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Es la época del año con más reuniones familiares, comidas de empresa, celebraciones con amig@s y compromisos. Alimentos en exceso, bebidas alcohólicas y unos horarios alterados que nos hacen olvidar las buenas costumbres, como cepillarse los dientes después de cada comida. 

El cuidado de la salud dental se vuelve todavía más importante estos días. Precisamente, por esos excesos de los que hablábamos anteriormente.  En primer lugar, hay que tener cuidado con lo que comemos. Si no se pueden evitar los típicos dulces navideños, lo mejor es ingerirlos siempre durante las comidas, porque se libera más saliva. Además, será necesario tener precaución al morder con los dientes delanteros alimentos duros, como el turrón o el marisco. Es algo importante, sobre todo, si se llevan restauraciones de composite o carillas, pues podrían fracturarse o despegarse. También si se lleva ortodoncia fija o implantes. 

Atención a las bebidas alcohólicas y energéticas en estas fechas navideñas. Especialmente, si ya sientes tus dientes sensibles al comer o al cepillarte. Un gran número de bebidas son ácidas, aunque no se suelen identificar como tales, por lo que van a empeorar este problema.

Intenta mantener tu disciplina de higiene oral. Es importante cepillar los dientes, no sólo para eliminar los restos de alimentos, sino también para evitar la formación de placa bacteriana. No hay excusa. Si comes o cenas fuera de casa, existen cepillos de viaje o incluso kits dentales. Durante estos días de descanso laboral y escolar, podemos planear adecuadamente esa visita al dentista que siempre retrasamos. Hay que evitar sustos posteriores o tratamientos más complejos. 

Y en estas fechas, sobre todo, hay que ser FELIZ y mantener una gran sonrisa en nuestro rostro. No hay que olvidar que sonreír alarga la vida, es “contagioso” y hace más felices a los que están a tu alrededor.

Desde el Centro Odontológico ALAIA os enviamos nuestros mejores deseos y esperamos que disfrutéis las fiestas en compañía de familia y amistades. Que cada momento sea especial y entrañable para ti y los que te rodean.

¡FELICES FIESTAS!

GABON JAI ZORIONTSUAK OPA DIZKIZUEGU!

Es una enfermedad de origen bacteriano que se manifiesta en dos estados: la gingivitis y la periodontitis. Evoluciona de un modo más o menos agresivo dependiendo de la susceptibilidad de la persona a esta patología. No obstante, existen otros factores, llamados de riesgo, que pueden alterar el curso de la enfermedad. 

Una higiene oral insuficiente: 

Es un factor fundamental ya que permite el acúmulo de placa bacteriana, causante de la enfermedad periodontal. Insistimos en la importancia de una limpieza bucal diaria, con un cepillado correcto y el uso de hilo dental.

Diabetes y enfermedades sistémicas:

Estas enfermedades aumentan la susceptibilidad a padecer una patología periodontal. Es necesaria una atención especializada y trabajar en estrecha colaboración con otros profesionales de la salud para un enfoque integral. 

Tabaco y consumo de alcohol:

Los productos químicos presentes en el tabaco pueden dañar las encías, alteran la respuesta inmune y afectan a la cicatrización en caso de intervención. La enfermedad periodontal puede llegar a evolucionar hasta siete veces más rápido en presencia de tabaco.

En cuanto al alcohol, diversos estudios han demostrado que tiene un impacto negativo en la microbiota oral ya que también altera la respuesta inmunitaria, así como la regeneración ósea. 

Uso de ciertos medicamentos:

Ciertos antidepresivos y algunos anticonceptivos pueden llegar a tener impacto en la salud bucal, particularmente en las encías. Suelen generar sequedad bucal.

Cambios hormonales: 

Los trastornos hormonales, como los experimentados durante el embarazo o la menopausia, pueden tener un impacto directo en la salud oral, también especialmente en las encías. Son momentos que requieren de una atención dental especializada. 

Estrés y salud mental:

El estrés crónico puede afectar negativamente a la salud periodontal al comprometer el sistema inmunológico y aumentar la inflamación.

