La pulpitis

La pulpa dental o nervio es el tejido blando que se encuentra dentro del diente, protegida por la dentina y el esmalte, ya que en su interior se encuentran nervios, vasos sanguíneos y tejido conectivo, que son los que nutren a la pieza dental. 

El hecho de que esté protegida no significa que no pueda dañarse y, cuando esto sucede, se produce una pulpitis o inflamación de la pulpa.

Normalmente, esta patología se suele asociar a una caries profunda no tratada. Sin embargo, aunque es una de las causas principales, no es la única. Las enfermedades periodontales en estado severo también pueden originar la pulpitis. Asimismo, son causas significativas: una erosión o abrasión dental (relacionadas con el bruxismo), una fisura o fractura del diente (relacionadas con un fuerte traumatismo) y tratamientos odontológicos conservadores que no se han realizado de forma adecuada. 

Cuando hablamos de pulpitis reversible, hacemos referencia a una inflamación pasajera del tejido pulpar. Una vez eliminado el estímulo que la provoca, el paciente deja de sentir molestias. Por el contrario, la pulpitis irreversible requiere un tratamiento odontológico, ya que el tejido no puede devolverse a su estado natural. En los casos en los que la pulpa no es tratada de forma precoz, se puede producir la necrosis de la zona. 

El dentista determinará, mediante las pruebas diagnósticas adecuadas, cuál es el mejor tratamiento para el paciente. Todo dependerá del avance de la afección. En casos leves, puede bastar con una obturación o empaste. En patologías avanzadas, puede ser necesaria una endodoncia o, en casos más graves, la extracción de la pieza dental y la colocación posterior de una prótesis o implante. 

La mejor manera de prevenir la pulpitis es prevenir la caries. Para ello, hay que mantener una higiene y cuidado dental riguroso, así como acudir a las revisiones marcadas por tu dentista. 

Hay que tener en cuenta que, si existe una pulpitis y no se trata, se puede provocar una infección que afecte, además del diente, a estructuras vecinas como encías y hueso, pudiéndose extender a otras zonas. Por lo tanto, es importante detectar y tratar a tiempo para poder conservar la pieza dental. 

El síntoma principal de la pulpitis es el dolor, que puede ser más o menos intenso. Se puede producir al consumir algún alimento que esté muy caliente o muy frío (pulpitis reversible). Una vez retirado ese estímulo, el dolor desaparece en unos minutos.

También puede aparecer dolor de forma espontánea (pulpitis irreversible) o que se mantiene en el tiempo una vez retirado el estímulo, normalmente calor.

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