La adolescencia es época de grandes cambios. También la boca del adolescente, al igual que el resto del cuerpo, experimenta numerosas modificaciones. Es importante mantener sanos los dientes y encías para ayudar a que los huesos faciales crezcan de manera correcta y conformen la cara adulta.

Es el momento idóneo para revisar si queda algún diente de leche y para analizar el estado de las encías.

En esta época de cambios hormonales es necesario reforzar los cuidados, tanto en la alimentación (evitando el exceso de azúcares) como en las medidas higiénicas (indispensable un buen cepillado y uso del hilo dental).

Hay que observar los dientes torcidos y maloclusiones. No sólo por estética, ya que pueden derivar en problemas a corto y medio plazo. Y aquí llega la ortodoncia, para corregir y cuidar la bella y retadora sonrisa de los adolescentes.

Según el Consejo de Dentistas, sólo el 40 por ciento de los jóvenes de entre 12 y 15 años tiene una oclusión adecuada y, dos de cada diez tienen una maloclusión severa. Asimismo, uno de cada cuatro ha llevado o lleva aparato de ortodoncia.

En esta época de la vida, están “de moda” ciertos hábitos que también conllevan problemas en el futuro. Por ejemplo, el tabaco. Comenzar a fumar se relaciona con símbolo de rebeldía contra la infancia. Sin embargo, deriva en efectos negativos para la salud general del cuerpo. También para la salud oral. El tabaco aumenta la aparición de enfermedades que afectan a las encías y pueden provocar la pérdida de alguna pieza. Además, oscurece la dentadura y genera halitosis.

Y, ¿qué decir de los famosos piercing bucales? Estas pequeñas piezas son muy agresivas para la salud bucodental ya que pueden producir lesiones en los dientes, llenan la boca de placa bacteriana y dañan las encías.

La adolescencia se relaciona con una vida más social y menos casera que, a veces, dificulta la higiene dental (pocos jóvenes llevan un kit de cepillado en el bolsillo) y es, precisamente, en esa etapa cuando se hace más necesaria. Si al tabaco y los piercing unimos el alcohol, las bebidas energéticas y carbonatadas y una dieta inadecuada, tenemos el coctel perfecto para que aparezcan señales de alerta en nuestra boca.

Va a ser difícil cambiar algunos hábitos poco saludables, por lo que es prioritario realizar revisiones regulares con el dentista, para detectar los problemas a tiempo.

Además, a los jóvenes de estas edades hay que recordarles algo importante: los dientes no son una herramienta. Podemos dañar nuestras piezas dentales si masticamos hielo, sujetamos perchas con la boca, abrimos botellas o tiramos de un objeto.

También es interesante recordar que en la práctica deportiva de contacto es recomendable el uso de un protector bucal.

La etapa adolescente es la etapa de la estética. Buscan una imagen cuidada y perfecta, aunque luego sus hábitos no sean los mejores para alcanzar este objetivo. En lo referido a estética oral, el tema estrella es el blanqueamiento dental.

Los jóvenes se dejan llevar por anuncios de dentífricos que afirman poder blanquear los dientes. No hay nada de malo en utilizarlos, siempre que contengan flúor e ingredientes que luchen contra la placa y el sarro, pero normalmente no llevan altas cantidades de agentes blanqueadores y, seguramente, no notarán cambios sustanciales en el color de sus dientes.

Además, a estas edades, los dientes suelen tener todavía una apariencia muy blanca y brillante, aunque siempre entra en juego la genética de cada persona y los cuidados que lleve. Es mejor consultar al dentista antes de comenzar cualquier tipo de tratamiento. Recuerda que estas revisiones tienen como objetivo primordial la prevención.

Los adolescentes están siempre preocupados por su apariencia, así que apelar precisamente a su imagen puede ser una buena forma de animarlos a hacer una revisión sobre sus hábitos de higiene bucal.

No hay excusas. Visita a tu dentista en la adolescencia para tener tu mejor sonrisa en la edad adulta.