Genética y antecedentes familiares:

Los factores genéticos desempeñan un papel crucial en la predisposición a padecer gingivitis o periodontitis.

Estos son los factores de riesgo más importantes de la enfermedad periodontal. Comprenderlos es esencial para prevenir y tratar este tipo de patologías de manera efectiva. En el Centro Odontológico ALAIA te ofrecemos asesoramiento personalizado y soluciones adaptadas a las necesidades individuales de cada paciente. Pide cita previa. 

Se trata de una complicación que se produce con poca frecuencia tras la extracción de una pieza dental y, más habitualmente, cuando se trata de la muela del juicio o de una muela infectada. 

Cuando se extrae la pieza, se forma un coágulo de sangre que sella el hueco que deja el diente, lo que permite que la herida se cure y cicatrice con completa normalidad. El problema aparece cuando este coágulo se cae o se rompe, ya que deja expuestos los nervios y el hueso a la acción de la flora bacteriana de la cavidad oral, así como a otros agentes patógenos que acceden al organismo por la boca. Esto produce un fuerte dolor ocasionado, principalmente, por la inflamación que desarrolla. No es una afección especialmente grave, pero sí bastante molesta para quienes la padecen. Además, la exposición de la cavidad retrasa la curación. 

Esta complicación puede aparecer durante los primeros cinco días posteriores a la extracción. Hay unos factores de riesgo concretos como son el hábito de fumar, el consumo de corticoesteroides y el uso de anticonceptivos orales, por los estrógenos que contienen. También es factor de riesgo no seguir las pautas de actuación, posteriores a la extracción, que nos dará nuestro dentista. 

La primera señal que nos puede hacer sospechar de una posible alveolitis es que aparezca un dolor agudo tras habernos realizado la extracción dental. Este dolor puede irradiarse hacia el lateral de la cara. También se pueden inflamar los ganglios situados bajo la mandíbula y el cuello y puede aparecer la fiebre, así como un sabor desagradable en la boca. 

Normalmente, el odontólogo prescribe un tratamiento preventivo tras la intervención. Es importante la limpieza de la cavidad oral mediante enjuagues con colutorios que contengan clorhexidina(siempre tras las primeras 24 horas post extracción). También será importante seguir las recomendaciones del especialista en relación a la alimentación e ingesta de líquidos. 

Si se llevan a cabo todas las medidas preventivas mencionadas y, aún así, se produce la alveolitis, el tratamiento consistirá en el uso de antiinflamatorios (para reducir la inflamación y el dolor) y de antibióticos orales (para combatir una posible infección). Normalmente, la alveolitis suele desaparecer al cabo de unos diez días. De no ser así, la recomendación es volver a acudir al odontólogo para valoración y diagnóstico. 

Pide cita en ALAIA ante cualquier duda. Tendrás a tu disposición un equipo de profesionales especializados en las distintas ramas de la Odontología. Porque una boca sana es el inicio de un cuerpo saludable. 

La gingivitis y la periodontitis, enfermedades relacionadas con la acumulación de placa y sarro, afectan aproximadamente al 19 por ciento de los adultos. Sus principales factores de riesgo son la mala higiene bucodental y el consumo de tabaco. 

La placa bacteriana es la acumulación de bacterias entre los dientes. Se produce como consecuencia de la saliva y los alimentos que ingerimos. No tiene color, es pegajosa y se adhiere a los dientes de forma natural. El riesgo que conlleva es que daña el esmalte y las encías y esto puede generar caries o gingivitis. 

El sarro aparece cuando la placa bacteriana se endurece en las piezas dentales. Su acumulación varía según la persona y la edad. Suele ser de color amarillento y es consecuencia directa de una higiene oral deficiente. 

También pueden influir otros factores. Por ejemplo, si ingerimos mucha cantidad de azúcar, el pH de nuestra saliva se verá alterado y seremos más propensos a crear y acumular placa dental. Por otro lado, hay personas que de manera natural tienen un pH más ácido, por lo que en su boca se crea el clima ideal para el desarrollo de la placa y de otras enfermedades orales.

