El verano es sinónimo de relax y diversión. Reducir el estrés diario es bueno para la salud, en todos los sentidos, también en lo referido a salud oral.

Por eso, estas semanas que se aproximan pueden ser muy saludables y nos ayudarán a coger fuerzas para el siguiente ciclo. Este año, tras esta dura pandemia y el confinamiento, valoraremos aún más el hecho de estar al aire libre y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida.

Además, queremos destacar que la salud oral cobra ahora, en el marco de pandemia de covid-19, una trascendencia especial. La Sociedad Española de Periodoncia recomienda, más que nunca, reforzar los hábitos de higiene bucodental. Hay que tener una boca sana para ayudar a cerrar el paso al virus.

Estos son algunos consejos de salud bucodental para la época estival:

-Aprovecha que entran mucho mejor los alimentos frescos y con alto contenido hídrico como las verduras, frutas y hortalizas. Evitarán la sequedad bucal y te mantendrán hidratad@.

-Precisamente para mantener esa hidratación, será esencial beber mucha agua. Ayudará a generar saliva, que posee agentes antibacterianos que protegen los dientes y encías.

-Recuerda que el azúcar y las bebidas carbonatadas son muy perjudiciales para el esmalte. No abuses de ellas.

-Si te vas de viaje y usas algún tipo de férula, no la olvides en casa. Si no te la pones, puede que a la vuelta ya no encaje correctamente.

-Evita el denominado “sarro del nadador”, al estar demasiado tiempo en contacto con el cloro de la piscina. Para ello, será necesaria una buena y constante higiene dental.

-Ten cuidado al practicar deportes, especialmente, si son de riesgo. Utiliza un protector bucal, con mayor motivo si llevas brackets.

En caso de fractura dental, conviene guardar el fragmento y acudir lo antes posible al dentista para aplicar el tratamiento adecuado. Así, evitaremos el dolor y la infección de la pulpa dental.

-La protección solar en los labios es fundamental para prevenir el cáncer en esta parte de la boca.

-Intensifica tu higiene bucodental. Cambiamos los hábitos y eso, unido al calor, puede generar la proliferación de bacterias bucales y un aumento de patologías. Que no te falte ese kit de higiene oral en tu bolsa de playa. Ante un olvido, procura tener aliados como las manzanas y las uvas que ayudan, de manera natural, a limpiar y mantener un buen nivel de salud en la boca.

Para evitar sustos, hazte una revisión tras las vacaciones. Así podremos minimizar los riesgos, detectar posibles daños y actuar lo antes posible.

Y, sobre todo, relájate en verano y sonríe.

El cáncer oral puede producirse en cualquier parte de la cavidad bucal, aunque es más habitual en lengua o labios.

Suele tratarse de carcinomas de células escamosas que se extienden rápidamente. Los principales factores de riesgo que se relacionan con el cáncer oral son el tabaquismo y el alto consumo de alcohol. También se han identificado como causa una higiene dental insuficiente, una infección crónica por papilomavirus o una irritación crónica. Los hombres mayores de 40 años son los principales afectados por esta patología.

Normalmente, suele manifestarse con la aparición de una placa blanquecina, similar a una úlcera o llaga. No cursa dolor en los primeros momentos.

Dependiendo de la zona en la que aparezca puede provocar también problemas de masticación, dolor al tragar, trastornos de la lengua, inflamación de los ganglios del cuello o pérdida de peso repentina.

Cuando el diagnóstico llega en fase inicial y está localizado, se recurre a la extirpación quirúrgica. Presenta una tasa de curación del 90 por ciento. Desgraciadamente, más de la mitad de los cánceres orales se diagnostican en fases avanzadas por lo que el tratamiento ya no es curativo, sino paliativo.

En cuanto a la prevención, pasa por evitar los principales factores de riesgo, como el tabaco o el alcohol. Hay que mantener unos hábitos de vida saludables, una alimentación equilibrada y una higiene dental correcta. Las revisiones periódicas de nuestro odontólogo son fundamentales para poder localizar la patología en las primeras fases. No hay que olvidar, que el cáncer oral también puede localizarse en los labios y, para evitarlo, es fundamental evitar las quemaduras solares y la exposición a la luz ultravioleta con una buena crema protectora.

