Al igual que ocurre con la piel o con la alimentación, cuando llega la época estival debemos cuidar más nuestra boca. 

Y es que la llegada de esta estación conlleva muchas alteraciones en nuestros hábitos diarios y esto puede ser crucial para nuestro estado de salud. Nos relajamos en muchos aspectos ya que el verano es sinónimo de diversión y ruptura con la rutina diaria que llevamos el resto del año.

No obstante, a nivel de salud bucodental, podemos seguir unos pequeños consejos que nos ayudarán a afrontar el otoño:

-Es cuando más lo necesitas: extrema la higiene oral. El cepillo y la pasta dentífrica deben viajar con nosotr@s allá donde vayamos. Si añadimos el hilo dental, nuestra limpieza será más profunda y adecuada. Así, evitaremos acumular placa bacteriana. 

-Las férulas de retención o de descarga no se pueden quedar en casa. Da igual si viajamos para un fin de semana o para 15 días. Si no forman parte de nuestro equipaje, es muy probable que, a la vuelta, no se ajusten a nuestra boca. 

-Cuidado con el azúcar. Helados, golosinas, bebidas azucaradas o dulces aparecen en mayor medida en nuestra dieta y es el ingrediente preferido por la caries. Plántale cara con un buen cepillado dental.

-Bebe más agua. Ayudará a generar saliva, que posee agentes antibacterianos que protegen los dientes y encías. Aumenta el consumo de alimentos frescos: verduras, frutas y hortalizas. También te mantendrán hidratad@.

-Cuida la sensibilidad dental evitando tomar productos que estén extremadamente fríos. Nos generarán una reacción extrema y dolorosa. 

-Si tomamos más alcohol o fumamos, puede aparecer el mal aliento. Utiliza un buen colutorio y cepilla tus dientes rigurosamente. 

-Usa protector bucal si practicas deportes de impacto o de riesgo. Sobre todo, si llevas brackets.

-Y recuerda que los labios también necesitan protección solar para prevenir el cáncer en esta parte de la boca.

Unos pequeños consejos que, seguro que ya conoces, pero que además debes poner en práctica. Y ante cualquier duda o dolencia, acude al Centro Odontológico ALAIA. Te ayudaremos a pasar un mejor verano. 

Evita excesos y falta de cuidados y no lo lamentarás en septiembre.

La última reunión de la Asamblea Mundial de la Salud ha sentado las bases, por primera vez en la historia, de lo que será la estrategia mundial sobre salud oral. La mitad de la población en el mundo sufre algún tipo de patología bucodental. En 2020, según datos de la Organización Mundial de la Salud, los cánceres de labio y cavidad oral se encontraban entre los 20 cánceres más frecuentes a nivel mundial, provocando 180 mil muertes anuales. 

El informe emitido por la OMS, y que ha sido dado a conocer también por el Consejo de Dentistas, recalca que, durante las tres últimas décadas, la prevalencia mundial de caries dental, periodontopatías y pérdida de dientes se ha mantenido en el 45 por ciento, lo que supone una prevalencia superior a la de cualquier enfermedad no transmisible.

Es un momento histórico ya que, hasta la fecha, no se había planteado ningún plan mundial sobre salud bucodental. Se establecen unos objetivos claros y cuantificables, que deberán alcanzarse en 2030. 

Los principios rectores de esta estrategia son:

-integrar los programas de salud bucodental en iniciativas coordinadas de salud pública más amplias.

-integración de la salud bucodental en la atención primaria.

-planificación de recursos para que el personal sanitario tenga las competencias necesarias.

-atención de la salud oral centrada en la persona y el autocuidado.

-programas de abordaje desde todas las etapas de la vida.

-optimización de las tecnologías digitales para la mejora de la detección temprana y la vigilancia dentro de la atención primaria.

Según ha señalado el presidente del Consejo, el Dr. Óscar Castro, “el desarrollo de este plan de actuación es un avance crucial paraconseguir el acceso a una atención bucodental integral y eficaz en todo el mundo. Porque el acceso al dentista no debe ser un privilegio, sino un derecho básico y universal de todos”. 

Nuevos horizontes en la salud oral.

Los odontólogos tienen un papel muy importante a la hora de cuidar la salud de sus pacientes. En ocasiones, son los primeros en observar señales y síntomas de una posible patología que todavía no se ha diagnosticado y que da la cara en la boca.

Por ejemplo, los trastornos alimenticios afectan claramente a la salud bucal de las personas y, en ocasiones, es el dentista el primero que detecta que algo está pasando. 

Tanto la anorexia nerviosa como la bulimia son desórdenes, dentro de la alimentación, que ponen en alto riesgo el estado de salud general.