A pesar de que parece una frase manida y recurrente de las personas mayores, con la edad y una pandemia nos vamos dando cuenta de la sabiduría de quien más años tiene.

La Salud se ha convertido en un bien preciado y valorado en estos tiempos que corren. Siempre lo ha sido. Pero ahora, quizá, tenga más valor si cabe.

Por eso, este año hemos pedido para tod@s mucha Salud. En su momento, a Olentzero y Papá Noel. Ahora, a los Reyes Magos de Oriente.

Y la salud empieza por muchos sitios, pero uno de los más importantes nos compete a nosotros: la boca.

Debemos darle la importancia que tiene ya que es el orificio de entrada de posibles microorganismos patógenos hacia nuestros órganos internos. Numerosos estudios científicos avalan que es posible hacer un diagnóstico precoz de determinadas enfermedades como la diabetes, el colesterol o patologías cardiovasculares a través del estado de la boca. Por tanto, refleja indicios y síntomas de la salud general.

Hay que priorizar la salud oral con el objetivo de contribuir al bienestar de nuestro cuerpo. Dos claves: buena higiene bucodental y al menos una visita anual al dentista.

Empezamos el año de la esperanza. Tenemos muchos deseos acumulados para este 2021. Por eso, vamos a pedir a esta nueva etapa que comenzamos una vuelta progresiva a la vieja normalidad. Quizá no sea como antes, pero quizá sea mejor. Al menos, que hayamos aprendido a valorar que lo importante ya lo teníamos: abrazos, besos, familia, amistad, diversión…

Y, sobre todo, Salud para poder disfrutar de todo ello.

El equipo ALAIA dispuesto a cuidaros y resolver vuestras dudas.

Quizá resulte más fácil que nunca hacer la lista de deseos para el 2021. Dados los meses anteriores, seguramente esa lista se verá reducida a uno muy importante: volver a controlar nuestras vidas, una vez pasada la pandemia por covid-19.

Para eso, queda tiempo. Dicen que nunca se volverá a la misma realidad. Pero hay que ser optimistas y no perder la esperanza. Tal vez la “nueva normalidad” nos haga valorar más lo importante de la vida y nos demuestre que una salud pública fuerte y reforzada debe ser el eje central de las políticas gubernamentales.

Nos jugamos mucho en el futuro. La investigación debe contar con más presupuesto. Los y las científicas de este país han demostrado su compromiso y su dedicación, así como los sanitarios y personal de primera fila. Sin ciencia no hay salud, sin salud no hay economía. Sin todo ello, se desmoronan los pilares de nuestra sociedad.

Estamos a tiempo. Nos lo exigen las nuevas generaciones a las que tenemos que brindar un futuro más esperanzador.

Que este año tan duro para tod@s nos sirva de lección para enmendar los errores y para volver a valores como la solidaridad y el respeto para con los demás. Será el mejor legado que dejaremos a nuestros hijos e hijas.

Desde el Centro Odontológico ALAIA encaramos el 2021 con fuerza, con energía y con ganas de seguir cuidando a nuestros pacientes. La salud oral es eje fundamental de la salud general de nuestro cuerpo.

Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso con vosotr@s y os deseamos lo mejor para el nuevo año que arranca.

Nuestro Director Clínico, Javier Montosa, ha publicado un artículo en prensa que refleja el momento vivido por la profesión.

<<Artículo en prensa del Director Clínico, Javier Montosa>>

¡FELIZ 2021! ¡URTE BERRI ON!

