de traumatismos o fracturas dentales que afectan a la pulpa, se requiere un tratamiento endodóntico. A través de él se eliminarán las bacterias de los conductos del diente, previniendo su reinfección y tratando de salvar la pieza natural. El especialista llega a este punto cuando la estructura dentaria tiene daños irreversibles y la pulpa está seriamente afectada. En la mayoría de las ocasiones, la pieza termina en una necrosis y presentando un color oscuro. 

La endodoncia es un procedimiento englobado dentro de la Odontología conservadora y, de manera coloquial, se conoce como “matar el nervio” o desvitalizar. El objetivo fundamental es conservar la pieza dental ya que, de no ser tratada, tendría que ser extraída. Es un tratamiento que no genera molestia alguna, se realiza de forma poco invasiva y cuenta con numerosos beneficios para la salud bucodental. 

Síntomas que podemos percibir si un diente presenta daños internos: 

-molestias a la hora de masticar, tanto en términos de dolor como de sensibilidad dental.

-percepción de mal sabor en la boca, ocasionado por el proceso infeccioso.

-la aparición de una fístula o flemón.

-el oscurecimiento del tono de la pieza dental.

-inflamación de las encías.

Una vez llevada a cabo la endodoncia, se reconstruirá la pieza afectada a través del método que el odontólogo considere adecuado para cada paciente. Es posible colocar una corona o funda, pero si no hay una pérdida considerable de la estructura, tal vez se decida por una reconstrucción. 

También hay casos en los que es imposible llevar a cabo la endodoncia. Por ejemplo, cuando la pieza dentaria presenta una fractura vertical, cuando la raíz tiene una longitud mínima que imposibilita la sujeción de la corona a la misma o en pacientes periodontales que han sufrido un daño acusado del hueso y la encía como tejido de soporte. En estas ocasiones, será inevitable la extracción del diente y la posterior colocación de un implante para devolver la funcionalidad y estética de la dentadura. 

Si necesitas una revisión o quieres ampliar la información, recuerda que somos especialistas en Odontología conservadora. Nuestros profesionales tienen una amplia experiencia en el manejo de casos complejos y aseguran un tratamiento personalizado y de calidad.

Nuestro modelo se centra en el compromiso con el paciente.

Una mala salud bucodental puede causar y/o agravar las migrañas y cefaleas. Tanto los dolores de cabeza, de una intensidad u otra, como los de muelas se transmiten a través del nervio trigémino, que sirve para “conectar” la cara y las mandíbulas. 

Según la Asociación Estadounidense de Migrañas, las siguientes patologías bucodentales deben ser tenidas en cuenta:

-Trastornos de la articulación temporomandibular, ya sea por una mala oclusión, estrés o una lesión.

-Bruxismo: no sólo suele causar dolor de cabeza, sino también en la mandíbula, los oídos, el cuello y los hombros.

-Sinusitis maxilar: las extracciones dentarias, la enfermedad periodontal, la presencia de quistes en el maxilar superior u otros problemas bucodentales pueden causar esta inflamación y obstrucción de los senos paranasales.

-Cuando hay dientes flojos o faltan piezas: esto obliga a los músculos de la mandíbula a trabajar más y hace que sea más difícil tragar, alinear los dientes y cerrar la boca. Como resultado, esto podría causar migrañas provocadas por una inflamación muscular crónica.

-Periodontitis crónica: este tipo de pacientes tiene un mayor riesgo de padecer dolores de cabeza, de un grado u otro, debido a la destrucción del tejido gingival y la pérdida de dientes. 

-Caries: pueden llegar a producir infecciones que te deriven en dolor de cabeza, sin darte cuenta de que el verdadero dolor reside en tus encías. 

Según últimos estudios, los ataques de migraña asociados a patologías orales representan una proporción significativa entre los pacientes que visitan clínicas de neurología en todo el mundo. Cuando el dolor es grave y crónico, hay un importante porcentaje de casos que tiene un vínculo con enfermedades orales ocultas que pueden ser difíciles de identificar. Tu dentista es el especialista más capacitado a la hora de abordar este problema. Podrá hacer un diagnóstico y, si identifica ese origen oral, se podrá establecer el tratamiento más indicado. Este tratamiento puede requerir una férula dental, la realización de una endodoncia, empaste o cirugía.

Ante un dolor de cabeza persistente que no mejora, valora la opción de consultar a tu dentista. Podrá descartar las posibles causas bucodentales. Una buena orientación en el tratamiento puede ayudar a reducir la frecuencia de los ataques de migraña, cefaleas o dolores de cabeza, así como a disminuir la intensidad de los síntomas. 

Recuerda que la prevención es el mejor tratamiento dental.