La importancia que le damos hoy a la imagen y la estética ha hecho que el blanqueamiento dental sea uno de los tratamientos más solicitados en Clínica.

Su objetivo es eliminar las manchas dentales y lograr una tonalidad más blanca y brillante.

Las causas del oscurecimiento de los dientes son varias: desde una inadecuada higiene oral hasta el consumo de ciertos productos o medicamentos que alteran el color dental.

El blanqueamiento no es un tratamiento doloroso, pero en ocasiones algunos pacientes refieren cierta hipersensibilidad dental. Normalmente suele ser algo transitorio, aunque será más habitual en quien ya de por sí padece esta sensibilidad de manera habitual.

También suele plantear dudas la duración del efecto logrado. Cuando acaba el tratamiento, determinados hábitos pueden volver a oscurecer el color de los dientes. Por ejemplo, el tabaco, el café, el té o el vino, cuando se consumen de manera muy habitual y continuada.

Hay varios tipos de blanqueamiento dental:

El blanqueamiento realizado en el centro odontológico se realiza mediante la aplicación de un agente blanqueador a base de peróxido de hidrógeno, pudiendo ser éste activado por una fuente de luz. Es importante revisar antes que la cavidad oral esté sana. Es un método muy eficaz al estar controlado por el dentista en todo momento.

El blanqueamiento ambulatorio conlleva la elaboración de una férula a medida para el paciente donde éste aplica el agente blanqueador. La concentración de peróxido es menor y el paciente hace uso de la férula en su domicilio, aunque siempre siguiendo las instrucciones que le ha dado su dentista.

También hay blanqueadores dentales de venta libre, pero es muy importante conocer qué estamos comprando y evitar productos desconocidos y sin control médico. Los efectos secundarios para la salud pueden ser considerables, por eso, siempre recomendamos seguir las indicaciones de un odontólogo. También está confirmado que, en muchas ocasiones, su eficacia es prácticamente nula.

Las pastas dentífricas blanqueadoras son publicitadas muchas veces como “producto milagro” y, en realidad, lo que hacen es pulir el esmalte con sustancias abrasivas que eliminan alguna mancha exterior pero no logran el efecto deseado. Cuidado también con los tratamientos y agentes blanqueadores que podamos ver en Internet.

Un error muy habitual es pensar que el color de los dientes viene determinado por el esmalte. Es una creencia errónea. El esmalte es un material traslúcido que conforma la capa externa de los dientes, pero el color en realidad es el de la dentina, que se encuentra por debajo del esmalte. Por tanto, si queremos blanquear nuestros dientes, debemos actuar sobre la propia dentina. Lógicamente, este tipo de actuaciones deben ser realizadas y supervisadas por un odontólogo especializado, para que sean seguras y fiables y no haya daños irreversibles.

El Consejo General de Dentistas recomienda realizar siempre los blanqueamientos dentales con supervisión médica, así evitaremos riesgos para la salud.

En ALAIA puedes dar luz a tu sonrisa. Tenemos una amplia experiencia en esta técnica.

Es de sobra conocido que el consumo habitual de tabaco es malo para la salud. Supone mayor riesgo de contraer cáncer en diferentes localizaciones, así como mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos respiratorios.

En la boca, las consecuencias pueden ser especialmente nocivas: cáncer oral o lesiones premalignas, mayores índices de placa y sarro, tendencia a la enfermedad periodontal y también un efecto perjudicial sobre los implantes dentales.

En lo referente a este último apartado, el éxito de los implantes radica en su correcta integración entre el hueso y el titanio. El tabaco puede alterar dicho proceso y generar problemas en esa unión.

Las infecciones pueden ser más habituales, especialmente durante estos primeros momentos de implantación. Se puede dar una disminución de la aportación sanguínea al hueso, encías y mucosa, un retraso en la cicatrización y una alteración de los tejidos blandos y la flora bacteriana. Además, la nicotina puede impedir la curación ósea después de la cirugía.

