Hasta los seis años, la tarea del cepillado debe estar bajo la supervisión de un adulto. También dependerá de su grado de autonomía. De esta manera, confirmaremos que se hace de forma correcta.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de un 60 por ciento de los escolares tiene caries, una de las enfermedades más frecuentes entre la población infantil. Por ello, se les considera uno de los grupos de mayor riesgo. Las visitas al dentista deben comenzar cuando haya cumplido los dos años o si ya tiene todos los dientes temporales. De esta manera, se podrá controlar el crecimiento y desarrollo de sus piezas dentales y el odontólogo podrá darle los primeros consejos a seguir.
El cepillado infantil, al igual que el adulto, no debe durar menos de dos minutos, para eliminar toda la placa bacteriana. La higiene oral más importante es la de la noche, ya que evita que el esmalte de los dientes se deteriore por la acumulación de placa. Además, durante las horas de sueño, hay un cambio de Ph en la saliva que favorece la actividad bacteriana y, con ello, la aparición de caries.Es también importante asegurarnos de que limpian todas las caras o superficies del diente y no se olvidan de la lengua.
Se debe utilizar una pasta dentífrica y enjuague específicos para ell@s. Estos productos contienen las dosis adecuadas de flúor para su edad y no perjudican su salud. En cuanto al cepillo infantil, debe tener un cabezal pequeño, con filamentos suaves y de punta redondeada. Es importante renovarlo cada tres o cuatro meses y, sobre todo, después de pasar por una gripe o resfriado. Los cepillos eléctricos, homologados y diseñados para los más pequeñ@s son también una buena opción, especialmente cuando comienza la erupción de las piezas permanentes. A partir de los 12 años, con todos los dientes definitivos en la boca y con una cavidad oral de un tamaño similar a la del adulto, podrá empezar a utilizar cepillos como los nuestros. El uso de colutorios debe retrasarse hasta los 5 años o, realmente, cuando sepa escupir y sea capaz de utilizarlos sin deglutir el contenido.
En cuanto a la alimentación, debe ser sana y equilibrada. No es necesario eliminar los dulces de la dieta del niñ@, pero sí limitar su consumo e indicarle que debe cepillarse los dientes después de ingerirlos.
La labor educativa de los padres es esencial en el cuidado de la salud. Además, hay que servir de ejemplo y motivación, manteniendo una correcta y diaria higiene oral. Al acostumbrarles a una limpieza suave y a pasar el hilo dental, se creará un hábito o patrón de cuidados que los acompañará el resto de sus vidas.
El resultado de estos cuidados será una maravillosa y tierna sonrisa.