La bulimia se caracteriza por atracones habituales de comida, seguidos de vómitos provocados y, a menudo, también el uso de laxantes. Al vomitar, el ácido estomacal hace que los dientes cambien de color y se vuelvan amarillentos e, incluso, pueden llegar a desgastarse. Los bordes de los dientes se hacen delgados y se fisuran con facilidad. En esta situación, comer o beber algo caliente o frío puede llegar a ser incómodo porque genera mucha sensibilidad. Son habituales las llagas en la boca, por eso, a veces somos los profesionales de la odontología los primeros que detectamos esta patología.

La caries dental también puede ser más prevalente en estos pacientes y, si hay una higiene oral deficiente, aumenta el riesgo de enfermedad periodontal, que afecta a las encías y al hueso de soporte dental. 

En cuanto a las personas que sufren anorexia, son aquellas que presentan un miedo extremo y descontrolado a aumentar de peso y se obsesionan de tal manera que evitan alimentarse por todos los medios. Llegan a tener una percepción distorsionada del volumen y forma de su cuerpo. Se someten a estrictas dietas, ayunos y se exceden con el ejercicio físico de tal manera que, todos estos factores, provocan un debilitamiento de los huesos y muchas de estas personas sufren osteoporosis. A consecuencia de ello, se debilita la masa ósea de los maxilares y se puede producir la pérdida de piezas dentales, así como serios problemas en las encías. 

En lo referido a salud oral, sin la nutrición apropiada, las encías y otros tejidos blandos dentro de la boca pueden sangrar con facilidad.

Además, las glándulas que producen la saliva pueden inflamarse y se puede experimentar el síndrome de la boca seca.

Se calcula que en España hay unas 400 mil personas con TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria), según datos de la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB). La pandemia por la Covid-19 ha agravado la situación y los casos se han triplicado con respecto a 2019.

En ALAIA, consideramos que hay que estar atentos a las señales que nos da la boca para detectar a tiempo estos trastornos.

Esto repercutirá favorablemente en el pronóstico de unos procesos de evolución compleja y prolongada.

La salud empieza por la boca.

Abusar del consumo de dulces y golosinas no es bueno para tus dientes ni para tu salud en general. Varios estudios científicos han demostrado que las personas que se exceden con este tipo de productos, con frecuencia, tienen un riesgo muy alto de desarrollar caries y otras enfermedades. Por eso, hay que intentar reducir su consumo al mínimo. 

Dentro del ranking de las más perjudiciales, tenemos en tercer lugar las que se mastican, ya que están menos tiempo en el interior de nuestra boca: bombones y golosinas de chocolate.

En segundo lugar, tenemos las chucherías para chupar, que acumulan el azúcar en nuestra saliva y la dispersan por toda la boca. 

Y en primera posición encontramos las gominolas blandas, que se adhieren con fuerza a nuestras muelas y terminan por dejar restos sobre ellas, lo que las hace permanecer ahí más tiempo del deseado y aumenta la probabilidad de caries. 

Mención aparte merecen los caramelos más duros ya que, además de añadir azúcar a nuestro organismo, pueden llegar a causarnos problemas en los dientes, como fisuras o incluso rotura de alguna pieza. 

Un alto consumo de azúcares y glucosa nos puede llevar a otros problemas sistémicos como la obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. 

Hay que aclarar que el azúcar no es el responsable directo de la caries, sino las bacterias en tu boca. El azúcar que se encuentra en dulces y golosinas es el “combustible” que utilizan esas bacterias, que ya están en los dientes, para formar la caries. Mientras la saliva y nuestra dieta aportan nutrientes y minerales buenos para la dentadura, los azúcares tienen el efecto contrario. Cuando nos alimentamos, los dientes quedan recubiertos de una fina película, conocida como placa bacteriana. Esta placa contiene muchas bacterias y otros microorganismos que utilizan el azúcar en los dulces para producir ácidos que erosionan y debilitan los tejidos de los dientes, destruyéndolos lentamente y formando la caries. 

Pero, además, un consumo abusivo de caramelos y golosinas puede generar otros problemas, como la inflamación de las encías, enfermedad periodontal, fracturas dentales o halitosis. 

Los chicles son un tipo de golosina especial ya que, siempre que sean sin azúcar, ayudan a producir más saliva y, por tanto, después de comer, refuerzan esa barrera natural contra las bacterias que impedirá la acumulación de azúcares y ácidos. Si consumimos chicles con xilitol, reforzaremos además las propiedades antibacterianas de la saliva.

Lógicamente, hemos de tener precaución con los chicles en caso de llevar ortodoncia o si sufrimos bruxismo. En este último caso, el hecho de mascar puede favorecer trasladar la sobrecarga nocturna de nuestros dientes a otras horas del día. Y recordamos que un chicle nunca debe sustituir al cepillado con pasta dentífrica. 

Lo más importante es aplicar el sentido común. Es decir, que el consumo de golosinas no se convierta en rutina. Y aquí recordamos que no se trata sólo de dulces y caramelos, también zumos envasados y bebidas refrescantes.

Educa a tus hij@s en un estilo de vida saludable.