Esa cantidad y calidad ósea formada alrededor de los implantes se puede ver dañada por los agentes nocivos del tabaco. El resultado sería el fracaso del tratamiento o una integración parcial del implante en la que, mayoritariamente, se quedan fuera de la encía algunas partes y se reduce la esperanza de éxito.

Por otro lado, ya sabemos que el frío reduce el proceso de inflamación y el calor, por el contrario, provoca un aumento. Por tanto, fumar con implantes aumentará esa inflamación, también el dolor y, consecuentemente, el postoperatorio será más complicado.

Seguramente, en beneficio de todo el proceso, sería recomendable estar unos días sin fumar antes de la cirugía y también a posteriori. Al fumar, las defensas del organismo se ven mermadas, lo que conlleva que pueda haber infecciones en la zona de tejido afectada.

El dentista realizará un seguimiento más exhaustivo del caso para comprobar la evolución del implante.

Lo que todos debemos tener claro es que el tabaco afecta al implante y, en general, a la salud de los dientes.

Es importante dejarse asesorar por un profesional, que te informará sobre los riesgos que conlleva el hábito de fumar a la hora de realizar éste y cualquier otro tratamiento.

Y más elementos negativos con respecto al hábito de fumar y la salud oral:

-El tabaco produce muchas manchas en los dientes.

-La encía del fumador es más oscura. Son más propensos a enfermedades periodontales.

-Cuando se fuma mucho y durante un largo período de tiempo, la boca está más seca porque se pierde salivación.

-Los fumadores pueden tener una alteración del pH de la saliva que genera más caries y con una progresión más rápida.

En ALAIA te daremos todas las explicaciones para que si eres fumador y necesitas un implante comprendas la mejor manera de llevar a cabo el proceso.

Si una visita al dentista te ayuda a dejar el tabaco, mejor que mejor.

Dicen que normalizar el miedo es el primer paso para superarlo. El miedo a una visita rutinaria al dentista o a realizar un tratamiento es algo común en algunas personas, aunque tiene diferentes grados.

En la mayoría de los casos, quienes tienen esta sensación la tienen de manera leve y va desapareciendo. Sin embargo, hay casos excepcionales que reciben el nombre de Odontofobia. Ante estas situaciones más extremas, el dentista también cuenta con recursos que facilitan al paciente ese momento, por ejemplo, métodos de sedación consciente. Este método disminuye la tensión nerviosa y la ansiedad. Suele utilizarse en menores, cuando no es posible controlar la conducta, en pacientes especiales, procedimientos de cirugía bucal y de implantes y, cuando el miedo deriva en fobia. Tu dentista te explicará si en tu caso está indicado o no.

Sin llegar a esto, y cuando el miedo está más controlado, hay pacientes que recurren a la música, otros piden cita a primera hora para no estar pendientes todo el día y también los hay que pactan unos minutos de descanso a lo largo de la consulta.

La colocación de la anestesia dental y las extracciones de piezas y cirugías son las intervenciones que más inquietan a los pacientes.

Las personas que sufren alguna variante de la odontofobia son más propensas a retrasar los tratamientos y sólo acuden al especialista cuando el problema es evidente, la patología ha avanzado o tienen demasiado dolor.

En ALAIA creemos que la clave está en la comunicación. Nos gusta escuchar a nuestros pacientes y creemos que es el primer paso para generar una confianza que supere cualquier obstáculo. También nos gusta informar, porque dando las explicaciones necesarias de los tratamientos y las patologías, el paciente comprende rápidamente nuestros propósitos y entiende de lo beneficioso de las decisiones para su salud bucodental.

Ese fluir de la comunicación hace que los miedos desaparezcan porque el paciente entiende los pasos que vamos a dar y no se generan dudas e incertidumbres.

Te damos 4 ideas para perder el miedo al dentista:

-Lo primero es reconocer ese miedo y pensar en los posibles motivos que lo provocan.

-Pide cita para una revisión. En esta visita tan sólo se hace una inspección ocular. No hay anestesia, no hay turbinas. Puedes aprovechar para comentarnos tus sensaciones. Si reconoces ese miedo, lo gestionarás mejor. Nosotros te ayudaremos con todo tipo de aclaraciones que te darán confianza y te tranquilizarán.

