El número de piezas dentales de un ser humano va cambiando a lo largo de su vida. En la etapa de los dientes de leche o temporales, generalmente, aparecen 20 piezas, 10 en el maxilar superior y 10 en el maxilar inferior. Estos dientes se van perdiendo para dar paso a la dentadura definitiva. En esta etapa, lo normal es tener 8 incisivos, 4 caninos, 12 molares y 8 premolares. Cualquier persona adulta debería contar con 32 piezas dentales en total. 

En cuanto a su función:

-Incisivos: son afilados en el borde y tienen como función principal cortar los alimentos antes de que se mastiquen. Los que se encuentran en la parte superior son más grandes que los que están en la parte inferior.

-Caninos: su función es la de desgarrar los alimentos. Puede que hayas escuchado hablar de ellos como colmillos.

-Premolares: ayudan también a triturar los alimentos y, en cuanto a su morfología, son un intermedio entre caninos y molares.

-Molares: se les conoce como muelas. Su función principal es masticar los alimentos. Las muelas del juicio están dentro de esta clasificación.

Los dientes también tienen un papel muy importante en el habla. Para comunicarse bien es esencial tener todas las piezas dentales. 

Están compuestos por diferentes tejidos, que se dividen anatómicamente en corona y raíz.

La corona es la parte visible del diente, la que vemos al sonreír y llevar a cabo otras acciones. También ejerce un papel muy importante en la masticación. La raíz, por otro lado, es la parte que se enclava en los alveolos maxilares y que, generalmente, no se ve en la boca pues está cubierta por encía y hueso. 

Dentro de los tejidos, también encontramos el esmalte, la dentina y la pulpa dental.

Queremos reseñar aquí algo muy importante: podemos, pero no debemos comer sin dientes. Es peligroso para la boca y para la salud general, provocando diferentes afecciones. Las encías y mandíbulas sufren más de lo debido, provocando dolor e irritación, trastornos de la articulación temporomandibular e infecciones. No masticar bien los alimentos que ingerimos puede causar también problemas en el tracto digestivo. Alimentarnos sólo con productos triturados tampoco es la solución, ya que necesitamos masticar para poder absorber todos los nutrientes. En estos casos, será necesario consultar con nuestro dentista la posibilidad de una prótesis o un implante dental. 

Una dentadura bonita es sinónimo de buena imagen y una estética cuidada. Cuando nos reímos, lo primero que se ve son nuestros dientes. La expresión facial se define también por nuestra dentadura.

Cuida tu sonrisa y transmite felicidad.

A estas alturas, tenemos claro que es necesario seguir una higiene bucal diaria para tener una buena salud general. Lo que puede que no tengamos tan claro es la cantidad de dentífrico que debemos usar para esta tarea. 

Siempre tendemos a pensar que cuanta más cantidad, mejor vamos a cepillarnos. Quizá es debido a la forma en que se anuncia la pasta de dientes en televisión. Pero esto es un error. Es más importante cepillarse adecuadamente que utilizar una cantidad desmesurada de dentífrico.

La edad es la que marca la cantidad. Podemos dividir a la población en tres grupos aproximados: de 6 meses a 2 años (cuando erupcionan los dientes de leche); de 2 a 6 años (cuando termina la dentición de leche y empieza la definitiva) y de 7 años en adelante (cuando ya se ha formado la dentición final).

En el primer grupo, el cepillo deberá estar literalmente manchado. No es necesario más. Para eso, hay un truco: mejor poner el tubo de pasta debajo y el cepillo encima. Pasamos los filamentos por la boquilla y el cepillo quedará manchado de pasta. El punto ideal en este tramo de edad. 

A partir de los 2 años y hasta los 6, es suficiente con poner en el cepillo una pequeña cantidad, equivalente a un grano de arroz, y que contenga flúor. Esto último, ayudará a prevenir la caries y a mineralizar los dientes.

A partir de los 7 años, la cantidad de pasta a utilizar será similar a la de los adultos y se asemeja al tamaño de un guisante. Ya se puede comenzar a usar colutorios sin alcohol.

En cuanto a las prótesis, deben limpiarse con la misma frecuencia y pasta que limpiamos los dientes naturales. 

Usar una cantidad de dentífrico exagerada, además de innecesario puede ser perjudicial en casos extremos ya que se pueden dañar los tejidos blandos (encías y, sobre todo, la mucosa interna de la boca). Tampoco los dientes salen ilesos de este exceso, ya que ingerir demasiado flúor de manera diaria puede acarrear consecuencias, especialmente en los niñ@s. En concreto, puede aparecer la fluorosis dental, por la ingesta de demasiado fluoruro durante el periodo de desarrollo de los dientes. 

Para concluir, un recordatorio muy importante: el cepillado debe durar entre dos y tres minutos y no debemos olvidarnos de la lengua. 

Si necesitas una recomendación sobre productos de higiene dental, podemos aconsejarte.