Para combatir esta patología, hay que seguir una buena rutina de higiene oral. Si no se combate, se convertirá en sarro, que no es otra cosa que la mineralización de la placa. Al haberse calcificado, es bastante duro y, para eliminarlo en su totalidad, se requiere de una limpieza dental profunda realizada por un profesional. No valdrá con una rutina de higiene en casa. 

Como el sarro aparece cerca de las encías, una de las enfermedades más comunes que provoca es la gingivitis, que puede derivar en periodontitis. También conlleva halitosis o mal aliento, caries y posible pérdida de piezas dentales. Este es el último nivel, cuando el sarro lleva años acumulándose en el interior de la boca. 

Para hacer una labor de prevención, hay que seguir una rutina diaria que es muy sencilla, pero debe ser constante: cepillarse los dientes después de cada comida, usar hilo dental y enjuague oral. Igual de importante será evitar el tabaco (las personas que fuman tienen más probabilidades de acumular sarro entre sus dientes) y acudir a nuestra cita periódica al dentista para una correcta revisión. 

Se trata de una alteración estética que hace referencia al tamaño excesivamente pequeño de algunas piezas dentales.

La realidad es que existen tantas formas y tamaños de dientes como personas hay en el mundo. Sin embargo, es cierto que hay quienes desarrollan unas piezas dentales fuera de lo común. Esa anomalía en los estándares de la estética se relaciona directamente con factores hereditarios. Puede ser diagnosticada por el dentista al comprobar si la proporción entre las piezas y el maxilar, es decir, la estructura en la que se implantan, es adecuada. 

Los genes determinan tanto el tamaño de los dientes como del maxilar, pero esta herencia puede transmitirse de manera independiente. De esta forma, una persona es susceptible de heredar tanto un maxilar grande como unos dientes pequeños, y viceversa. Se habla de microdoncia cuando el tamaño de los dientes es significativamente más pequeño con respecto al resto de elementos de la boca. Es decir, que a pesar de que la raíz del diente sea normal, las coronas son más pequeñas de lo común. Habitualmente, se presenta en los incisivos laterales superiores, seguidos de terceros molares y los premolares. En estos casos, la microdoncia suele ir acompañada de alteraciones en la forma de los dientes.

La genética es la causa principal pero también puede estar asociada a trastornos sistémicos, como el síndrome de Down, el síndrome de Williams o el de Turner. Otro factor causante puede ser una anomalía en el proceso de desarrollo dental.

La microdoncia afecta al aspecto estético de la sonrisa y, por tanto, a la imagen del paciente. La sonrisa no está equilibrada. Para solucionar esta situación existen tres tipos de tratamientos: 

-Restauraciones: las reconstrucciones dentales con resinas compuestas permiten restaurar las piezas que tengan un tamaño menor de lo habitual.

-Coronas dentales: con las fundas es posible rediseñar los dientes afectados por la microdoncia a través de una rehabilitación, ya sea completa o parcial.

-Carillas estéticas: unas láminas finas que se adhieren a la superficie de las piezas dentales, cambiando su forma y tamaño. 

La mayoría de estas soluciones pueden requerir un tratamiento ortodóncico complementario que, junto con la corrección del tamaño de los dientes, los sitúe en la posición adecuada. 

Así como hemos hablado de la microdoncia, también podríamos hablar del caso contrario, la macrodoncia. Se presenta cuando los dientes tienen un tamaño superior al que se considera normal.

En un caso u otro, no dejes pasar más tiempo y ponte en manos de un especialista. Lograrás una dentadura completamente funcional y armónica.

Una higiene oral correcta es vital antes y después de que salgan las piezas dentales. 

La eliminación diaria de la placa dental es el principal mecanismo de prevención de caries y enfermedades periodontales a cualquier edad. No sólo debemos preocuparnos de la salud oral de nuestros pequeñ@s. Tan importante como esto es generar en ellos unos hábitos saludables en el día a día. Y más ahora que arranca el nuevo curso escolar y volvemos a la disciplina y a los horarios marcados. 

