El sellador dental
Los dientes posteriores (muelas) tienen una superficie irregular. En esas grietas y pequeñas ranuras pueden depositarse restos de alimentos y gérmenes y permanecer allí mucho tiempo si la limpieza oral no es buena o el cepillo no llega a esos puntos. Los selladores dentales rellenan estas fisuras y no dejan entrar esos residuos.
Se trata de una fina capa de resina que se aplica a las superficies de masticación de los molares y premolares posteriores. Ayuda a proteger los dientes de la caries. El proceso de colocación es sencillo e indoloro. Se aplica “pintando” el diente con una capa líquida que se adhiere de manera rápida y forma ese recubrimiento protector del que hablamos.
Se emplea una lámpara de luz ultravioleta para endurecer el material sellador. Se tarda apenas unos minutos y no es precisa la aplicación de anestesia.
Este tratamiento suele usarse, especialmente, en la etapa infantil ya que sus piezas dentales son más propensas a desarrollar esta patología. Sin embargo, los adultos también pueden beneficiarse de los selladores si tienen ciertos factores de riesgo o su dentista lo ve necesario. Incluso son muy útiles para aquellas personas que tienen dificultades para cepillarse los dientes correctamente.
Para asegurar un buen mantenimiento, es necesario seguir una correcta higiene oral y usar hilo y colutorios con regularidad. También es necesario evitar comer alimentos azucarados o ácidos en la medida de lo posible. Hay que tener claro que el sellador no es un empaste, es un tratamiento preventivo. Diversos estudios han confirmado que su colocación reduce la afección de caries en más de un 85 por ciento, por lo cual es altamente recomendable.
Y lo que hay que recordar a nuestr@s hij@s: no hay nada como un buen cepillado dental, al menos dos veces al día, con una pasta dentífrica fluorada y la correspondiente visita periódica al dentista.
¡¡Una sonrisa sana y feliz asegurada!!