El debate entre cepillo eléctrico y manual es algo que lleva décadas en la palestra. Hay estudios que avalan una mayor eficacia del primero y otros que no lo indican para según qué tipo de dentaduras.

La clave es aplicar la técnica que nos permita eliminar por completo los restos de comida que se acumulan en la boca. Es decir, ambos son recomendables si se utilizan de forma adecuada.

En lo referido al cepillo eléctrico, entra en juego, lógicamente, el tipo que usemos. Los que tienen una acción de oscilación y rotación proporcionan protección contra la inflamación de las encías a corto y largo plazo y mejor eliminación de la placa. Un 21 por ciento, frente al 11 por ciento del cepillo manual.

Tiene sentido que los que rotan y oscilan son menos cansados para quien los usa y, por eso, pueden estar más rato cepillándose. También se argumenta que es más accesible en las caras internas de muelas y dientes, facilitando la limpieza de esas zonas.

Hay especialistas, sin embargo, que señalan que el cepillo eléctrico no está indicado para todas las personas ya que no tenemos control de la fuerza de cepillado y esto puede dañar las encías, por ejemplo, en las personas mayores. En caso de problemas periodontales o tendencia a inflamación y sangrado de encías es mejor utilizar cabezales con cerdas extra suaves. Las personas que padecen estos problemas pueden notar que las vibraciones creadas por el cepillo eléctrico son más molestas e incluso dolorosas. Por eso, quizá prefieran optar por el manual, con el que el control de la presión y el vigor del cepillado es más sencillo.

Con un cepillo manual la limpieza también puede ser perfectamente eficaz. Además, es más económico y fácil de transportar si se come fuera de casa. En los últimos años, la tecnología de sus cabezales y filamentos también ha avanzado mucho. Como decimos, hay situaciones en las que es más recomendable utilizar manual ya que el usuario controla mejor el cepillado: por ejemplo, después de una cirugía (con puntos de sutura o una zona dolorida), con ciertos tipos de ortodoncia o cuando los niñ@s son muy pequeños para ir enseñándoles poco a poco las técnicas de limpieza.

Hay que tener claro que las herramientas mejores son las que realmente se adaptan a nuestras necesidades y se usan de manera correcta. La clave reside en una buena técnica de cepillado.

El eléctrico puede ser una opción fantástica para aquellas personas con una discapacidad o que padecen artritis o dolores crónicos en los brazos.

Tanto el cepillo eléctrico como el manual están indicados para la limpieza bucodental infantil. Aunque, como señalábamos anteriormente, el primero lo recomendamos a partir de los 8 años y es preferible optar por uno de cabezal adaptado a la boca del niñ@ y, mejor, con un diseño atractivo que convierta la higiene diaria casi casi en un juego.

Sea manual o eléctrico, hay unas recomendaciones similares:

  • 3 limpiezas diarias de 2 minutos cada una.
  • Pasta fluorada para evitar la caries.
  • Cambiar el cepillo o cabezal cada 3 meses.
  • No nos olvidemos de cepillar la lengua y del hilo dental.

Con una rápida revisión te recomendaremos una u otra opción en base a las características de tu dentadura.

Si tienes dudas, visítanos, podemos comentarlo.

Desde hace ya unos años, los piercings se han convertido en un complemento estético más. El rostro, sobre todo la zona de la boca, es uno de los lugares más frecuentes para su colocación. Una moda que no ha tenido en cuenta las consecuencias negativas que este elemento de imagen tiene para nuestra salud. Problemas muy importantes también a nivel bucodental, en relación a los que se colocan en lengua, labios, frenillo e incluso mejillas.

Además del dolor y el posible rechazo, hay un alto riesgo de infección en la zona, dada la presencia de bacterias y la humedad propia de la boca, que dificulta la cicatrización de los tejidos.

En el mismo momento de la colocación del piercing puede haber dolor e inflamación. Esta inflamación puede afectar a los ganglios situados bajo la mandíbula inferior y se puede prolongar varias semanas. En el caso de la lengua, también se puede producir alguna hemorragia al hacer la perforación, se puede alterar el sentido del gusto e incluso la función motora si se afecta a algún nervio.

La infección local de la zona donde se coloca el piercing se puede dar en un 15 por ciento de los casos, aproximadamente. Se debe acudir al médico ante fiebre, enrojecimiento de la perforación o temblores. También puede darse una reacción alérgica dependiendo de la aleación usada para el piercing.

Por otro lado, cuando ya lo tenemos colocado, se pueden originar problemas de otra índole, por ejemplo, maloclusiones dentales, traumatismos en los dientes contiguos, infecciones, retracción de las encías e, incluso, pérdida de alguna pieza.

Con un piercing labial las encías pueden retraerse, dejando más superficie dental al descubierto, lo cual favorece la pérdida de inserción del diente. Esto puede causar su movilidad y posterior pérdida.