Cuando todavía no han salido los dientes es importante limpiar las encías regularmente con un paño o gasa humedecida. Cuando sale el primero, podemos comenzar a cepillarlo dos veces al día con un cepillo dental infantil de cerdas suaves. Una buena regla de oro es que la primera visita a su dentista sea antes del primer cumpleaños. Según la Sociedad Española de Odontopediatría, es muy importante controlar la salida y evolución de los dientes de leche, ya que de esto dependerá la dentición definitiva. 

Los niñ@s mayores de dos años comienzan ya un cepillado más autónomo, que debe hacerse con un dentífrico que contenga flúor para prevenir la caries a medida que su dentadura continúa desarrollándose. A esta edad es fundamental motivarles para que entiendan la importancia de mantener una correcta higiene bucal. 

En la siguiente etapa, entre los cinco y los siete años, ya son conscientes de sus acciones y han adquirido la suficiente destreza manual para lavarse bien los dientes. Mantendremos nuestra supervisión sólo para asegurarnos de que cumplen la tarea. La constancia es un factor importante.

El cuidado dental temprano también implica una dieta saludable y equilibrada, limitando el consumo de alimentos azucarados y bebidas gaseosas. Además, es recomendable evitar el uso prolongado del biberón o el chupete.

Otro punto a tener en cuenta son los golpes en la dentadura. Es conveniente acudir al dentista, aunque no se aprecie nada alarmante, ya que si se aplica un tratamiento precoz el riesgo de complicaciones posteriores se minimiza. Los golpes en los dientes de leche pueden afectar directamente a las piezas permanentes en formación: alterando la forma, el color o la dirección de salida. Si el golpe hace que se rompa parte de un diente y se encuentra el fragmento, hay que guardarlo en suero fisiológico, leche o agua y acudir al dentista con rapidez. En la mayoría de los casos el fragmento podría adherirse al diente roto. 

Con las revisiones periódicas en el dentista, iremos ganándonos su confianza y cooperación. En el Centro Odontológico ALAIA sabemos que en las edades tempranas es cuando se sientan las bases de lo que será la futura relación entre paciente y odontólogo. Ponemos mucho cuidado en esta tarea. Y recuerda que la persona que mejor puede asesorarte sobre la salud oral de tus hij@s es su dentista. Consúltanos todas tus dudas. 

El dolor suele ser intenso, pero de duración muy corta y actuando sólo cuando está en contacto con el estímulo que provoca ese dolor. 

La sensibilidad dental es una de las molestias bucales más comunes entre la población adulta.  Para poder tratarla, es importante conocer las causas. Una de las situaciones que pueden darse es la exposición de la dentina. Esta es la parte más blanda del diente, situada bajo el esmalte dental. La dentina contiene unos tubos microscópicos que, cuando hay desgaste del esmalte y el cemento que la cubren, quedan expuestos. A través de estos tubos, el calor, el frío y otros elementos externos, encuentran un acceso fácil hasta los nervios y las células interiores del diente. Es ahí cuando se activa la sensación de dolor por hipersensibilidad. 

Las molestias que ocasiona pueden condicionar nuestra vida, nuestros hábitos y costumbres. El porcentaje de población afectada por la sensibilidad dental es bastante superior al que pudiéramos pensar. En los últimos años, incluso, está haciendo acto de presencia en edades muy tempranas, tal vez por problemas de una alimentación incorrecta o el uso de tratamientos blanqueantes no supervisados por un profesional.

Hay una serie de recomendaciones para calmar el dolor de los dientes sensibles:

-Buenos hábitos alimenticios: evita el consumo de comidas y bebidas ácidas que pueden desgastar el esmalte.

-Evita el uso de palillos de madera y no utilices tus dientes como si fueran herramientas para, por ejemplo, abrir un envase o sujetar una percha.

-Evita el tabaco y el alcohol en exceso.

