Alimentos que contribuyen al mal aliento

Tener mal aliento es siempre algo incómodo, tanto para la persona que lo sufre como para los demás. La higiene dental es esencial para evitarlo, aunque es cierto que hay algunos alimentos que, por sus propiedades, pueden originar este problema.

Hay una serie de compuestos presentes en la comida que, después de ingerirlos y ser absorbidos en el duodeno, son transportados y se liberan a través del sudor, la orina y el aliento. 

Los dos casos más paradigmáticos son el ajo y la cebolla. Son dos alimentos que aportan muchos beneficios al organismo. Sin embargo, su mayor desventaja es el mal aliento que producen y que se debe a los sulfatos que desprenden. Junto a ellos, tenemos vegetales como la alcachofa, la col, la coliflor, el repollo o el brócoli, ricos en azufre. 

Las bebidas alcohólicas también predisponen a la aparición de halitosis, al menos temporal. No todo el alcohol es eliminado a través del hígado. Parte va a parar al torrente sanguíneo y se elimina también por el aliento.

Además, los alimentos con alto contenido en azúcares, como dulces y golosinas, facilitan la proliferación de bacterias en la boca, lo que también deriva con el tiempo en halitosis. Ocurre lo mismo con el tabaco, ya sea fumado o masticado. 

También hay alimentos que ayudan a preservar un buen aliento. Potencian el efecto antimicrobiano o poseen sustancias con capacidad para reducir los compuestos del azufre. Por ejemplo, el té verde, los champiñones, la manzana, la ciruela, el kiwi o el arándano. También algunos vegetales, como la lechuga, los espárragos o la berenjena. 

Para evitar el mal aliento, podemos daros unos breves consejos: 

-Es mejor comer poco y a menudo.

-Evitar una dieta hiperproteica, por la elevada ingestión de aminoácidos, ya que estas moléculas son utilizadas por las bacterias para la producción de compuestos del mal olor.

-Consumir alimentos sólidos ricos en fibra, ya que promueven la producción salival. 

-Hidratarse continuamente y estimular la salivación. 

-Y, por supuesto, evitar las comidas de olor intenso. 

El mal aliento es controlable, siempre que no provenga de alguna enfermedad bucodental (como gingivitis o periodontitis) u otras afecciones del organismo (como reflujo gástrico, diabetes o enfermedades hepáticas o renales). En este caso, se denomina mal aliento patológico. Cuando no se dé esta situación, lo más importante es seguir unas buenas rutinas de higiene oral. En este sentido, hay que recordar que la limpieza bucodental no se limita al cepillo y uso de colutorios. El 40 por ciento de la higiene de nuestra boca es interdental, por eso, es importante hacer uso de la seda o de cepillos interproximales. La otra gran olvidada es, sin duda, la lengua. En ella se acumulan numerosas bacterias y, muchas de ellas, son las responsables de la halitosis.

Cuando no podamos lavarnos los dientes tras una comida, podemos recurrir a los caramelos o chicles sin azúcar y con xilitol, una sustancia que ayuda a secretar saliva y a retirar los restos de alimentos de la superficie de los dientes. 

Acude al especialista para hacer una valoración de tu caso y establecer un diagnóstico.