El lupus es una enfermedad autoinmune, de causa desconocida, que puede originar inflamación y dolor en cualquier parte del cuerpo. Aunque es más frecuente que afecte a la piel, las articulaciones o algunos órganos internos, también puede tener un efecto negativo en los tejidos blandos de la boca.
En las personas que lo padecen, el sistema inmunológico, que está diseñado para combatir cualquier tipo de virus, ataca por error los tejidos y órganos sanos. Aparece por momentos, los denominados brotes, y el número de episodios y la gravedad de éstos depende de cada persona. Los medicamentos para el lupus pueden causar efectos secundarios, como la sequedad bucal. Es algo incómodo ya que provoca una sensación de ardor en la boca y la garganta. Lapiel de los labios se puede agrietar y descamar. Para aliviar esto hay que tomar agua y evitar la cafeína, el alcohol y el tabaco.
Aunque existen distintos tratamientos para ayudar a aquellas personas que padecen lupus, es importante tener en cuenta que no hay una cura para esta enfermedad. Al diagnosticarse un caso, se establece un seguimiento por parte de distintos profesionales con el objetivo principal de lograr que el paciente pueda sobrellevar de la mejor manera los síntomas y tenga calidad de vida.
En lo referente a la salud bucodental, lo prioritario será frenar las infecciones, evitando en lo posible que se pueda dañar de manera permanente la mucosa oral. La inflamación del lupus puede causar enfermedad de las encías. Éstas aparecen rojas, hinchadas o sensibles y también puede haber sangrado. Incluso, dientes flojos o dolor al masticar. Son personas más propensas a tener mal aliento o halitosis, caries dental, candidiasis oral y pequeñas úlceras en lengua, labios y paladar.
Son pacientes que deben prestar una especial atención a su higiene bucal. Se recomienda un cepillado delicado pero profundo y la elección de pastas de dientes y colutorios que garanticen la hidratación de la boca y no contengan sustancias irritantes.
El cuidado diario, junto con las visitas regulares al dentista, puede ayudar a mantener la boca sana y controlar los brotes orales. La recomendación es visitar al odontólogo al menos cada 6 meses, aunque si hay enfermedad de las encías, es posible que se necesiten citas con mayor frecuencia.