Hay un decálogo de buenas prácticas para la salud bucodental que vendrá muy bien tener en cuenta en estas fechas. Es mejor prevenir que curar y la mejor pauta es la moderación. Estos son los consejos:

  • Controla el consumo de azúcares, no sólo los que contienen los dulces típicos navideños sino también las bebidas carbonatadas y alcohólicas. Pueden dañar y manchar nuestros dientes debido a la erosión del esmalte que provocan y a los pigmentos de sus colorantes. La bebida alcohólica menos dañina para nuestra salud bucodental es el vino tinto. El vino blanco y el champán son más agresivos para el esmalte y para el cemento de la raíz dental. Lógicamente, todo depende también de las cantidades que se tomen.
  • Cuidado con los alimentos duros como el marisco o el turrón. Podemos llegar a fracturar alguna pieza dental, dañar los empastes o prótesis e incluso romper el aparato de ortodoncia, si lo llevamos. El turrón duro es más aconsejable ya que su composición es, en su mayoría, almendra, miel, clara de huevo y un bajo porcentaje de azúcar. El turrón blando o de chocolate contiene mucha más cantidad. Pero, lógicamente el duro puede resultar más peligroso al morder así que, con mucho cuidado.
  • No olvidemos un correcto cepillado después de cada comilona. A ser posible, entre 20 y 30 minutos después de la ingesta de alimentos, ya que de esta manera damos tiempo a que se reduzca el grado de acidez de la saliva que provoca la propia comida. Si no resulta posible, se puede masticar chicle sin azúcar para favorecer la producción de saliva. Esto tiene un efecto protector sobre los dientes, al neutralizar la acidez de los alimentos.
  • El dentífrico debe llevar flúor para favorecer el esmalte y el calcio que se desprende con el ácido.
  • Es recomendable pautar en la agenda del nuevo año nuestra próxima revisión con el dentista. Fundamental para conservar una boca sana y cuidada.

Evita que tus dientes sufran un gran deterioro en esta época. Con estos mínimos cuidados, podrás lucir tu mejor sonrisa el resto del año.

En esta ocasión y más que nunca, cuídate en Navidad y cuida a los tuyos.

Desde el Centro Odontológico ALAIA os enviamos nuestros mejores deseos.

¡FELICES FIESTAS! ¡GABON JAI ZORIONTSUAK OPA DIZKIZUEGU!

Son muchas las opiniones en torno al uso del chupete.

Según la Sociedad Española de Odontopediatría, el chupete no produce malformaciones dentales si se retira antes de los tres años.

Hace tiempo, este artilugio tan deseado por los bebés, se convirtió para muchos en el culpable de que los recién nacidos no quisieran tomar el pecho materno, de que cogieran infecciones de oído y de posibles malformaciones en la boca y la dentadura futura. Evitarlo se convirtió en una máxima pediátrica, para la desesperación de muchos padres.

Con el tiempo, la evidencia científica ha matizado muchas de estas creencias.

El chupete, según estos estudios, reduce la incidencia de la muerte súbita del lactante, tiene efecto analgésico en procesos dolorosos y calma la ansiedad. En lo referente a la boca, se reseña que los efectos perjudiciales que ejerce sobre la correcta alineación de los dientes son reversibles. Para ello, no obstante, debe ser retirado antes de los tres años.

Cuando un niño usa chupete y realiza la succión, los dientes centrales inferiores se desvían paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el mismo plano, pero en la parte superior, tienden a separarse y a sobresalir. Además, la acción de succionar pone en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la lengua, hacen que las líneas superiores e inferiores pierdan su paralelismo (es lo que se denomina mordida cruzada).

Para llegar a esto, y que las malformaciones sean apreciables, es necesario ejercer una presión más o menos constante durante 6 horas diarias. Es decir, que para llegar a situaciones extremas influye el tiempo y también la presión que el/la niñ@ realice en la succión.

Por eso, hay pequeñ@s que, aun usando chupete, no desarrollan ningún tipo de maloclusión dental.

Las recomendaciones que da la Sociedad de Odontopediatría son:

  • intentar evitar el uso del chupete en los primeros días de vida para favorecer la lactancia materna.
  • evitar su utilización como método para poder retrasar una comida.
  • mejor un chupete que uno de los dedos de su mano.
  • retirar, en la medida de lo posible, antes de los tres años.