Todos los 12 de junio se celebra el Día Europeo del cáncer oral. La finalidad es concienciar a la población de la importancia de cuidarse la boca y hacer las revisiones oportunas que eviten diagnósticos tardíos. Según el Consejo de Dentistas, es una enfermedad con un alto índice de mortalidad y una gran incidencia entre la población.

Es necesario adquirir conciencia y mejorar nuestros hábitos de vida. Ante cualquier duda o sospecha, visita el Centro Odontológico ALAIA. Llevaremos a cabo una exploración para detectar síntomas y nódulos en la cavidad oral. También es muy importante, especialmente a partir de los 40, realizarse autoexploraciones. Será poco tiempo. Un tiempo bien invertido.

La prevención es, hoy por hoy, el mejor tratamiento.

Según el Consejo de Dentistas, el tabaco provoca, a nivel mundial, más de 8 millones de muertes al año y es la principal causa de cáncer oral. Además, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedad severa con covid-19 que los no fumadores.

Todos los años, el 31 de mayo, se celebra el Día Mundial sin Tabaco, una efeméride que pretende informar y concienciar a las personas sobre los efectos nocivos y letales del consumo de tabaco y de la exposición pasiva al humo. El objetivo es disuadir a la sociedad de su consumo, en todas sus variantes.

El tabaquismo es uno de los hábitos más perjudiciales para nuestra salud. Lógicamente, nuestra boca también se ve afectada.

La lista de problemas que nos puede generar este hábito es larga. Algunos se aprecian a simple vista: halitosis, pérdida del blanco natural de los dientes, aparición de manchas o pérdida del gusto y el olfato.

Otros efectos son aún más dañinos. El hecho de fumar disminuye el riego sanguíneo en las encías, lo cual puede enmascarar una patología y reduce la capacidad de respuesta ante una infección. Además, un menor nivel de defensas dificulta la cicatrización de las heridas en la boca, bien sean accidentales o producidas durante una intervención.

El tabaco altera la composición de la placa bacteriana, agudiza la sensación de dolor y también ralentiza la recuperación de los tejidos.

Hay estudios que demuestran que los fumadores tienen más probabilidades de sufrir enfermedades infecciosas como la periodontitis o la candidiasis oral. Esos mismos estudios apuntan al tabaco como principal causa de la patología más grave, el cáncer oral, normalmente, unida a otros factores como el alcohol, enfermedades bucodentales y edad. El tabaco contiene más de 60 productos de combustión cancerígenos, con capacidad para unirse al ADN y alterarlo.

Hay que tener en cuenta que el fumador pasivo inhala hasta una tercera parte de la nicotina de un cigarrillo. Por lo tanto, fumar pasivamente representa también un riesgo para la salud que no debe infravalorarse.

Como se constata, por todo lo anteriormente dicho, la cavidad oral es muy sensible al tabaco y existe un riesgo alto de padecer enfermedades bucodentales (y sistémicas) relacionadas con este hábito tan nocivo. Por todo ello, desde el Centro Odontológico ALAIA os recomendamos reducir o, mucho mejor, abandonar definitivamente el tabaco. No será fácil al principio, pero estamos seguros de que os alegraréis en el futuro.

Si eres fumador o fumadora, no dudes en visitarnos. Tenemos muchas cosas que contarte y un gran motivo para convencerte: tu salud.

¡Vigila tu boca!

Si tenemos que hacer un gesto de dolor al consumir alimentos muy fríos o muy calientes o si nos cuesta cepillarnos o pasar la seda dental, es muy probable que nuestros dientes sean sensibles y debamos tratarlos con especial delicadeza.

La sensibilidad de las encías resulta de la inflamación de éstas. La primera etapa de esa inflamación se denomina gingivitis, la cual puede progresar a periodontitis, si no se trata. Es posible que genere un ligero sangrado, incluso en las fases iniciales.

Las causas de la sensibilidad son variadas: desde la existencia de caries dental, dientes partidos, enfermedad de las encías, esmalte o empastes desgastados hasta raíz dental expuesta.

También puede asociarse con cambios hormonales, como en mujeres embarazadas. Tras una limpieza profesional o un tratamiento blanqueador, puede notarse cierta sensibilidad, aunque irá desapareciendo con el tiempo. Por otro lado, las personas diabéticas son más propensas a padecer este problema, así como las que deben tomar algunos fármacos.

