EL CHUPETE

el chupete

Son muchas las opiniones en torno al uso del chupete.

Según la Sociedad Española de Odontopediatría, el chupete no produce malformaciones dentales si se retira antes de los tres años.

Hace tiempo, este artilugio tan deseado por los bebés, se convirtió para muchos en el culpable de que los recién nacidos no quisieran tomar el pecho materno, de que cogieran infecciones de oído y de posibles malformaciones en la boca y la dentadura futura. Evitarlo se convirtió en una máxima pediátrica, para la desesperación de muchos padres.

Con el tiempo, la evidencia científica ha matizado muchas de estas creencias.

El chupete, según estos estudios, reduce la incidencia de la muerte súbita del lactante, tiene efecto analgésico en procesos dolorosos y calma la ansiedad. En lo referente a la boca, se reseña que los efectos perjudiciales que ejerce sobre la correcta alineación de los dientes son reversibles. Para ello, no obstante, debe ser retirado antes de los tres años.

Cuando un niño usa chupete y realiza la succión, los dientes centrales inferiores se desvían paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el mismo plano, pero en la parte superior, tienden a separarse y a sobresalir. Además, la acción de succionar pone en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la lengua, hacen que las líneas superiores e inferiores pierdan su paralelismo (es lo que se denomina mordida cruzada).

Para llegar a esto, y que las malformaciones sean apreciables, es necesario ejercer una presión más o menos constante durante 6 horas diarias. Es decir, que para llegar a situaciones extremas influye el tiempo y también la presión que el/la niñ@ realice en la succión.

Por eso, hay pequeñ@s que, aun usando chupete, no desarrollan ningún tipo de maloclusión dental.

Las recomendaciones que da la Sociedad de Odontopediatría son:

  • intentar evitar el uso del chupete en los primeros días de vida para favorecer la lactancia materna.
  • evitar su utilización como método para poder retrasar una comida.
  • mejor un chupete que uno de los dedos de su mano.
  • retirar, en la medida de lo posible, antes de los tres años.

La mayor preocupación de los odontopediatras en relación a la influencia de las tetinas en la dentición es la llamada caries del biberón. Se denomina así pero también puede aparecer por un uso no correcto del chupete (por ejemplo, untarlo con excesiva frecuencia en algún líquido dulce y dárselo al bebé). En cuanto al biberón, se refiere a la mala costumbre de ofrecerlo con zumo o bebidas azucaradas o también a la posibilidad de permitir que el niño se duerma chupando la tetina. Estos hábitos están absolutamente desaconsejados.

También coinciden los expertos en que es bastante más peligroso que el bebé se lleve el pulgar a la boca a que use chupete.

Por un lado, las tetinas y chupetes se pueden esterilizar más fácilmente que las manos de los niños. Por otro, la superficie de los dedos es más dura que las tetinas convencionales, lo que aumenta el riesgo de lesionarse la mucosa bucal o el propio dedo.

Si al retirar el chupete a tiempo, los efectos en la boca son reversibles, chuparse el dedo acarrea otros muchos problemas en la alineación dental. Además, es un hábito más difícil de erradicar.

La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) coincide con los odontopediatras en todos estos argumentos y recomienda una revisión con el ortodoncista al cumplir los 6 años.

Chupete sí, pero con límites.