Pequeños gestos, grandes resultados.
Siempre hemos pensado que el mejor sitio para guardar el cepillo de dientes es el cuarto de baño. Sin embargo, los estudios demuestran que muchos de los gérmenes que se encuentran en este punto de nuestros hogares, también se localizan luego en las cerdas de los cepillos dentales. Son bacterias que pueden causar distintas enfermedades estomacales o intestinales si nuestro sistema inmunológico no está fuerte y tenemos las defensas bajas.
Estos mismos estudios nos dicen que 7 de cada 10 personas dejan su cepillo en el baño, lugar donde normalmente realizamos la higiene bucodental. Aunque la mayoría de las personas mantiene esta herramienta de salud oral en posición vertical, hay otr@s que lo almacenan con estuches en cajones de manera horizontal. La condición ideal es verticalmente, en un ambiente seco y no cerca de otros cepillos. Así, se evita la transmisión de microorganismos. Además, se recomienda mantenerlo en un lugar alejado del WC. Así evitamos contaminación cruzada con otras bacterias más peligrosas y que no forman parte de la flora bacteriana oral.
Es habitual que se use un capuchón para proteger las cerdas del exterior. Aunque hay expertos que aseguran que esto acaba teniendo menos beneficio del que parece ya que esta cobertura lo que causa es que se cree un ambiente de humedad que favorece la proliferación de microorganismos y aseguran que el capuchón debe usarse estrictamente para el transporte.
No obstante, hay que recurrir al sentido común e intentar mantener siempre esta herramienta en un ambiente seco. También hay que tener claro que, por mucho que lo limpiemos después de cada uso, el cepillo dental tiene fecha de caducidad y tendríamos que cambiarlo cada 3 meses o cuando veamos que las cerdas están deformadas, ya que en ese momento pierden efectividad. También hay que tener en cuenta que después de pasar por una infección hay que desechar el cepillo y usar uno nuevo. La razón es clara: éste no sólo puede contaminarse por gérmenes de fuera, tus propias bacterias podrían quedar en él y volver a enfermarte.
Aunque parezca una obviedad, no hay que compartir el cepillo dental. Incluso hay que enseñar a l@s más pequeños de la casa a no realizar esta práctica ya que conlleva un riesgo de contagio por infecciones cruzadas. Los usuarios de cepillos dentales eléctricos deben seguir unas instrucciones de cuidado muy similares.
Recuerda que lo adecuado es cepillarse los dientes durante 2 minutos, al menos, dos veces al día. Si sumas a tu rutina el hilo dental y la limpieza de la lengua es muy probable que tengas asegurada tu salud oral.