También pueden darse traumatismos dentales, desde un simple desgaste por rozamiento hasta el astillamiento o fractura. El contacto continuado del metal puede generar la acumulación de placa bacteriana y esto puede derivar en gingivitis e, incluso, periodontitis. Las bacterias pueden llegar a pasar al flujo sanguíneo y provocar bacteriemia (bacterias en la sangre) que pueden originar cuadros (como la sepsis o el shock séptico) mucho más graves.

Pero la cosa no acaba ahí. Un piercing oral puede provocar maloclusiones dentales, halitosis, alteraciones en el habla o alteraciones del gusto. También se han dado casos de ingesta del piercing, lo que puede provocar asfixia.

Estos pendientes, en el día a día complican, y mucho, la higiene dental. Dependiendo de dónde estén colocados, hacen más difícil llegar a algunas zonas de la boca para la correspondiente limpieza. 

Por todo lo reseñado, no es de extrañar que los dentistas no aconsejemos la colocación del piercing y este tipo de perforaciones en lengua, labios y boca. Si aún y todo tienes pensado ponerte uno o ya lo tienes, extrema la higiene y acude a tu dentista para hacer un seguimiento del estado de la boca. Importante también quitártelo durante la realización de la práctica deportiva.

La estética es importante, pero mucho más la salud.

El Centro Odontológico ALAIA se suma a la campaña “Salud oral y mayores”, promovida por el Consejo General de Dentistas. Del 15 de abril al 15 de mayo, clínicas dentales voluntarias realizarán una revisión bucodental gratuita a todas las personas mayores de 65 años que la soliciten.

El equipo ALAIA quiere formar parte de esta iniciativa que pretende evitar las repercusiones del envejecimiento en la salud oral. Es una herramienta muy útil, dirigida a todos nuestros mayores, con el objetivo de ayudarles a mantener su boca sana y cuidada.

Con una pequeña orientación, básica y sencilla, los adultos mayores pueden lograr una buena salud oral, lo que redundará en una mejor salud general.

Queremos transmitirles que nunca es tarde para cuidar dientes y encías. También, recalcarles la importancia que tiene a su edad la higiene bucodental y de las prótesis, así como las revisiones periódicas con su dentista. Insistiremos en la trascendencia que tiene reponer los dientes perdidos para la estética y la función de la boca.

Una revisión gratuita y nuestros mejores consejos para que sepan cómo cuidarse. Si tenemos una buena salud oral, podremos prevenir enfermedades y, lo primordial, lograremos una mayor calidad de vida.

Nos sumamos a la campaña y deseamos que sea de utilidad para nuestros mayores.

La salud general empieza en la boca.

Las carillas dentales se han convertido en una de las soluciones de estética dental más efectivas, rápidas y personalizadas para mejorar nuestra sonrisa. Se trata de unas láminas muy finas, de un máximo de 1mm de espesor que se colocan directamente sobre la superficie de los dientes para mejorar el color, brillo y apariencia.

La colocación es indolora ya que se pegan directamente sobre la pieza dental mediante una especie de resina.

Suelen utilizarse para corregir una variada gama de problemas dentales:

  • Dientes manchados sin posibilidad de blanqueamiento.
  • Dientes astillados o desgastados.
  • Dientes torcidos o deformes.
  • Espacios interdentales o diastemas.

Normalmente, suelen estar hechas de porcelana o material de resina compuesta. En ALAIA, utilizamos las de porcelana ya que son más fuertes y duraderas, no se manchan fácilmente y tienen una superficie de aspecto muy natural. Creemos que ofrecen mejores resultados tanto por estética, como por duración. Además, apenas necesitan mantenimiento profesional posterior.

Es importante saber que, antes de poner las carillas, los dientes y encías deben estar saludables, sin caries o algún tipo de enfermedad.

A su vez, tras la colocación, requieren de ciertos cuidados para que su duración sea de 15 años aproximadamente, incluso más:

  • Evitar alimentos y bebidas con coloración.
  • Realizar una correcta rutina de higiene oral. Incluyendo el hilo dental.
  • No usar los dientes como herramientas. Las carillas pueden romperse o astillarse bajo presión.
  • Si padeces bruxismo, utilizar una férula por la noche.
  • El tabaco es perjudicial para la salud, en general. En el caso de las carillas, las puede teñir de un color amarillento, especialmente si están hechas de composite.
  • Son importantes las revisiones pautadas por el dentista para comprobar que las carillas estén en perfecto estado. Ante cualquier problema, el especialista tomará la medida correctora más oportuna, como puede ser un pulido.

Si crees que debes mejorar la apariencia estética de tu sonrisa, visítanos y te haremos un estudio para evaluar las opciones de tratamiento. Las carillas pueden ser una fácil solución en toda la dentadura o en alguna pieza dental. La experiencia nos demuestra que los resultados son excelentes. Estas restauraciones constituyen un importante éxito de la odontología, por funcionalidad y estética.

Gracias a las carillas dentales, muchas personas han logrado la imagen deseada y han recuperado la seguridad en sí mismas.

Recuerda, tu sonrisa es tu mejor carta de presentación.