Cuando la dentina pierde su cobertura protectora de esmalte o cemento, los túbulos microscópicos que contiene permiten que el calor, el frío o alimentos ácidos o pegajosos alcancen los nervios y las células existentes en el interior del diente. El resultado es la hipersensibilidad.

Los dientes sensibles pueden tratarse y ese tratamiento dependerá del origen del problema.

Hay pastas dentífricas que ayudan con la sensibilidad dental: contienen compuestos que ayudan a bloquear la transmisión de sensaciones desde la superficie del diente al nervio. Pero son necesarios varios usos antes de notar mejoría.

El gel fluorado es una técnica que se realiza en consulta y que fortalece el esmalte del diente y evita o minimiza las sensaciones.

Por otro lado, si corregimos un defecto dental o caries (que provoca la sensibilidad) con una corona o empaste, lograremos mejorar el problema. Si lo que se ha perdido es tejido de las encías en la raíz, nos hará falta injerto de encía quirúrgico para proteger esa zona y reducir la sensibilidad.

Si ésta es grave y persistente y no nos queda más remedio, el dentista recomendará la realización de una endodoncia (conocido popularmente como “matar el nervio”) para eliminar el problema.

En cuanto a los consejos de higiene bucal para este tipo de encías, os apuntamos los siguientes:

-Cuando se realice el cepillado, hay que hacerlo con un masaje suave en la parte de la encía.

-Utilizar un cepillo de cerdas finas y suaves.

-No masticar chicle.

-Utilizar irrigadores e hilo dental específicos para personas con encías sensibles.

-Recomendamos enjuagues bucales con clorhexidina.

-Añadiremos un plus de vitamina C en nuestra dieta, ya que ayuda a reparar los tejidos dañados de las encías.

Si notas los dientes más sensibles, con un dolor afilado o punzante, te recomendamos que llames a ALAIA. Nuestro equipo profesional te examinará y determinará el origen del problema. Le pondremos pronto solución. No lo demores.

¡Cuida tus encías!

La boca tiene una forma muy particular y eso hace que se acumulen restos de comida al ingerir los alimentos. Especialmente, entre las piezas dentales y las encías.

Esa acumulación genera placa bacteriana y, en un siguiente paso, sarro. Aunque a veces estos términos generan algo de confusión, las diferencias son muy claras.

La placa bacteriana es un conjunto de microorganismos que habita en la boca, especialmente, en dientes, encías, obturaciones y puentes. Se forma de manera constante, haciéndose mayor con el tiempo y si consumimos ciertos alimentos, sobre todo, aquellos con un alto porcentaje de azúcar. Puede ser responsable de la halitosis o mal aliento si no se limpia después de cada comida. Si esa falta de higiene se prolonga en el tiempo, la placa se va endureciendo y se convierte en sarro.

El sarro es una capa dura, de color amarillo, que se adhiere al esmalte de los dientes y por debajo de la línea de las encías. Puede absorber manchas y causa la decoloración de los dientes. Provoca las denominadas enfermedades periodontales que, no tratadas, pueden ocasionar la pérdida de piezas dentales. Cuando el sarro se instala es difícil quitarlo con el cepillado diario, por lo que deberá intervenir nuestro dentista. Cuanto más lo dejemos, más sólido y resistente se hará y el problema será mayor.

La batalla a librar frente a la placa bacteriana o el sarro es sencilla, pero debe ser constante: limpieza, limpieza y más limpieza diaria. Y, por supuesto, acudir a tu dentista cada 6 meses, aproximadamente, para hacerte una revisión y una limpieza profesional, cuando así te lo recomiende el especialista.

Debemos cuidar siempre nuestra salud oral, a lo largo de toda nuestra vida. Pero en la etapa infantil hay que estar especialmente atentos ya que es cuando se crean los hábitos de higiene y limpieza diaria.

Fomenta esta costumbre entre los más pequeños para que así mantengan su disciplina en la edad adulta y sean conscientes de la importancia de cuidarse la boca. Es necesario crearles rutinas que luego asumirán de manera inconsciente.

Evita la placa y el sarro y conservarás la salud y belleza de tu boca.

El debate entre cepillo eléctrico y manual es algo que lleva décadas en la palestra. Hay estudios que avalan una mayor eficacia del primero y otros que no lo indican para según qué tipo de dentaduras.

La clave es aplicar la técnica que nos permita eliminar por completo los restos de comida que se acumulan en la boca. Es decir, ambos son recomendables si se utilizan de forma adecuada.