-Dale importancia a tu salud dental. Comprender que no cuidar tus dientes puede afectar al resto de tu organismo puede ser la clave para que salves tu miedo.

-Pide apoyo. No escondas ese miedo y comunícalo. En ALAIA te iremos dando explicaciones de todos los pasos a seguir y pararemos cuando necesites un descanso. Nuestro equipo estará especialmente pendiente de ti.

Evitar ir al dentista por miedo sólo tiene efectos negativos: la salud de tus dientes y tu boca empeorará y, dada la importancia que hoy en día tiene también la imagen, tu autoestima se verá afectada. No descuides tu salud oral hasta puntos extremos por un temor que, normalmente, suele ser infundado.

En ALAIA nos ganamos tu confianza. Dinos qué te preocupa y le pondremos solución. El miedo lo superamos juntos.

“Somos lo que comemos”. ¡Cuántas veces habremos escuchado esta frase a lo largo de nuestra vida! Y no puede ser más cierta. La alimentación influye considerablemente en nuestra salud general y, de manera específica, en la salud bucodental. Una buena nutrición nos ayuda a tener unos dientes más fuertes y sanos, preparados en la batalla […]

La boca dispone de muchos huecos y lugares de difícil acceso a la hora de realizar la higiene oral. Huecos a los que no logra acceder el cepillo de dientes. Es ahí, donde enjuagues y colutorios se convierten en nuestros fieles aliados y nos garantizan una higiene bucodental mucho más completa.

En la cavidad oral se acumulan una gran variedad de gérmenes y bacterias que pueden ayudar a desarrollar una serie de enfermedades si la limpieza no es correcta. Desde caries, pasando por el mal aliento o halitosis, hasta una gingivitis y otras formas de enfermedad periodontal. Son patologías que pueden derivar en pérdida de piezas dentales o en la aparición de infecciones puntuales.

Una buena limpieza bucal evita los problemas anteriormente citados y, para ello, se hace necesario cepillarse los dientes como mínimo dos veces al día y utilizar hilo dental o cepillos interproximales para llegar a los espacios donde el cepillo normal no logra acceder. Para que la higiene oral sea de nota, debemos añadir a nuestro protocolo un colutorio o enjuague adecuado.

La diferencia entre ambos es que el primero es una solución más espesa que se puede aplicar con pincel o espátula sobre afecciones bucales mientras que el segundo es un preparado en solución para usar como limpieza de dientes y boca.

Ahora mismo, el mercado nos plantea una gran variedad de productos. En ALAIA podemos recomendarte el más beneficioso en función de tus necesidades.

Debemos utilizarlo, al menos, una vez al día y después del cepillado.

Un buen uso, logrará más salud para nuestra boca, así como un aliento fresco y cuidado. Nuestros dientes estarán, incluso, más blancos. Lo que debemos tener claro es que, tras un enjuague, no hay que ingerir alimentos ni bebidas de forma inmediata, ya que eliminaríamos su efecto protector. Lo mejor es pautarlo en nuestra rutina de higiene dental nocturna.

Los enjuagues nos ayudan a impedir el desarrollo de caries, reducen el nivel de placa bacteriana, minimizan la formación de sarro (placa bacteriana mineralizada) y también previenen o reducen las enfermedades periodontales. La mayoría de ellos contienen flúor y debemos tener claro que son un magnífico complemento en la higiene de nuestra boca, pero no un sustituto al cepillado y al hilo dental.

Lo ideal es usar estos productos dos veces al día, una de ellas antes de acostarnos, como señalábamos anteriormente. Mantenemos el enjuague en la boca durante medio minuto. En ALAIA recomendamos que no lleven alcohol, ya que puede ser irritante de la mucosa oral. De todos modos, tu dentista te dará la mejor recomendación según sean tus necesidades.

En ALAIA sabemos el colutorio o enjuague que más te interesa. ¡Pregúntanos!