La mayor preocupación de los odontopediatras en relación a la influencia de las tetinas en la dentición es la llamada caries del biberón. Se denomina así pero también puede aparecer por un uso no correcto del chupete (por ejemplo, untarlo con excesiva frecuencia en algún líquido dulce y dárselo al bebé). En cuanto al biberón, se refiere a la mala costumbre de ofrecerlo con zumo o bebidas azucaradas o también a la posibilidad de permitir que el niño se duerma chupando la tetina. Estos hábitos están absolutamente desaconsejados.

También coinciden los expertos en que es bastante más peligroso que el bebé se lleve el pulgar a la boca a que use chupete.

Por un lado, las tetinas y chupetes se pueden esterilizar más fácilmente que las manos de los niños. Por otro, la superficie de los dedos es más dura que las tetinas convencionales, lo que aumenta el riesgo de lesionarse la mucosa bucal o el propio dedo.

Si al retirar el chupete a tiempo, los efectos en la boca son reversibles, chuparse el dedo acarrea otros muchos problemas en la alineación dental. Además, es un hábito más difícil de erradicar.

La Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) coincide con los odontopediatras en todos estos argumentos y recomienda una revisión con el ortodoncista al cumplir los 6 años.

Chupete sí, pero con límites.

Todos hemos sentido alguna vez la boca seca, especialmente, si hemos tenido una época más tensa o con más estrés. Pero cuando la sequedad bucal es persistente en el tiempo puede originar infecciones en la boca, enfermedad de las encías y caries dental.

El origen de este problema, también denominado xerostomía, puede estar en una deshidratación, la costumbre de respirar por la boca, el estrés o ansiedad, el tabaco y/o problemas del funcionamiento de las glándulas salivales. Este último punto se acrecienta con la edad, por ejemplo, en las mujeres que atraviesan la menopausia.

Podríamos citar otro origen en el consumo de medicamentos: antidepresivos, ansiolíticos, antihipertensivos, diuréticos y descongestionantes. Incluso pueden causarla tratamientos como la quimioterapia.

Los síntomas de la xerostomía son, lógicamente, la sensación de boca seca o incluso quemazón, una saliva de textura viscosa, problemas de masticación o deglución, alteración del sabor de los alimentos, sensación de ardor y dolor en la lengua, sed, fisuras en los labios, dificultad para hablar, halitosis y problemas para colocar las prótesis dentales removibles, entre otros.

¿Qué podemos hacer en casa para evitar este síndrome?

Es muy recomendable tomar agua a lo largo del día, en pequeños y frecuentes sorbos. También es recomendable masticar chicles sin azúcar o caramelos duros. Ayudarán a mantener la boca húmeda sin aumentar la posibilidad de caries dental. Podremos estimular el flujo de saliva con alimentos y bebidas ácidas. Otros hábitos que también pueden ayudar: usar un humidificador en el hogar, especialmente en el dormitorio, intentar respirar siempre por la nariz y evitar bebidas con cafeína, el tabaco y el alcohol (ya que aumentan la sequedad en la boca).

Pero si la sequedad bucal no mejora y persiste, tendremos que ir al origen del problema. Es decir, si se debe a los medicamentos, nuestro médico tendrá que variar la prescripción o la dosis.

Como ayuda, desde ALAIA podemos recomendar el uso de enjuagues bucales especialmente formulados para la xerostomía y que proporcionan alivio al instante.

Es importante intentar ponerle solución ya que la saliva es vital para una boca sana. Humedece y descompone los alimentos, limpia las partículas de comida de los dientes y las encías y ayuda a tragar. Además, es una sustancia que contiene minerales como el calcio y el fosfato que ayudan a mantener los dientes fuertes.

Ante cualquier duda, estamos aquí para atenderte.

El flúor dental ayuda a endurecer el esmalte al reaccionar con el calcio que tienen los dientes. El esmalte es la barrera protectora que éstos tienen ante los ataques de la placa bacteriana. Cuando perdemos esmalte, comienzan a aparecer las caries y los dientes tienen más sensibilidad. El flúor ayuda a evitar esto.