-Sigue una rutina de higiene exhaustiva: no olvides la seda dental, que te ayudará a prevenir problemas de encías y a evitar su retracción. No te cepilles de forma agresiva y usa un cepillo con cerdas suaves, así como una pasta dentífrica específica. 

-Si sufres bruxismo, no olvides usar tu protector bucal por la noche. Esta patología desgasta el esmalte de los dientes, dejándolos vulnerables a la sensibilidad y el dolor. 

-Acude a tu odontólogo. A través de una exploración, podrá determinar las causas de la sensibilidad y encontrará una solución para ti. Aunque en sus inicios, la hipersensibilidad no es un problema grave, si no se trata a tiempo puede repercutir en la aparición de patologías bucales como caries o inflamaciones pulpares. Además, hay que confirmar que el dolor lo genera un tipo de sensibilidad dental y no una enfermedad bucal. 

Las vitaminas son nuestras aliadas para mantener una salud bucodental adecuada. 

Proteger las encías de enfermedades periodontales o prevenir la caries son algunas de las funciones de las vitaminas con respecto a la salud oral. La vitamina que hoy centra nuestra atención, la D, cuida la boca de factores externos que pudieran dañar nuestros dientes y encías debido a la absorción de calcio y fósforo. 

La vitamina D es una vitamina liposoluble que se encuentra en algunos alimentos y se sintetiza en la piel cuando se expone a la luz solar. Es importante para la salud ósea pero también tiene una relación notoria con la salud bucodental. Ayuda al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo, minerales valiosos para la formación y mantenimiento de los dientes y huesos. La ciencia demuestra que los niveles bajos de esta vitamina se asocian con un mayor riesgo de padecer afecciones como la enfermedad periodontal, caries o pérdida de piezas dentales.

Y cada vez es mayor el porcentaje de personas que necesitan suplementar esta vitamina crucial. Algo que debe hacerse siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud. Los médicos recomiendan, no obstante, exponerse al sol diariamente unos 10-15 minutos, de forma segura y siempre con protección. En cuanto a los alimentos, la encontramos en pescados grasos (como el salmón, el atún y la caballa) o en la yema de huevo, el hígado y la leche. También hay algunos alimentos de origen vegetal que son ricos en vitamina D, como los champiñones o las setas.

En definitiva:

-ayuda a fortalecer los dientes porque mejora la absorción de calcio.

-estimula la creación de colágeno, el principal componente de las encías.

-reduce el riesgo de caries dental porque ayuda a mantener los niveles adecuados de calcio en la boca. 

-en los fumadores, reduce los efectos dañinos que el tabaco genera en dientes y encías.

-controla los niveles de serotonina y dopamina, lo que nos hace estar más felices y refuerza el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de contraer enfermedades. 

Aprovecha la llegada del verano para tomar el sol y llenarte de energía y vitalidad. Siempre de forma prudente y saludable. 

Pequeños gestos, grandes resultados.

Siempre hemos pensado que el mejor sitio para guardar el cepillo de dientes es el cuarto de baño. Sin embargo, los estudios demuestran que muchos de los gérmenes que se encuentran en este punto de nuestros hogares, también se localizan luego en las cerdas de los cepillos dentales. Son bacterias que pueden causar distintas enfermedades estomacales o intestinales si nuestro sistema inmunológico no está fuerte y tenemos las defensas bajas. 

Estos mismos estudios nos dicen que 7 de cada 10 personas dejan su cepillo en el baño, lugar donde normalmente realizamos la higiene bucodental. Aunque la mayoría de las personas mantiene esta herramienta de salud oral en posición vertical, hay otr@s que lo almacenan con estuches en cajones de manera horizontal. La condición ideal es verticalmente, en un ambiente seco y no cerca de otros cepillos. Así, se evita la transmisión de microorganismos. Además, se recomienda mantenerlo en un lugar alejado del WC. Así evitamos contaminación cruzada con otras bacterias más peligrosas y que no forman parte de la flora bacteriana oral. 