Los dientes sensibles son, generalmente, el resultado de un desgaste del esmalte dental o de la exposición de las raíces. También es cierto que, en otras ocasiones, ese malestar puede estar causado por factores como una caries, un diente astillado o una enfermedad de las encías.

La sensibilidad nos provoca un dolor agudo y temporal en la dentadura, especialmente, al realizar ciertas acciones como cepillarnos, comer o beber. Ahora en verano, podemos notarlo incluso más, al consumir productos y bebidas frías.

Esta patología es más frecuente en adultos de entre 25 y 45 años, aunque es cierto que la edad no influye sobremanera y puede aparecer a cualquier edad. Los estudios dicen que es el dolor dental más frecuente y por el que menos se acude al dentista. Es importante que esto cambie ya que puede ser síntoma de la existencia de otras patologías que, si tienen un diagnóstico precoz, pueden ser tratadas en consulta de manera más efectiva.

La sensibilidad dental se produce cuando la dentina, que está protegida por esmalte, cemento radicular y encía, pierde su protección natural y queda al descubierto. Ahí es donde hace notar los estímulos térmicos, químicos o táctiles que le lleguen desde el exterior, ya que alcanzan las terminaciones nerviosas y se genera la sensación de dolor.

El origen puede estar en una retracción de las encías por la edad, un cepillado inadecuado o utilizando una crema dental muy abrasiva, el consumo de bebidas carbonatadas, la enfermedad de las encías, el bruxismo o un diente astillado o quebrado. Algunos tratamientos, como un blanqueamiento, la colocación de prótesis removibles o de un empaste u obturación también pueden originar cierta sensibilidad en la dentadura, pero será siempre temporal.

¿Qué podemos hacer ante la sensibilidad dental?

Lo principal es descubrir el origen y para eso una visita a tu dentista te podrá ayudar. En ALAIA lo primero que hacemos es identificar el origen del problema y, seguidamente, recomendamos las soluciones.

En los casos más leves, se puede utilizar una crema dental especialmente formulada para reducir la sensibilidad. En Clínica, podemos también aplicar un barniz de flúor en las zonas sensibles que ayudará a fortalecer el diente. En casos con más dolor se puede llegar a colocar una restauración dental en las áreas afectadas. Y en los más severos y cuando otros planteamientos no son efectivos, tu dentista podría recomendar un tratamiento de conducto radicular.

Se trata de un procedimiento para tratar problemas en el núcleo blando del diente (la pulpa dental). Se considera la técnica más exitosa para eliminar la temida sensibilidad.

Como consejos más cotidianos, te recomendamos cepillarte los dientes con un cepillo de cerdas suaves y pasta dental con fluoruro y usar hilo dental todos los días. Además, beber agua es muy saludable y ayuda a equilibrar los niveles de ácido en la boca.

Cuida tu salud bucodental en ALAIA, te daremos los mejores consejos

Según diversos estudios, una de cada cuatro personas descuida el cuidado bucodental en la época de vacaciones. Durante el verano, se hacen muchas más comidas fuera de casa y no siempre se tiene a mano la pasta y el cepillo dental.

Al disminuir la frecuencia del cepillado, puede aumentar la acumulación de placa bacteriana y empeorar la salud gingival. Además, si a esto le sumamos un aumento de la ingesta de bebidas alcohólicas y del consumo de tabaco, probablemente añadiremos otro problema: aparecerá o empeorará la halitosis. El mal aliento requiere de una buena higiene oral y también es muy importante beber frecuentemente agua para mantener el flujo salival y la hidratación de la mucosa oral.

Añadimos otra situación: estos meses de calor suele aparecer o empeorar la hipersensibilidad dental. Normalmente, consumimos más alimentos y bebidas frías o azucaradas. Éstas generan una serie de ácidos en la boca que pueden llegar a desmineralizar los dientes y dañar el esmalte. La dentadura queda más desprotegida ante las bacterias que causan la caries y, como decimos, aumenta la hipersensibilidad, que nos puede provocar una sensación molesta o incluso dolorosa. Suele ser intensa y breve.