Como curiosidad, la palabra flúor proviene del latín fluo y significa fluir. Bajo este nombre bautizaron en la Edad Media a un mineral que ayudaba a que el hierro se fundiese a menor temperatura y reducía la viscosidad del metal líquido para que fluyera con mayor facilidad por canales y moldes.

Para nosotros, el flúor es hoy un elemento químico. Se encuentra, de manera natural, en muchos de los alimentos que consumimos (salmón, sardinas, naranjas, pollo, té, sal de mesa). También en el agua del grifo y las aguas envasadas y, de forma tópica, en las pastas dentales.

Lo encontramos en la mayoría de las fuentes de agua, ríos, lagos o pozos. En los últimos 70 años, se ha añadido a las reservas públicas, elevando sus niveles hasta hacerlos óptimos para la prevención de la caries dental. Antes de esa fluoración del agua comunitaria, los niños tenían tres veces más caries. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades han proclamado la fluoración del agua como uno de los diez grandes logros de salud pública del siglo XX.

Ello no quiere decir que debamos consumir flúor dental en grandes cantidades, más bien al contrario, ya que si no puede ser tóxico. Cuando lo tomamos en exceso se genera la fluorosis dental, que se manifiesta con manchas en los dientes y que logra el efecto contrario al deseado, ya que debilita el esmalte. Pero el exceso también nos puede dañar el sistema nervioso, el estómago e, incluso, nos puede afectar a la hormona reguladora del sueño.

Siempre hay que buscar un equilibrio lógico. En dosis pequeñas, los fluoruros tienen la propiedad de reducir en más de un 50 por ciento el número de caries. Además, ayuda a remineralizar el esmalte que pierde el diente favoreciendo su resistencia a la acción de los ácidos.

Visita a tu dentista para una aplicación profesional. En ocasiones, la necesidad de flúor es mayor y se realizan tratamientos específicos en los que se aplica mediante una férula que se coloca en la dentadura durante unos minutos.

En ALAIA podremos explicarte además de qué manera te beneficia.

El flúor, como todo, mejor en su justa medida.

El embarazo es un período que implica una serie de cambios fisiológicos y hormonales en el organismo de la mujer. Son cambios que pueden afectar a la salud oral, aunque es algo que se puede prevenir con el refuerzo de los hábitos de higiene.

Cierto es que existe un mayor riesgo de descalcificación de los dientes y la estructura maxilar que los sujeta, así como de caries y gingivitis. En los primeros meses son habituales las náuseas y vómitos, cuyo ácido puede erosionar el esmalte dental e irritar las encías. Durante la gestación, aumenta la circulación de sangre en la boca, la nariz y la garganta, por lo que es más fácil sangrar y que las encías estén más sensibles y tiendan a hincharse. La gingivitis del embarazo tiene su origen aquí y es más frecuente en el segundo trimestre. Además, los cambios hormonales hacen que se incremente la elasticidad de los ligamentos que unen los tejidos, por eso, no es extraño que algunas mujeres perciban una cierta movilidad de los dientes.

Si antes de la gestación ya existían problemas bucodentales es muy probable que se agraven si no se toman las medidas oportunas.

Según el Consejo General de Dentistas, los niñ@s nacidos de madres con una salud oral pobre están más predispuestos a padecer caries en el futuro, por lo que el período prenatal es una oportunidad única para educar a la mujer embarazada en estos cuidados. Hay que tener en cuenta que una buena salud de dientes y encías evita la enfermedad periodontal, que puede propiciar un parto prematuro y bajo peso del bebé al nacer, además del riesgo de transmisión bacteriana por la saliva de la madre al niño.

El cuidado dental de las embarazadas requiere una atención especial, sobre todo, desde el punto de vista preventivo. La odontología preventiva irá enfocada al cuidado pre y postnatal. El dentista debe ser su fiel aliado para cualquier alteración que note en la boca. La dieta será otro factor al que prestar mucha atención: hay que evitar comer alimentos dulces en exceso o que contengan un alto porcentaje de azúcares.

