Los dientes de leche son las primeras piezas que salen en la boca del bebé y que, posteriormente, serán reemplazados por la dentición definitiva. En total hay 20, 10 arriba y 10 abajo. Mientras que la dentadura de adulto, siempre que no se haya perdido ninguna, son 32 piezas dentales. 

El diente de leche tiene una estructura similar al de un adulto: por un lado, la corona, la capa de esmalte que la recubre y, por debajo, la dentina; por otro lado, la raíz y dentro la pulpa, la cual acoge al nervio y aporta sangre al diente.

Lo más normal es que los primeros aparezcan a los 6-8 meses de edad, concretamente, los cuatro de delante y abajo (incisivos inferiores) y sobre los 9 meses los incisivos centrales superiores. 

Al final del primer año, irán erupcionando los incisivos laterales superiores e inferiores y alrededor de los 15 meses llega el momento de los primeros molares. A los 2 años saldrán los segundos molares de leche y sobre los 2 años y medio, todos los dientes y muelas de leche ya deberán haber erupcionado. Son datos en base a estadísticas, pero cada niñ@ lleva su ritmo y, simplemente, es cuestión de que el especialista vaya controlando el proceso. 

Los dientes de leche son muy importantes ya que, aunque se van a caer, cumplen su función masticatoria y permiten pronunciar bien las palabras. Además, sirven de guía para los dientes permanentes y les guardan el espacio. Una buena dentición de leche ayudará a tener una buena dentición permanente. 

Por otro lado, la erupción de los dientes de leche favorece el desarrollo y fortalecimiento de los huesos maxilares y son esenciales a la hora de evitar problemas de mordida. 

En ocasiones, aparecen dos filas de piezas dentales: es lo que se conoce como “dientes de tiburón”. Sucede cuando los dientes temporales no se caen a su debido tiempo y los permanentes erupcionan en el espacio adyacente que encuentran libre. Esto no reviste gravedad, pero sí se debe visitar al dentista para que haga una exploración y evalúe la situación. 

En torno a los 5 o 6 años, los dientes de leche comenzarán a caerse y hasta los 12 años convivirán con los definitivos.

Puede darse la situación de una caída prematura de una pieza temporal. En estos casos, el diente permanente no estará listo para erupcionar y, por ello, puede dejar un hueco en la arcada. Para evitar futuros problemas de maloclusión, es necesaria una revisión con el especialista.

Si tienes cualquier duda sobre los dientes de leche de tu hij@, ven y pregúntanos.

El flúor es un elemento químico que ayuda a fortalecer los dientes, previene la caries y permite remineralizar el esmalte.

Sin embargo, si se administra mal, puede generar importantes problemas. Denominamos fluorosis dental a un trastorno del diente causado por la ingesta excesiva o continuada de flúor durante el periodo de formación de la pieza dental. Por lo tanto, los niñ@s son más propensos a sufrir esta patología, sobre todo, en edades inferiores a los 8 años.

La fluorosis provoca una desmineralización del esmalte o la dentina, causada por un aumento de la porosidad, que se traduce en un aspecto anómalo de los dientes: estrías o líneas, manchas blancas opacas y, en casos severos, esmalte quebradizo con manchas marrones.

Las pastas dentales suelen contener flúor, que ayuda a prevenir la caries. Su uso es seguro, siempre y cuando se sigan las cantidades recomendadas según la edad. Otra fuente de fluoruro es el agua. En algunas partes del mundo, los suministros de agua natural contienen altos niveles de flúor, dando como resultado una amplia fluorosis dental en la población. Desde 2011 la concentración recomendada en el agua potable por las autoridades sanitarias es de 0,7 mg/l.

También hay alimentos que contienen altas cantidades de flúor, como las sardinas, el salmón, el bacalao, las espinacas o la lechuga. Hay que tenerlo en cuenta.  

Para prevenir esta malformación en el esmalte es necesario no suministrar a nuestros hij@s suplementos nutricionales que contengan flúor, si no están prescritos por un especialista. Hay que usar pasta de dientes, acorde a la edad, y según las indicaciones del odontólogo. También controlar el nivel de flúor de los colutorios que usamos. Además, si los niveles en el agua potable que consumimos son muy altos, podemos optar por el agua mineral embotellada.

En cuanto al tratamiento para la pigmentación provocada por la fluorosis, variará dependiendo del tipo y gravedad de la mancha, por lo que será necesaria una valoración previa en la consulta del dentista. Hay opciones como la eliminación de manchas con un blanqueamiento dental, reconstrucciones estéticas, coronas o carillas. En pacientes con casos leves, realizar una limpieza dental de la mano de un profesional puede aportar grandes beneficios.

Y recuerda, cuanto antes se produzca el diagnóstico, más eficaz será el tratamiento.

Somos especialistas en estética dental. Consulta tu caso.

Las encuestas dietéticas mundiales, repetidas a lo largo de tres décadas, indican que los niveles de ingesta de este tipo de bebidas han aumentado notablemente. De hecho, se considera ya un problema de salud pública que cada vez afecta a personas más jóvenes. Diversos estudios científicos han demostrado que existe una asociación entre la cantidad y la frecuencia de la ingesta de estos productos y la erosión dental y la hipersensibilidad. 

