Herpes Labial

Se trata de una infección vírica que genera unas pequeñas ampollas dolorosas que aparecen alrededor de los labios, aunque a veces también pueden estar presentes bajo la nariz, paladar o en la barbilla. Junto con las aftas y la candidiasis oral, es una de las afecciones bucales más comunes: más del 60 por ciento de la población adulta ha sufrido algún brote de herpes a lo largo de su vida. 

El herpes labial es extremadamente contagioso y se transmite por contacto directo con las ampollas. El virus y su carga genética se desplazan hasta el ganglio del nervio trigémino, donde se acantonan. Como ese material genético permanece ahí, con el tiempo incluso puede volver a reactivarse, normalmente coincidiendo con épocas de estrés y bajada de defensas. Cuando esto sucede, podemos hablar de infecciones locales recurrentes. 

Unos días antes de que aparezcan las ampollas, hay personas que sienten picazón, ardor u hormigueo alrededor de los labios. En esa zona aparecerá un punto pequeño, duro y doloroso y, posteriormente, las ampollas. Éstas suelen ser pequeñas y de color amarillento. Suelen remitir por sí solas en el plazo de una o dos semanas. 

No hay cura para el herpes labial. Normalmente, no hay que hacer nada más que tratar los síntomas.

Eso sí, es importante acudir al médico si se presenta alguna de estas situaciones mientras tenemos un herpes labial:

-Nuestro sistema inmunitario está debilitado, por ejemplo, a causa de otra enfermedad o algún tratamiento.

-Si ya han pasado varias semanas y las úlceras no remiten.

-Si tenemos fiebre, pus o un enrojecimiento que se va extendiendo.

-Si el herpes sale muy a menudo. Concretamente, si padeces herpes labial más de 9 veces al año o tienes riesgo de sufrir complicaciones.

En caso de necesitar tratamiento si hay una detección temprana del herpes, suele ser con píldoras antivirales que, en caso de recurrencia, también sirven para controlar los brotes. Por el contrario, una vez que ya se ha manifestado, para aliviar las molestias que pueda originar se suele recurrir a un tratamiento que conlleva el uso de geles protectores y anestésicos. 

También os damos unos remedios caseros:

-Aplicar compresas frías en la zona afectada.

-Consumir bebidas y alimentos fríos.

-Usar protector solar.

-Tomar paracetamol o ibuprofeno.

-El uso de ciertos aceites esenciales, como el coco, puede aliviar la sintomatología. 

Y recuerda: la mejor prevención para la salud de la boca es cumplir con las medidas de higiene oral, seguir una buena alimentación y equilibrar los tiempos de ejercicio y descanso. 

Busca en ti una sonrisa única.