Los autocuidados son muy necesarios: un minucioso cepillado dental con pasta fluorada al menos dos veces al día, el hilo dental o cepillos interproximales, beber agua para mantener la hidratación y una alimentación saludable junto con algo de ejercicio diario. Tu salud general te agradecerá estas pautas, también la bucodental.

Pero hay que tener en cuenta que el embarazo no es una enfermedad y, por tanto, la embarazada podrá recibir por parte de un profesional odontólogo los tratamientos que requiera, siempre bajo supervisión de su especialista. El examen radiográfico es una importante herramienta de diagnóstico. No va dirigido hacia el abdomen, la cantidad de radiación que se produce es pequeña y se colocará un delantal de plomo para proteger aún más al bebé. A veces, una radiografía a tiempo evita males mayores. Lógicamente, hay que avisar cuando se está embarazada antes de realizar cualquier prueba.

El último trimestre del embarazo se intenta evitar los tratamientos dentales largos ya que es un período en el que puede resultar molesto permanecer sentada mucho tiempo en el sillón del gabinete. Eso siempre lo tendremos en cuenta.

Por último, queremos hacer una aclaración. Hay un mito que dice que “cada embarazo cuesta un diente”. No es cierto. El calcio que necesita el bebé procede de lo que comes y no de tu dentadura. Por eso, dieta equilibrada, con un aumento de los productos lácteos o un suplemento de calcio, si fuera necesario y una llamada a tu odontólogo o higienista dental siempre que lo veas necesario.

¡Cuídate! Cuando nazca tu bebé le ofrecerás tu mejor sonrisa.

La gingivitis es una inflamación de las encías que, de no ser tratada, deriva en una periodontitis o enfermedad periodontal.

En la etapa de inicio, las bacterias se acumulan y provocan que las encías se inflamen y sangren fácilmente durante el cepillado dental. En ese primer momento, los dientes se mantienen anclados al hueso firmemente, es decir, no ha habido daño óseo irreversible. Llegados a este punto, y si no tratamos esa gingivitis, la capa interna de la encía y el hueso se podrían separar de los dientes, formándose bolsas que pueden infectarse. Si la enfermedad progresa, esas bolsas se hacen cada vez más profundas y se destruye más tejido de las encías y el hueso. Los dientes dejan de estar anclados en su lugar y se puede producir su pérdida.

Los síntomas de la periodontitis son:

  • Encías rojas e hinchadas
  • Encías sangrantes
  • Dientes flojos y sensibles
  • Dolor al masticar
  • Llagas
  • Mala alineación de los dientes
  • Encías retraídas
  • Bolsas entre los dientes y las encías

La periodontitis es la principal causa de pérdida de dientes en los adultos. La gingivitis no es dolorosa pero la periodontitis sí, sobre todo, al masticar. Incluso, los dientes pueden tener movilidad y se puede generar mal aliento. Hay que ponerle remedio pronto porque esa primera fase tiene solución, pero si llegamos a la enfermedad periodontal severa, es más grave e irreversible. Además, repercute en la salud general: aumenta el riesgo cardio-vascular, de diabetes o parto prematuro.

En cuanto a los tratamientos, en el caso de la gingivitis lo primordial es una limpieza a fondo por parte de tu dentista para eliminar, de forma eficaz, los depósitos de sarro y placa bacteriana. Puede ser necesario realizar irrigaciones antibacterianas o pulir el esmalte. Y, sin dudarlo, habrá que llevar un control para analizar cómo evoluciona la patología.

Si hablamos de periodontitis, segunda fase de la enfermedad periodontal, desgraciadamente, no será posible eliminar completamente el problema, de ahí que insistamos en la necesidad de acudir a consulta en cuanto notemos los primeros síntomas, para que no vayan a más. Es importante entender que la periodontitis no se cura, sólo podemos frenarla. Habrá que llevar un exhaustivo control y hacer una evaluación continua de la pérdida ósea.