En lo referido al cepillo eléctrico, entra en juego, lógicamente, el tipo que usemos. Los que tienen una acción de oscilación y rotación proporcionan protección contra la inflamación de las encías a corto y largo plazo y mejor eliminación de la placa. Un 21 por ciento, frente al 11 por ciento del cepillo manual.

Tiene sentido que los que rotan y oscilan son menos cansados para quien los usa y, por eso, pueden estar más rato cepillándose. También se argumenta que es más accesible en las caras internas de muelas y dientes, facilitando la limpieza de esas zonas.

Hay especialistas, sin embargo, que señalan que el cepillo eléctrico no está indicado para todas las personas ya que no tenemos control de la fuerza de cepillado y esto puede dañar las encías, por ejemplo, en las personas mayores. En caso de problemas periodontales o tendencia a inflamación y sangrado de encías es mejor utilizar cabezales con cerdas extra suaves. Las personas que padecen estos problemas pueden notar que las vibraciones creadas por el cepillo eléctrico son más molestas e incluso dolorosas. Por eso, quizá prefieran optar por el manual, con el que el control de la presión y el vigor del cepillado es más sencillo.

Con un cepillo manual la limpieza también puede ser perfectamente eficaz. Además, es más económico y fácil de transportar si se come fuera de casa. En los últimos años, la tecnología de sus cabezales y filamentos también ha avanzado mucho. Como decimos, hay situaciones en las que es más recomendable utilizar manual ya que el usuario controla mejor el cepillado: por ejemplo, después de una cirugía (con puntos de sutura o una zona dolorida), con ciertos tipos de ortodoncia o cuando los niñ@s son muy pequeños para ir enseñándoles poco a poco las técnicas de limpieza.

Hay que tener claro que las herramientas mejores son las que realmente se adaptan a nuestras necesidades y se usan de manera correcta. La clave reside en una buena técnica de cepillado.

El eléctrico puede ser una opción fantástica para aquellas personas con una discapacidad o que padecen artritis o dolores crónicos en los brazos.

Tanto el cepillo eléctrico como el manual están indicados para la limpieza bucodental infantil. Aunque, como señalábamos anteriormente, el primero lo recomendamos a partir de los 8 años y es preferible optar por uno de cabezal adaptado a la boca del niñ@ y, mejor, con un diseño atractivo que convierta la higiene diaria casi casi en un juego.

Sea manual o eléctrico, hay unas recomendaciones similares:

  • 3 limpiezas diarias de 2 minutos cada una.
  • Pasta fluorada para evitar la caries.
  • Cambiar el cepillo o cabezal cada 3 meses.
  • No nos olvidemos de cepillar la lengua y del hilo dental.

Con una rápida revisión te recomendaremos una u otra opción en base a las características de tu dentadura.

Si tienes dudas, visítanos, podemos comentarlo.

Desde hace ya unos años, los piercings se han convertido en un complemento estético más. El rostro, sobre todo la zona de la boca, es uno de los lugares más frecuentes para su colocación. Una moda que no ha tenido en cuenta las consecuencias negativas que este elemento de imagen tiene para nuestra salud. Problemas muy importantes también a nivel bucodental, en relación a los que se colocan en lengua, labios, frenillo e incluso mejillas.

Además del dolor y el posible rechazo, hay un alto riesgo de infección en la zona, dada la presencia de bacterias y la humedad propia de la boca, que dificulta la cicatrización de los tejidos.

En el mismo momento de la colocación del piercing puede haber dolor e inflamación. Esta inflamación puede afectar a los ganglios situados bajo la mandíbula inferior y se puede prolongar varias semanas. En el caso de la lengua, también se puede producir alguna hemorragia al hacer la perforación, se puede alterar el sentido del gusto e incluso la función motora si se afecta a algún nervio.

La infección local de la zona donde se coloca el piercing se puede dar en un 15 por ciento de los casos, aproximadamente. Se debe acudir al médico ante fiebre, enrojecimiento de la perforación o temblores. También puede darse una reacción alérgica dependiendo de la aleación usada para el piercing.

Por otro lado, cuando ya lo tenemos colocado, se pueden originar problemas de otra índole, por ejemplo, maloclusiones dentales, traumatismos en los dientes contiguos, infecciones, retracción de las encías e, incluso, pérdida de alguna pieza.

