Las muelas del juicio

Existen cuatro muelas cordales o del juicio, una por cada cuadrante bucal. Se sitúan en la última posición de la línea de la dentadura, al fondo de la boca.

Son las últimas muelas en desarrollarse y erupcionar. Generalmente, aparecen al final de la adolescencia. En ocasiones, pueden hacerlo con más retraso o, incluso, no llegar nunca a salir y quedarse retenidas dentro del hueso maxilar.

Suelen empujar los dientes de alrededor y, por eso, en muchos casos, su extracción resulta necesaria. También es justo decir que, en ocasiones, las muelas del juicio erupcionan perfectamente y no dan ningún problema. Hay veces en las que su retirada presenta incluso más riesgos para el paciente que su propia conservación. En estos casos, lo que pautaremos es una vigilancia periódica para confirmar que no es necesario cambiar de criterio.

Tienen mala fama por sus dolorosas erupciones. Además, existe la afirmación de que las muelas del juicio no sirven para nada. Esto no es del todo cierto, ya que deben considerarse unas muelas más que cumplen con la misma finalidad que el resto: triturar, masticar y facilitar la digestión de los alimentos. Cierto es que no pasa nada si no han llegado a salir y no dan problemas.

Pero entonces, ¿por qué las tenemos?

En realidad, es un vestigio de nuestra evolución como especie. Nuestros antepasados tenían maxilares muy desarrollados y les cabía un cuarto molar. Hace miles de millones de años, servían para triturar mejor los alimentos. La dieta era, básicamente, carne mucho más dura y cruda.

En la actualidad, la falta de espacio en la boca para estas piezas hace que su crecimiento pueda resultar doloroso, ya que la muela intenta hacerse hueco. El dolor está causado por la inflamación de la “bolsa” que envuelve la muela, que ha ido acumulando bacterias. La higiene es clave para que no haya tanta inflamación y las molestias sean mínimas.

También podemos preguntarnos por qué se llaman “muelas del juicio”. Su nombre va asociado a la fase en la que aparecen en nuestra boca. Socialmente, es el momento en que una persona adquiere una mayor madurez y capacidad de juicio.

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