Es habitual que se use un capuchón para proteger las cerdas del exterior. Aunque hay expertos que aseguran que esto acaba teniendo menos beneficio del que parece ya que esta cobertura lo que causa es que se cree un ambiente de humedad que favorece la proliferación de microorganismos y aseguran que el capuchón debe usarse estrictamente para el transporte. 

No obstante, hay que recurrir al sentido común e intentar mantener siempre esta herramienta en un ambiente seco. También hay que tener claro que, por mucho que lo limpiemos después de cada uso, el cepillo dental tiene fecha de caducidad y tendríamos que cambiarlo cada 3 meses o cuando veamos que las cerdas están deformadas, ya que en ese momento pierden efectividad. También hay que tener en cuenta que después de pasar por una infección hay que desechar el cepillo y usar uno nuevo. La razón es clara: éste no sólo puede contaminarse por gérmenes de fuera, tus propias bacterias podrían quedar en él y volver a enfermarte. 

Aunque parezca una obviedad, no hay que compartir el cepillo dental. Incluso hay que enseñar a l@s más pequeños de la casa a no realizar esta práctica ya que conlleva un riesgo de contagio por infecciones cruzadas. Los usuarios de cepillos dentales eléctricos deben seguir unas instrucciones de cuidado muy similares.

Recuerda que lo adecuado es cepillarse los dientes durante 2 minutos, al menos, dos veces al día. Si sumas a tu rutina el hilo dental y la limpieza de la lengua es muy probable que tengas asegurada tu salud oral. 

Agenesia es un término que significa “sin nacimiento”. Aplicado a la Odontología, se refiere a la falta de alguna pieza dental por no haberse desarrollado. Se trata de un problema de origen congénitoque, con mayor frecuencia, afecta a las llamadas muelas del juicio.

La ausencia de piezas dentales conlleva una serie de consecuencias que van mucho más allá de la estética. Normalmente, los problemas más comunes están relacionados con una maloclusión, provocada por el desplazamiento de los dientes contiguos a las ausencias. Además, el hueso maxilar también puede desarrollarse en menor medida. Pueden originarse alteraciones funcionales de masticación, salivación o pronunciación. Cuando la agenesia se da en las muelas del juicio no suele suponer un problema puesto que son piezas sin mucha utilidad.

Sin lugar a dudas, la cuestión estética es la que más afectapsicológicamente y a nivel de autoestima a los pacientes que sufren esta situación. La falta de piezas dentales en la zona más interna pasa más desapercibida, pero cuando esta ausencia se produce en la parte frontal de la boca, al paciente le cuesta sonreír ya que queda patente su problema estético. 

El diagnóstico de la agenesia se produce, normalmente, a partir de la observación de que los dientes de leche se mantienen más tiempo del habitual. Al no haber reemplazo que fuerce la caída del diente de leche, éste permanecerá más tiempo. Será el primer indicio de que podemos estar ante una agenesia dental. Para confirmar esta sospecha, el especialista realizará una radiografía que le proporcione una visión completa de lo que sucede en el interior.

A la hora de evaluar el tratamiento, tendremos en cuenta factores como la edad del paciente, el estado general de su dentadura, cuántas piezas faltan y en qué lugar. Las opciones son:

-Tratamiento de ortodoncia. Puede ser una solución idónea cuando falta una única pieza. Se emplea para reducir los espacios que se han generado ante la ausencia de esta o bien para fijarlos si lo que se pretende es aplicar un implante dental.

-Implantes dentales. Cuando la ausencia de piezas es más numerosa y faltan en la parte frontal, solemos recurrir a esta solución. Habrá que asegurarse, eso sí, de que la agenesia no ha afectado a la calidad del hueso.

-Prótesis. Aquí también entra en juego el número de dientes ausentes. Se pueden colocar prótesis parciales o completas. 

-Mantenedores de espacio. Para evitar que otras piezas dentales ocupen el lugar de la pieza faltante, logrando así que el maxilar se desarrolle con normalidad y que más adelante se pueda recurrir a un implante para cubrir ese hueco. 

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