Los movimientos que realiza el
bebé con la mandíbula y la lengua son muy diferentes según tome pecho o
biberón. Con la lactancia materna se favorece el desarrollo bucodental,
mientras que con el biberón puede ocurrir lo contrario si lo usamos de manera
prolongada, es decir, más allá de los 2 años.
Los especialistas recomiendan
dejar el biberón de forma progresiva a partir de los 12 meses, sustituyéndolo
por vasos o tazas de aprendizaje que favorezcan el paso de una alimentación
mediante succión a una por masticación. A partir de los 24 meses ya se debería
haber abandonado definitivamente el biberón para evitar malformaciones e,
incluso, dificultades de pronunciación.
Además, se recomienda el uso
de biberones con tetinas anatómicas, con orificios pequeños, ya que favorecen
el movimiento anterior de la mandíbula y la coordinación de la succión, la
deglución y la respiración.
Por otro lado, hay que prestar
mucha atención a la denominada “caries de biberón”.
El bebé no debe acostumbrarse
a dormir con el biberón ni utilizarlo como chupete ya que este hábito hace que
el azúcar de la leche permanezca en la boca durante horas. Mezclado con los
gérmenes y bacterias bucodentales, provoca un desgaste temprano de los dientes.
Los pediatras no recomiendan dar zumos ni otras bebidas azucaradas, debe usarse
sólo para ofrecer agua o leche.
La caries del biberón es una
caries muy agresiva que destruye los dientes de leche y puede dañar incluso el
germen del diente definitivo que estará todavía en el interior de la encía.
Otro problema derivado del uso
prolongado del biberón (puede pasar también con el chupete o el dedo) es la
mordida abierta. La succión prolongada provoca un estrechamiento del maxilar
que impide que los dientes superiores lleguen a contactar con los inferiores.
La mordida cruzada es otra de las consecuencias y se produce al estrecharse el
maxilar, dando lugar a un cruce entre arcadas que, si persiste hasta los 7
años, hará necesario el uso de ortodoncia.
Reeducar la lengua es otro de
los retos tras prolongar el uso del biberón, ya que está acostumbrada a ejercer
la presión que requiere para succionar. En muchos casos, se necesita la
intervención de un logopeda y es un proceso lento y complicado.
Desde la Sociedad Española de
Ortodoncia subrayan la importancia de unos buenos hábitos para un correcto
desarrollo oral de l@s niñ@s. Cuanto más temprano se empiece con la higiene
oral y con el establecimiento de una disciplina a este nivel, menores serán las
probabilidades de desarrollar caries infantil. Primero, será responsabilidad de
los padres, al menos hasta que el pequeño sea más autónomo.
Desde ALAIA nos sumamos a esta recomendación y os animamos
a traer a los más pequeños a la consulta para que se familiaricen con nosotros.
Además, podremos controlar el estado de sus dientes y ver cómo se desarrolla el
crecimiento de sus maxilares.
Se recomienda realizar la primera
visita al dentista antes del primer año de vida del bebé para que el
especialista oriente a los padres sobre los hábitos de higiene oral.
Una pregunta a tiempo, puede evitar
preocupaciones futuras.