Beber mucha agua y tomar alimentos con alto contenido hídrico como las verduras, la fruta y las hortalizas o productos de temporada nos ayudará a tener un mayor nivel de hidratación y una mejor salud.

Por otro lado, con la llegada del buen tiempo, aumentan las actividades al aire libre y con ello el riesgo de golpes y traumatismos dentales, especialmente en niños. Si hay pérdida de una pieza, el Consejo General de Dentistas recomienda actuar lo más rápido posible, conservando el diente en suero salino o, en su defecto, agua, agua con sal o leche. Después, acudir de forma urgente a un dentista.

Si practicas natación de manera profesional o pasas mucho tiempo en las piscinas, debes tener en cuenta que el cloro altera el pH de la boca y favorece la desmineralización de los dientes. Para evitarlo, hay que cepillarse con pasta con flúor y tu dentista también puede recomendarte un colutorio específico.

Otro punto a tener en cuenta es la protección solar. No hay que olvidarse de los labios. Debemos usar un buen fotoprotector para que la exposición al sol no sea excesiva y prevenir el cáncer.

Y un punto más a valorar para aquellas personas que utilizan férulas de ortodoncia o descarga. No hay que dejarlas en casa. A la vuelta puede ocurrir que ya no ajusten.

Lo ideal sería hacer una revisión con nuestro dentista justo antes de comenzar el verano para que éste pueda realizar un análisis completo de la situación de nuestra dentadura.

El segundo paso tendría que ser mantener una rutina diaria de higiene, al menos, como la que hacemos en invierno: cepillado tres veces al día, pasta dentífrica con flúor y, si queremos nota, usar el hilo dental a diario y un colutorio dos o tres veces a la semana.

En nuestro kit de playa o chiringuito, sería ideal incluir pasta y un cepillo de dientes, para así cumplir correctamente con nuestros hábitos de higiene.

Está claro que en verano relajamos nuestra rutina pero sería muy interesante no hacerlo en salud bucodental porque con tan sólo unos minutos evitamos muchos problemas en otoño.

En ALAIA creemos que el mejor complemento para el verano es tu sonrisa: ¡cuídala!

Muchas personas no saben que padecen bruxismo, sobre todo, cuando el hábito es nocturno. Quienes lo sufren aprietan la mandíbula fuertemente, de manera involuntaria, o hacen rechinar sus dientes, frotándolos o deslizándolos, sin objetivo funcional alguno.

La causa del bruxismo no está clara pero los especialistas lo vinculan frecuentemente al estrés, la ansiedad, la tensión y los trastornos del sueño. El estilo de vida que llevamos, tan acelerado y exigente, hace que el porcentaje de casos se eleve notablemente.

En los últimos tiempos, hemos visto aumentar los diagnósticos también en consulta. Casos que se incrementan en esta época de incertidumbre que vivimos, en plena pandemia por el Covid 19. Esa ansiedad o angustia que puede producirnos el hecho de enfrentarnos a una situación así, hace que sin darnos cuenta tensemos más nuestros músculos faciales, nuestra mandíbula y, por lo tanto, toda nuestra estructura craneal.

Cuando no es involuntario, se asocia a momentos en los que tenemos que centrarnos y prestar mucha atención: conducir, estudiar, hacer bricolaje o las tareas de casa.

Esta patología también puede estar provocada por una asimetría esquelética, una artritis o un trastorno degenerativo de las articulaciones temporomandibulares.

Afortunadamente, no suelen ser casos extremos y, normalmente, tienen fácil solución. En ALAIA aconsejamos proteger los dientes con unas férulas de descarga. Poner solución al problema en los momentos iniciales, evitará males mayores ya que un bruxismo no tratado puede causar lesiones dentales permanentes o acarrear patologías más severas como dolores fuertes de cabeza, dolores musculares, dolor de oído, dificultad en la masticación o trastornos del sueño.

No te conformes con cualquier férula. Tu dentista la confeccionará a medida, una vez hecho el diagnóstico, por lo que será más cómoda y efectiva. Además, los materiales serán de primera calidad por lo que tardará más en deteriorarse.

