¿Cómo afectan las golosinas a tus dientes?

Abusar del consumo de dulces y golosinas no es bueno para tus dientes ni para tu salud en general. Varios estudios científicos han demostrado que las personas que se exceden con este tipo de productos, con frecuencia, tienen un riesgo muy alto de desarrollar caries y otras enfermedades. Por eso, hay que intentar reducir su consumo al mínimo. 

Dentro del ranking de las más perjudiciales, tenemos en tercer lugar las que se mastican, ya que están menos tiempo en el interior de nuestra boca: bombones y golosinas de chocolate.

En segundo lugar, tenemos las chucherías para chupar, que acumulan el azúcar en nuestra saliva y la dispersan por toda la boca. 

Y en primera posición encontramos las gominolas blandas, que se adhieren con fuerza a nuestras muelas y terminan por dejar restos sobre ellas, lo que las hace permanecer ahí más tiempo del deseado y aumenta la probabilidad de caries. 

Mención aparte merecen los caramelos más duros ya que, además de añadir azúcar a nuestro organismo, pueden llegar a causarnos problemas en los dientes, como fisuras o incluso rotura de alguna pieza. 

Un alto consumo de azúcares y glucosa nos puede llevar a otros problemas sistémicos como la obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. 

Hay que aclarar que el azúcar no es el responsable directo de la caries, sino las bacterias en tu boca. El azúcar que se encuentra en dulces y golosinas es el “combustible” que utilizan esas bacterias, que ya están en los dientes, para formar la caries. Mientras la saliva y nuestra dieta aportan nutrientes y minerales buenos para la dentadura, los azúcares tienen el efecto contrario. Cuando nos alimentamos, los dientes quedan recubiertos de una fina película, conocida como placa bacteriana. Esta placa contiene muchas bacterias y otros microorganismos que utilizan el azúcar en los dulces para producir ácidos que erosionan y debilitan los tejidos de los dientes, destruyéndolos lentamente y formando la caries. 

Pero, además, un consumo abusivo de caramelos y golosinas puede generar otros problemas, como la inflamación de las encías, enfermedad periodontal, fracturas dentales o halitosis. 

Los chicles son un tipo de golosina especial ya que, siempre que sean sin azúcar, ayudan a producir más saliva y, por tanto, después de comer, refuerzan esa barrera natural contra las bacterias que impedirá la acumulación de azúcares y ácidos. Si consumimos chicles con xilitol, reforzaremos además las propiedades antibacterianas de la saliva.

Lógicamente, hemos de tener precaución con los chicles en caso de llevar ortodoncia o si sufrimos bruxismo. En este último caso, el hecho de mascar puede favorecer trasladar la sobrecarga nocturna de nuestros dientes a otras horas del día. Y recordamos que un chicle nunca debe sustituir al cepillado con pasta dentífrica. 

Lo más importante es aplicar el sentido común. Es decir, que el consumo de golosinas no se convierta en rutina. Y aquí recordamos que no se trata sólo de dulces y caramelos, también zumos envasados y bebidas refrescantes.

Educa a tus hij@s en un estilo de vida saludable.