Lógicamente, estamos hablando cuando hay un consumo diario y excesivo. En este caso, podemos llegar a hablar de desgaste dental en los tejidos duros del diente: esmalte y/o dentina, por el efecto de un agente químico (contienen ácido fosfórico), lo que puede derivar en consecuencias en el estado general de nuestra boca. Son bebidas tan corrosivas que también pueden manchar los dientes.Se combinan dos factores negativos: alto contenido de ácidos y alto porcentaje de azúcares.

Son igual de dañinas las bebidas light, porque también generan un ph muy ácido. 

La higiene oral tras su ingesta es necesaria, pero no suficiente para evitar estos problemas, ya que el azúcar que contienen alimenta a los microorganismos que dan lugar a las caries.

Si has tomado una bebida azucarada o carbonatada, no cepilles los dientes inmediatamente después, ya que el esmalte está débil y puedes dañarlo. Lo mejor es beber un vaso de agua para “limpiar” la boca y esperar unos 30 minutos para lavarlos con el cepillo y el dentífrico.

Es fundamental llevar a cabo un diagnóstico precoz de la enfermedad. Lo ideal sería detectarla cuando únicamente se haya visto afectado el esmalte, ya que así se puede actuar con una rehabilitación mínimamente invasiva, conservando la mayor estructura dentaria y evitando tratamientos más agresivos.

Cuando se ve afectado el esmalte de forma notoria, el avance de la enfermedad es mucho más rápido, ya que la dentina (el tejido que hay justo debajo del esmalte) es mucho más blanda y, por tanto, se desgasta con mayor facilidad. 

La mayoría de los refrescos pueden contener la equivalencia de hasta 21 terrones de azúcar en una sola lata. Cada vez que tomamos una de estas bebidas, los dientes sufren un “ataque ácido” hasta pasada una hora de su ingesta. Esto es debido a que el azúcar que contienen reacciona con las bacterias que se encuentran en nuestra placa dental y produce ácidos muy dañinos.

Lo ideal es consumir con moderación este tipo de bebidas, especialmente los más pequeños. Si las tomamos, la recomendación es dar sorbos rápidos, ya que causará menos estragos en la salud. Incluso utilizar una pajita, para reducir el impacto de los ácidos y azúcares en los dientes. Tras el consumo, enjuagarse la boca con agua y más de media hora después realizar el cepillado con pasta que contenga flúor. Durante la noche, se produce menos saliva, por tanto, el azúcar y ácido pueden causar más daños a la salud bucodental.

Da ejemplo a tus hij@s y anímales a consumir otro tipo de bebidas.

Los últimos estudios epidemiológicos realizados a niñ@s en nuestro país, indican que casi el 20 por ciento tiene alguna caries a los 3 años y el 40 por ciento a los 5 años. 

El mejor enfoque, sin duda, es la prevención y la educación en esta materia, ya que la caries en la infancia tiene repercusiones en la salud general de los pequeñ@s. La higiene bucodental debe ser estricta, para ir generando una rutina y una disciplina.

Debemos promover una cultura de salud oral en el hogar para asegurar unos cuidados apropiados y constantes desde los primeros meses de vida. 

La caries dental no es un problema sólo de la edad adulta. De hecho, es uno de los diagnósticos más frecuentes en la odontología pediátrica.

En las edades más tempranas (hasta los 5 años), la caries infantil aparece por una ingesta frecuente de azúcares, la falta de higiene bucodental o el mal hábito de dormir con el biberón dentro de la boca. Los dientes de leche están más desprotegidos que la dentadura definitiva y sufren daños más rápido y con mayor intensidad. 

Si la infección al diente de leche llega al hueso que hay entre el diente temporal y el definitivo y afecta al germen permanente, puede crear una bolsa de pus que afecte a la pieza final. 

Los dientes temporales desempeñan unas funciones orales de vital importancia. Perderlos de manera prematura puede acarrear una alteración en el orden natural y correcto de los dientes definitivos, así como una colocación incorrecta de éstos. También puede dificultar la función de masticación o el habla. Hay que dejar de pensar que los dientes de leche, como se caen, no se tienen que cuidar.

En los niños y niñas mayores, la caries puede darse por una mala higiene oral y una importante presencia en la dieta de alimentos muy azucarados o con alto contenido en carbohidratos.

Si detectamos una caries infantil en casa es que está en fase avanzada y el diente está muy dañado. Una primera señal es el cambio de color de la pieza dental, que pierde brillo y va evolucionando de amarillo a negro. La fase más visible es cuando aparece un agujero en el esmalte. Esta destrucción del diente indica que la caries está en una fase avanzada. 

Esta patología es sigilosa y, muchas veces, difícil de detectar en casa en los primeros momentos. Por consiguiente, es necesario realizar revisiones periódicas para llevar a cabo una valoración completa. También durante el primer año de vida. Es importante cuidar y conservar los dientes de leche, tal y como se hace con los dientes definitivos. 

El tratamiento de la caries infantil es variado ya que dependerá de la afección o no de la dentición definitiva, la edad del niñ@ y la evolución de la patología. Debemos intentar siempre que el mejor tratamiento sea una buena prevención. 

Las recomendaciones, por tanto, son: una adecuada y constante higiene oral, aporte de flúor, dieta sana y revisiones periódicas en el especialista. La Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) recomienda que los niñ@s visiten al dentista cada 6 meses por prevención. 

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