Si tu bruxismo es diurno es más fácil de controlar ya que cuando “te pilles” a ti mismo apretando la mandíbula, rápidamente intentarás destensar. Esa llamada de atención te llevará a buscar momentos de mayor tranquilidad.

Hay muchas actividades que te pueden ayudar como una buena lectura, el yoga o técnicas de respiración y relajación.

Si, por el contrario, esa tensión mandibular y fricción de la dentadura es nocturna, es más difícil de diagnosticar salvo que tu dentista vea erosiones y desgaste en los dientes. También puedes levantarte con dolor de cabeza y tensión. En ese caso, la recomendación será la utilización de las férulas.

Lo ideal sería cambiar nuestros hábitos de vida. Buscar la calma, la tranquilidad y una manera de interactuar entre nosotros más sosegada. Mientras eso llega, nosotros os ayudaremos a poner solución al bruxismo con nuestras férulas dentales.

Ven a ALAIA, cuéntanos tus sensaciones y te daremos el mejor consejo.

Cuando miramos a una persona, lo primero que percibimos son los ojos y la boca. La sonrisa es nuestra tarjeta de presentación de cara a los demás. De ahí, la importancia de una buena salud bucodental que, además, no se limita al ámbito de la estética sino que tiene su vertiente, quizá fundamental, en las funciones vitales que llevamos a cabo con la boca.

Gracias a unos dientes sanos, por ejemplo, realizamos la masticación y la deglución, que suponen el inicio de la digestión. Es decir, son determinantes para el buen funcionamiento del resto del organismo. Gracias a nuestra boca y nuestra lengua podemos articular el lenguaje o dedicar una sonrisa a alguien.

Hay estudios que confirman que la salud bucal es fiel reflejo del estado general de nuestro cuerpo.

Si no cuidamos nuestros dientes y nuestras encías, pueden aparecer caries, mal aliento, inflamación, problemas en la dicción y el lenguaje (cuando se pierden piezas y no son repuestas, la fonética se ve sumamente afectada) e, incluso, nos puede afectar al desarrollo psicológico de la autoestima.

Entre los problemas que pueden aparecer si hay una mala higiene oral se incluyen el dolor oral y facial, problemas cardíacos, en el aparato digestivo o en otros órganos fundamentales.

Además, los cuidados de la salud oral cobran ahora una importancia todavía más trascendental, dentro del marco de pandemia de coronavirus en el que nos encontramos. Hay que reforzar los cuidados y prestar más atención a la rutina de higiene. Te protegerás tú y protegerás a quien te rodea.

Algunos consejos muy sencillos para mantener una buena salud bucodental:

  • Cepilla tus dientes todos los días, después de cada comida y, al menos, durante tres minutos.
  • Cambia tu cepillo dental de manera regular, aproximadamente cada tres meses, e incluso antes si las cerdas están ya desgastadas. Así, el cepillado será más efectivo y ayudarás a prevenir la propagación de bacterias.

Además, si has tenido el coronavirus o tienes algún síntoma parecido, serás más prudente si lo cambias por uno nuevo.

  • Se requiere un cepillado con movimientos suaves y cortos, no olvidando la lengua y las encías.
  • Lava el cepillo con agua después de lavarte los dientes y guárdalo en posición vertical.
  • Usa hilo dental, al menos, una vez al día.
  • Usa un enjuague bucal para proteger tu boca.
  • Controla tu consumo de azúcar y si tienes niñ@s alrededor, recuérdales que se laven los dientes tras la ingesta de caramelos o dulces.
  • Las visitas regulares a nuestro dentista pueden ayudarnos a mejorar nuestra salud en general y también nuestra imagen hacia los demás.

¡Cuídate! Si sigues estos pequeños consejos y tienes a tu dentista como tu fiel aliado, mejorará tu salud bucodental y también tu sonrisa. Y eso es síntoma de FELICIDAD.

Centro Odontológico ALAIA, 14 años a tu servicio.