Con un piercing labial las encías pueden retraerse, dejando más superficie dental al descubierto, lo cual favorece la pérdida de inserción del diente. Esto puede causar su movilidad y posterior pérdida.

También pueden darse traumatismos dentales, desde un simple desgaste por rozamiento hasta el astillamiento o fractura. El contacto continuado del metal puede generar la acumulación de placa bacteriana y esto puede derivar en gingivitis e, incluso, periodontitis. Las bacterias pueden llegar a pasar al flujo sanguíneo y provocar bacteriemia (bacterias en la sangre) que pueden originar cuadros (como la sepsis o el shock séptico) mucho más graves.

Pero la cosa no acaba ahí. Un piercing oral puede provocar maloclusiones dentales, halitosis, alteraciones en el habla o alteraciones del gusto. También se han dado casos de ingesta del piercing, lo que puede provocar asfixia.

Estos pendientes, en el día a día complican, y mucho, la higiene dental. Dependiendo de dónde estén colocados, hacen más difícil llegar a algunas zonas de la boca para la correspondiente limpieza. 

Por todo lo reseñado, no es de extrañar que los dentistas no aconsejemos la colocación del piercing y este tipo de perforaciones en lengua, labios y boca. Si aún y todo tienes pensado ponerte uno o ya lo tienes, extrema la higiene y acude a tu dentista para hacer un seguimiento del estado de la boca. Importante también quitártelo durante la realización de la práctica deportiva.

La estética es importante, pero mucho más la salud.

Si no hay agua, no hay vida. Partiendo de esta premisa, no hay duda posible sobre la importancia que en nuestra salud tiene este líquido vital.

Consumir agua potable todos los días tiene un beneficio incuestionable para nuestra salud general. También para la boca.

Los dentistas siempre insistimos en la necesidad de beber agua y consumir frutas y verduras para mantener la hidratación corporal. De esa manera, la calidad de la saliva será la adecuada para proteger los dientes.

La hidratación bucal es clave para regular los niveles de saliva.  Consigue que las glándulas salivales produzcan una cantidad suficiente de este fluido para reducir la acumulación de placa bacteriana. Está comprobado que estas glándulas producen de uno a dos litros de saliva al día y ésta está compuesta aproximadamente de un 98 por ciento de agua.

El agua, por tanto, es esencial ya que es fuente de hidratación. Ayuda a humedecer los alimentos para que podamos comerlos y nos ayuda a tragar. Las enzimas en la saliva ayudan a descomponer los almidones, comenzando el proceso de la digestión. Además, ayuda a mantener nuestras mejillas, lengua, dientes y encías sanos. La placa bacteriana no se endurece y no aparece el sarro. De esta forma, enfermedades como la periodontitis y la gingivitis son menos propensas a manifestarse. En definitiva, juega un papel fundamental en nuestras funciones vitales corporales.

En cuatro claves:

-El agua es fundamental para la salud bucal porque mantiene la boca limpia y arrastra las bacterias causantes de la caries después de consumir los alimentos.

-No tiene calorías.

-Fortalece los dientes. Es importante conocer qué tipo de agua bebemos. Cuanta más cal contenga en su composición es peor para la salud bucal. Mejor un bajo contenido en cal y baja mineralización. También es importante que sea agua fluorada.

-Evita la sequedad de la boca ya que, al estar hidratada, genera saliva y ésta es la mejor defensa frente a la caries.

Los días de calor es preferible refrescarnos con agua natural y no recurrir a bebidas azucaradas o deportivas que están cargadas de azúcar y, por lo tanto, contribuyen al desgaste del esmalte de los dientes.

Bebe entre 1,5 y 2 litros de agua al día y tu salud oral y bienestar general te lo agradecerán.

El agua, fuente de salud

Las férulas dentales son aparatos de plástico o resina acrílica elaborados por el protésico dental y que tienen diversas funcionalidades. El material utilizado para su creación, su grosor y su forma dependerán del objetivo marcado.

Son de gran ayuda en Odontología. Cada una, diferente, en base a su finalidad.

Férula de descarga

Es el tratamiento más habitual y eficaz contra el bruxismo (apretar y/o rechinar los dientes). Afecta a un 15 por ciento, aproximadamente, de la población (aunque han aumentado los casos con la pandemia) y puede derivar en dolor de cabeza, cuello, oído y músculos de la mandíbula. Esta férula dura tiene como objetivo evitar el desgaste de las piezas dentales y, normalmente, se utiliza por las noches.