Según la OMS, Organización Mundial de la Salud, esta patología afecta a entre un 15 y un 20 por ciento de los adultos, en un rango de edad de 35 a 44 años.

Ambas pueden estar relacionadas con una mala higiene dental, cambios hormonales, el tabaco, ciertos medicamentos, tener mala alineación dental (donde el sarro se adhiere) o padecer enfermedades sistémicas. La prevención pasa, en la mayor parte de los casos, por una buena higiene oral: cepillarse los dientes al menos dos veces al día, utilizar pasta con flúor, pasarse el hilo dental, hacer uso de enjuagues bucales sin alcohol y realizar las visitas periódicas a nuestro dentista (con una limpieza bucal profesional cuando corresponda).

Anota tus síntomas y no dejes que la gingivitis evolucione.
Ponle solución a tiempo.

La articulación temporomandibular actúa como una bisagra deslizante que conecta la mandíbula con la parte lateral de la cabeza. Hay dos articulaciones apareadas, una a cada lado de la cabeza, ubicadas justo al lado de los oídos. Es una parte de nuestro cuerpo muy utilizada.

Los problemas derivados de la ATM (articulación temporomandibular) son relativamente frecuentes, muy molestos y pueden generar importantes limitaciones en las funciones del habla y la masticación.

Según el Consejo General de Dentistas, se estima que 3 millones de personas, un 8 por ciento de adultos jóvenes y un 16 por ciento de mayores, sufren desórdenes temporomandibulares en nuestro país. Es una patología que afecta más frecuentemente a mujeres de entre 20 y 50 años y tiene un origen multifactorial, donde el estrés psicoemocional y la susceptibilidad genética podrían tener un papel importante.

En ocasiones, hay traumatismos sobre la mandíbula o la propia articulación que se relacionan con el desarrollo de este trastorno. Sin embargo, para muchas personas, los síntomas comienzan sin una razón aparente.

Además, hay que tener en cuenta que las dos ATM (derecha e izquierda, la denominada “articulación cráneo-mandibular) actúan al unísono y, si se altera una de ellas, acaba afectando a la otra.

La sintomatología es variada:

  • Pequeños ruidos o chasquidos articulares.
  • Dolores a la palpación.
  • Cefalea crónica.
  • Sensación de presión y zumbidos en los oídos.
  • Dolores que aumentan al masticar.
  • Dolor cervical.
  • Enrojecimiento de los ojos y sensibilidad a la luz.
  • Bruxismo y desgaste dental.
  • Limitaciones a la apertura de la mandíbula, con posible desviación.
  • Y en una fase más avanzada, incluso bloqueos completos de la articulación.

Hay que actuar pronto. Es un problema crónico y si no se frena tenderá a empeorar progresivamente.

Por lo general, los tratamientos comienzan intentando relajar la musculatura masticatoria mediante férulas de descarga, dispositivos que se colocan entre las arcadas dentarias. También es recomendable tomar alimentos blandos y usar una bolsa de hielo para aliviar el dolor o analgésicos, previa receta de tu dentista.

Si el problema deriva de la pérdida de alguna pieza y una mala oclusión, habrá que restituir los dientes perdidos para lograr un equilibrio, no perder hueso y eliminar los contactos anómalos. Puede ser necesaria una prótesis.

El odontólogo valorará la situación de cada paciente para recomendar el mejor tratamiento conservador o el uso de cirugía.

Nuestro cuerpo está totalmente conectado. El ejercicio físico, en forma de natación, pilates o yoga es muy conveniente para fortalecer la musculatura postural de espalda y cuello. Así, ayudamos a reducir la tensión en los músculos de la mandíbula. La fisioterapia del sistema masticatorio también está recomendada por sus buenos resultados en esta patología.

Si tienes dolor o sensibilidad persistente en la mandíbula o si no puedes abrirla o cerrarla por completo, visita a tu dentista. Analizaremos las posibles causas y tratamientos para tu problema.

Una revisión a tiempo, evita problemas mayores en un futuro.