Su material más común suele ser la resina de ortodoncia, aplicada en una de las arcadas dentarias para evitar que entren en contacto unos dientes con otros y la posición mandibular sea la correcta.

Férula de apnea del sueño

La apnea es un trastorno grave y frecuente en el que las vías respiratorias se obstruyen repetidamente durante el sueño. Esto provoca que disminuya la sensación de descanso. Con la férula, logramos prevenir o minimizar el colapso de la lengua que ocurre en la parte posterior y lateral de las paredes faríngeas. Se evita o minimiza uno de los efectos más sonoros de la apnea: el ronquido.

Férula de blanqueamiento

Hay algunos tipos de blanqueamiento dental que podemos realizar en casa. Consisten en un agente blanqueador que se aplica con una jeringa sobre una férula realizada a medida. La férula sólo cumple la función de asegurar que la pasta esté en contacto fijo con las piezas dentales. Este tipo suele ser flexible y de poco grosor. Se adapta perfectamente a los dientes del paciente.

Férula de ortodoncia invisible

La finalidad de esta férula es mover los dientes hasta la posición deseada por el ortodoncista y planificada previamente en tratamientos de ortodoncia invisible como Invisalign. Las férulas están elaboradas a medida y en cada fase del tratamiento se van cambiando para adaptarlas a la posición de los dientes en ese momento concreto.

Férula de retención

Cuando finalizamos un tratamiento de ortodoncia, y para mantener los resultados logrados, es necesario el uso de una férula de retención que impida un nuevo movimiento de los dientes. Estas son férulas rígidas, aunque no gruesas.

Férula deportiva o protector bucal

Son las únicas férulas que no se utilizan por la noche. Suelen ser más gruesas y sirven para proteger los dientes en determinados deportes que pueden originar traumatismos. También mantienen una correcta oclusión durante los mismos.

Férula quirúrgica

Con ella logramos una óptima planificación en el tratamiento para la colocación de implantes. Colocamos éstos en la mejor posición, teniendo en cuenta las características anatómicas del paciente, su densidad y calidad ósea.

Técnicas innovadoras para tratamientos innovadores.

La microflora o microbiota oral cumple una función esencial en la salud. En realidad, se trata del conjunto de microorganismos que viven en la boca. Si conoces la relación entre éstos y nuestro organismo, te darás cuenta de que es posible prevenir ciertas patologías dentales.

La microflora varía constantemente. La boca de los bebés ya está poblada de múltiples bacterias. El número de especies irá progresando a medida que el niño crece. La cavidad oral es el medio ideal para el desarrollo y crecimiento de bacterias en perfecto equilibrio. Cuando eso no ocurre y los microorganismos nocivos ganan, aparece la enfermedad.

Cuantas más familias diferentes de bacterias patógenas tengamos, más difícil resultará erradicarlas, ya que se protegen mutuamente. De ahí la importancia de prestar atención a nuestra boca.

Este desequilibrio puede llegar por muchas razones: mala higiene, caries, el uso de antibióticos, el tabaco, cambios hormonales (embarazo), alteraciones en la producción de saliva, etc.

Factores como la pérdida de piezas dentales o enfermedades como la gingivitis o la periodontitis, también pueden provocar alteraciones en la composición de la microflora oral.

Se han identificado más de 700 especies de bacterias que, cuando forman una capa que recubre los dientes, se denomina placa dental.

Y hay otro dato muy llamativo: se calcula que hay alrededor de 100 millones de bacterias por cada milímetro de saliva.

Os damos unos consejos para mantener el equilibrio de la microflora oral:

  • Reducir la ingesta de azúcar.
  • Dar importancia a los lácteos y el consumo de calcio.
  • Apostar por una alimentación equilibrada.
  • Cepillarse los dientes tres veces al día, con un dentífrico con flúor para destruir la biopelícula y proteger la estructura dental.
  • No olvidar el hilo de seda, los cepillos interdentales y el enjuague.
  • Los probióticos son muy beneficiosos en trastornos digestivos y también pueden proteger dientes y encías.
  • Tampoco olvidar la visita regular al dentista para llevar a cabo las oportunas revisiones y, si es necesario, la correspondiente limpieza dental profesional.

Comprender la importancia de la microflora oral es el primer paso para equilibrarla y controlarla de forma saludable.